Nuestra Diferencia...

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰 - 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐𝒔

Cuando de pronto escuche la enérgica voz de mi padre, diciéndome: Alice tenemos que hablar. En ese momento sentí que mi mundo se desmoronaba, todo había salido a la luz, y ahí entendí que la frase "Es mejor quedar mal por decir la verdad, que perder la confianza de alguien por decir una mentira" tiene mucho sentido.

Cuando entré al auto comenzamos a hablar, ellos me decían.

Lucas D'angelo -  Alice, queremos saber porque te dirigías al parque, dinos la verdad.

Yo les comenté que era para encontrarme con un amigo y que se me había pasado por alto decirles a dónde iba. Rápidamente mi padre preguntó:

Lucas D'angelo - ¡¿Qué amigo?!

No creía que fuera el momento indicado para decirles que fue alguien que conocí por internet, si decía eso me empezarían a dar una charla reflexiva sobre lo peligrosas que son las amistades en internet y no quería eso, claramente. Decidí volver a mentir, sé que está mal pero, no habían más opciones, les dije que era un compañero de la universidad que recién había ingresado esta semana e iba a ayudarlo a ponerse al día.

Lucas D'angelo (dudoso preguntó) - ¿Y cuántos años tiene, en la foto se veía mayor que tú?

[No sabía que habían revisado mi celular, entonces lo único que se me vino a la cabeza, fue decir que]

- ¡Ah cierto! es que él trabaja y estudia al mismo tiempo, tiene 25 años...

[Y si otra mentira más, siento que esto no va a acabar para nada bien, pero qué puedo hacer, es la única manera de salir de este tema de una vez por todas.]

Lucas D'angelo (desconfiado preguntó) - ¿Entonces cuál era la desesperación de agarrar el celular, sabiendo que estabas castigada?

Su pregunta me dejó desconcertada, no sabía qué decir; así que le dije que nos íbamos a reunir para realizar un proyecto que representa el 20 % de la nota final.

Sophie Rizzo  (con voz de tristeza dijo) - Alice, espero que lo que nos has dicho sea verdad, tu sabes la confianza que hemos depositado en ti, y no sería nada agradable que nos mientas otra vez. Sinceramente no creo en tus palabras del todo, ya que te conozco, yo te di la vida y sé cuando mientes, espero estarme equivocando... Tu nos conoces muy bien y sabes lo que pensamos sobre estas cosas del internet y amiguitos desconocidos. Así que te pregunto ¿nos estás mintiendo?

[Las palabras de mamá siempre me hacen pensar, pero ya estaba acostumbrada]

- Sí, no les estoy mintiendo. Espero y vuelvan a confiar en mí - dije con voz segura.

Después de esa conversación y de llegar a casa a cenar, me sentí muy mal al haberles mentido y poner en riesgo toda la confianza que me tienen...