Capitulo 42

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Izuku se recuperaba lentamente, aun no podía hablar, le dolía muchísimo pero no podía concentrarse en su dolor, no sabía de donde había salido el tipo, pero si se había comunicado con Muscular significaba que tenían alguna otra conexión, como ellos con los arcángeles, al inicio creyó que todos estaban luchando de una manera individual, pero comenzó a analizar su error.

Los nomus, los otros demonios que había visto, incluso este, seguramente también habían planeado una formación, estaban trabajando en grupo, y en todo grupo hay un líder, Izuku atacó aun sin recuperarse por completo, el demonio se movía rápido, y esas enormes alas de color purpura le servían de escudo para bloquear los ataques de Izuku.

—¿Quién eres? —Logró decir con mucha dificultad, había algo en ese demonio, no podía ver su nombre como lo había hecho con Bakugo.

—Chisaki, aunque sinceramente no creo que te importe, de cualquier manera, no vivirás para recordarme.

—Espero que hables solo por ti.

Izuku no le dio tiempo, lo ataco al instante, ese tal Chisaki solo era un obstáculo más, veía en la lejanía como todos los ángeles encontraban sus posiciones y los arcángeles de una manera hábil y asombrosa ya habían cerrado por completo la grieta, después de todo Tomura no interrumpía esa acción, sabía que a él más que nadie le convenía, que se mantuviera ocupado con ese demonio un rato mas no haría que nada cambiara y ahora su nuevo objetivo era arruinar las conexiones entre los demonios, eso reduciría las ventajas de sus estrategias.

Como era de esperarse la batalla era fiera y despiadada, la sangre no era ajena en ninguno de ambos bandos, los hechizos que usaba ese demonio eran hábiles, de los mejores que había visto en su vida, pero no se rendiría ahí, ese no sería su lugar de muerte, le había prometido a Katsuki que volvería y pensaba cumplir esa promesa a toda costa.

Todo parecía seguir un ritmo uniforme hasta que los sentimientos de Izuku se tambalearon, dudo por segundos que fueron aprovechados por Chisaki que dándole un golpe en el estómago logro implantar una maldición similar a la que había tenido con el nomu, solo que esta era más fuerte y podía sentir como su interior se corroía por dentro, entro en pánico, no estaba Katsuki para ayudarle como la vez anterior.

Sus sentimientos seguían tambaleándose tanto como sus piernas que lo hicieron caer de rodillas al suelo, vomitando sangre y retorciéndose de dolor ¿Cómo había podido distraerse de manera tan fatal? Y aún así era justo.

Su madre estaba herida, necesitaba ayuda, no sabía en qué parte del campo de batalla se encontraba, pero estaba en peligro y lo supo gracias a una conexión secreta que estableció sin que su madre se diera cuenta, el pánico corría por cada centímetro de su ser, no solo porque quería volar por todo el campo y encontrar a su adorada madre, sino porque el hombre se acercaba con una sonrisa perversa que no hacía más que indicarle que probablemente no saldría fácilmente de esta.

No había nada que Izuku no pensara en este momento, los momentos que había vivido, los felices y los dolorosos, en sus amigos, en una batalla cruel, en su humano Tamaki, en su madre. En Katsuki, como deseaba verlo, deseaba tenerlo ahí, que le abrazara y le protegiera con sus alas.

Chisaki tenía un don similar al de Tomura, un solo toque de sus manos podría ser su fin, y ese demonio se acercaba con los brazos abiertos como si le pidiera un abrazo descaradamente, el abrazo de su muerte.

Se arrastraba con dificultad, seguía tosiendo sangre y ya no podía volar, realmente se sentía miserable ¿Esto era todo? Había entrado tanto y se había preparado tanto para no tener siquiera la oportunidad de acercarse a Tomura.

Peor aún, le había fallado a Katsuki.

—Kacchan... —Logro articular casi en un susurro, su garganta no daba para más y la desesperación lo recorría, estaba perdiendo conciencia y si se desmayaba realmente seria su final.

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