Epílogo

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-¡Te mataré, Derek Hale! ¡¿Me escuchas, grandícimo imbécil! ¡Te mataré lentamente y te reviviré para volverte a matar! ¡Ahhhhh, maldita sea!- gritaba a todo pulmón un muy cabreado y adolorido Stiles del otro lado de la puerta.

-Yo sigo pensando en que deberías estar con él, sobrino- le susurró burlonamente Peter al lado de un muy nervioso Derek.

-A pesar de cómo está, sigue siendo capaz de matarme- negó el Alfa cruzando los brazos y empezando a sudar frío.

-Están naciendo tus cachorros, Derek, deberías entrar con él- le dijo ahora Cora sentada a su otro lado

Por que si, el lindo y tierno Stiles estaba dando a luz a los cachorros del Alfa Hale.

-Quise entrar, pero Melissa y Deanton me lo impidieron- bufó el de ojos verdes mirando al techo.

-Ya pronto terminará- trató de tranquilizarlo Scott, aunque él también estaba muy nervioso.

Derek miró a su alrededor. Allí estaban su tío y su hermana a ambos lados suyo, dándole su apoyo de una manera sutil.
Scott e Isaac estaban sentados en el suelo mirando la puerta con impaciencia, Erica estaba sentada en el resgazo de Boyd en la silla de plástico que había en una esquina, ambos impacientes también.
Jackson parecía jugar en su celular, pero cada tres segundos miraba la puerta alerta.
Lydia, Allison y Kira estaban dentro ayudandole a Melissa y Deanton con Stiles.

El Sheriff daba vueltas y vueltas como un león enjaulado por el pasillo, apestaba a nerviosismo, miedo y impaciencia, a veces se detenía a mirar la puerta antes de seguir dando vueltas.

-¡Ahhhh! ¡Joder esto duele! ¡¡Te cortaré las bolas por hacerme esto!! ¡¿Me escuchas, Derek?!- gritaba Stiles a todo pulmón en el interior del cuarto que habian preparado para esto.

Derek había reconstruido la Mansion Hale, y allí era donde vivía la manada actualmente.

-Que esposo tan dulce tienes, Derek- sonrió burlona Cora.

Derek resoplo un poco pero no respondió. Su pie golpeaba el suelo con nerviosismo y estaba demasiado inquieto. Su lobo también se removía incómodo y ansioso.

-¡Ya casi, Stiles! ¡Un poco más!- escucharon a Melissa gritarle- ¡Prepárense!....¡Ahora!- la mujer gritaba ordenes a diestra y siniestra.

-¡Ahhhhhhhh!- ese fue el último grito desgarrador de Stiles antes de que llegara un silencio suspensivo.

Todo se quedo en un silencio tenso.

Hasta que dos fuertes llantos resonaron en la sala. Los tres Hale se pusieron de pie de golpe, el Sheriff se detuvo abruptamente, los betas se quedaron estáticos como si no hubieran oído bien.

Todos miraban la puerta como si quisieran atravesarla con los ojos.

Escucharon voces y murmullos adentro, pero el shock era tanto que ninguno pudo identificar con claridad qué decían.

La puerta se abrió dejando ver a una muy sonriente Lydia que los miró con los ojos brillantes.

-¡Ya nacieron!- exclamó con felicidad- Son hermosos y fuertes. Ven Derek, pasa a conocer a tus cachorros- sonrió la pelirroja

Derek estaba aún shockeado, la siguió de una forma mecánica. Los demás sin dudarlo se acercaron y se amontonaron en la puerta.

Allí estaba su precioso Stiles, acostado en la cama, cansado y sudoroso pero jamás le pareció tan bello como en ese momento. El castaño tenía en sus brazos dos pequeños bultos envueltos en sabanillas blancas que recién se los había entregado Melissa y los miraba con sus preciosos ojos anegados en lágrimas.

¿Qué le pasa a los pulgosos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora