Mamá y papá ya están elegantemente vestidos esperándome en la puerta del jardín. Antes de salir me despido de mis dos hermanas pequeñas, Angie me espera más adelante.
Vas preciosa Abi.— asiento sin querer darle cuerda.— Escúchame, me voy a encargar personalmente de que se descubra que no fuiste tu. ¿De acuerdo?— la miro sin palabras, resulta que no estoy tan sola como pensaba. Justo quedamos al lado de papá y mamá cuando acabamos la conversación y después de tirarme a sus brazos, me despido finalmente y subo al coche con ellos dos.
—¿Cuánto tiempo de vuelo es?— pregunto desde el asiento trasero. Ninguno de los dos me contesta, <<genial.>>
Vivimos en Beverly Hills por lo que llegamos al aeropuerto en menos de media hora.Una vez dentro, nos dirigimos a los controles, yo me siento incómoda tras no saber como despedirme si ni siquiera son capaces de dirigirme la palabra. Justo cuando es mi turno, me giro hacia ellos a la espera de algo, un beso, un abrazo, unas palabras, unas lágrimas joder, pero eso nunca llega, nada de eso llegó.
Apenada me someto finalmente a lo necesario y echo a andar hacia el interior del aeropuerto. Antes de seguir andando más, ya a lo lejos, me volteo de nuevo para verles y veo a mamá llorar abrazada de papá.
Con un nudo en la garganta y una presión en el pecho, sigo andando hacia mi puerta de embarque.
<<Ellos lo han decidido así, así va a ser.>>Mi vuelo se había atrasado por 2 veces y ahora salía en 3 horas. Miro a mi alrededor, en frente mío, hay un padre con su hijo de no más de 4 años, él va vestido bastante mediocremente además de con unas zapatillas deportivas rotas. En cambio el niño pulidamente vestido, no de etiqueta, pero arreglado.
—¿Impresiona ver como de diferentes somos verdad?— un chico joven a mi lado me llama la atención. Lo miro de arriba a abajo y definitivamente él tampoco va de etiqueta.
—No se a que te refieres.— vuelvo a mirar hacia delante manteniendo mi compostura.
—¿Cuánto te ha costado la chaqueta?—Señala con la cabeza mi pieza de ropa roja de Guess.— ¿300$?
—¿Acaso importa?— le miro seriamente, sonríe con elegancia, tiene una sonrisa bonita, él en si es bastante agradable.
—Tu atuendo de hoy son 10 meses de trabajo para él.— vuelvo a posicionarme serena y segura de mi misma.
—No se a que se debe esta conversación, pero teniendo en cuenta que me estás discriminando, te voy a contestar. Lo que tengo es fruto del esfuerzo de mi familia y de todo lo que han trabajado hasta que les ha sudado la frente.—después de desahogarme le miro desafiante.—Lo llevo porque puedo y porque me gusta— suelta una carcajada
—Tu misma te acabas de llamar así.
—¿Así cómo exactamente?
—Así de pija.—le miré con recelo. Primero, no me conoce de nada y decide entablar una conversación conmigo y segundo, ¿Qué mas le da a él lo que yo sea o como yo sea?
—¿Acaso hay algo de malo en serlo?—niega observándome con atención.
—¿De donde eres?—miro hacia otra dirección cuando ruedo los ojos, que tío tan plasta, ni si quiera me conoce.
—¿Tu de dónde crees?—miro el aeropuerto mostrando la obviedad. Estaba pensando en levantarme y largarme, este chico me estaba agotando la poca paciencia que me queda.
—Creo que eres de Hollywood.—objeta mirándome de pies a cabeza.
—Pues no, soy de Beverly Hills.
—Tampoco me extraña.—ahora sonrío yo muy forzadamente.
—No me has dicho como te llamas.— mira hacia adelante y luego hacia mi sonriente.
