Prologo

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¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estuve aquí?.

El tiempo pasa volando, siento no recordar nada de este lugar. Es completamente desconocido para mí, pese a que fue el lugar en el que crecí.

Muchas cosas han cambiado, fue lo que pensé en lo que iba caminando con nostalgia a mi hogar.

Todos estos años estuve metido en un campo de guerra, no fue sencillo al principio pero tuve que adaptarme si quería sobrevivir. Tenía personas esperando mi regreso y por fin.... He vuelto.

Cada paso se hacía más pesado, ya que no sabía cómo reaccionaria mi familia al verme después de tanto tiempo de una forma tan desprevenida, aunque claro.... Ellos fueron concientes de mi decisión de ir al ejército.

No sé lo tomaron bien al inicio, pero era una de las únicas formas de poder hacer algo por ellos, se los debía y no quería que mi hermana pagara los platos sucios.

Pero bueno, eso no es tema para tratar ahora, cada vez estoy más cerca de mi hogar y eso me emociona a la vez que me trae muchos recuerdos que fui forzado a olvidar.

Pero ahora puedo volver a empezar mi vida junto a mi familia sin tener alguna preocupación por problemas o deudas, eso ya se acabó.

Por fin, estaba justo adelante de la puerta de mi hogar, dude en golpear por unos instantes pero lo hice. Me sentía nervioso y ansioso, no perdí el contacto con ellos pero no les avise que vendría pronto... Seguro se llevarán una gran sorpresa.

— ¡Voy! — Escuché el grito de mi hermana que inmediatamente vino a abrir la puerta — Hola, ¿en qué puedo ayudarle? —

Es una sorpresa, parece no reconocerme aunque no la culpo. Ella nunca me vio con mi cabello natural, desde que me fui a el ejército no volví a teñirme.

¿Qué tal si la molesto un poco?.

— Oh, disculpe señorita. Vengo aquí a cobrar unas deudas pendientes con el señor Uesugi —

— ¡¿Eh?!. ¡Pero ya no debemos nada! — Raiha se exaltó — ¡Vaya a robar a otro lado, que ya pagamos nuestras deudas! —

Solo pude reírme fuertemente, mi hermana me observo con el ceño fruncido después de eso.

— Jajaja, solo bromeaba —

— Señor, disculpe. Pero si vino a hacerse el payaso le pediré amablemente que se retire y no moleste —

— Vaya forma de tratar a tu hermano — Suspiré, mientras la veía con burla — Y yo que vine después de tanto tiempo....—

— ¿Q-Qué? —

Su cara demostró total impresión y confusión, si que es divertido molestarla pero ya debo dejarme de payasadas.

— Así es Raiha, soy Fuutarou — Le sonreí en lo que ella abrió los ojos de la impresión — He vuelto a casa —

Inmediatamente Raiha se abalanzo a mi, envolviéndome en un gran abrazo que obviamente correspondí mientras las lágrimas caían de mi rostro.

— ¡Oni-chan, eres tú, eres tú! —

Raiha igualmente empezó a llorar, no nos habíamos visto hace años y este pequeño encuentro fue un poco nostálgico. Recuerdo la primera vez que la tuve en mis brazos de bebe. Prácticamente la vi crecer. Y volver a tenerla en mis brazos me trae mucha felicidad.

— Así es Raiha — Dije, para luego darle unas pequeñas vueltas en el aire — Por fin, estoy en casa hermana —

— ¡Pasa, pasa! — Raiha me arrastró hacia adentro — ¡Tienes mucho que contarme! —

— Así es — Sonreí — Debes ponerme al corriente de todo —

Luego de eso, entramos a el pequeño apartamento que llamo hogar. Sin duda alguna es un gusto estar de regreso.

Nota del autor.

Estoy seguro que nadie veía venir esto xD.

Llevo teniendo esta idea desde hace mucho tiempo y les traigo este pequeño prólogo, de una reunión de dos hermanos que no se veían desde hace años.

Abrimos las preguntas. ¿Por qué Fuutarou fue al ejército?.

¿Qué pasó con las hermanas Nakano?, ¿Porque Fuutarou no recuerda mucho del lugar donde creció?.

Hasta aquí dejaré eso.... Nos veremos cuando me de la gana de actualizar jaja. ¡Bye, bye!.

MaydayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora