Capítulo VI

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-Eres la primera elegida a quedarte- dijo la Reina. Killaria sólo asintió con una sonrisa, pero lo que no sabían es que todo su interior se relajó. Trató de ignorar las miradas de odio y envidia por parte de sus compañeras y lo logró, solamente pensaba en que había pasado la primera etapa, se preguntaba como sería la cara de su madre al ver que no fue ella la que volvió en la estación del tren.

La eliminación siguió, dejando a dos chicas para decidir. Curiosamente una era la que había empujado a Killaria a la fuente, y la otra era una morena.

-Shutzminah, eres la elegida a quedarte- dijeron, la morena sonrió ampliamente, lo que daba a entender que ella era la elegida.

La otra chica hizo una reverencia y se retiró del salón.

-Muy bien, felicitaciones a las que quedaron, pueden pasar al comedor, en donde se realizará un banquete, pueden elegir si quedarse o no- dijo la Reina- Eso es todo.-

Killaria prefirió no quedarse al banquete, ya suficiente tenía con convivir con esas chicas, si tuviera la opción de pasar menos tiempo con ellas obviamente la escogería, y como la tiene, lo hará.

Salió hacia los jardines del castillo por una puerta lateral y, luego de caminar un rato entre los paredones con rosas, se sentó en un banco observando una fuente que se encontraba al frente.

Sintió como unos pasos se acercaban a ella y se asustó de pensar que sería alguna de las chicas que venía a vengarse de ella. El alivio llegó a ella al ver a Frauss sentarse a su lado en el banco. Volvió a desviar la mirada hacia la fuente.

-¿Porqué no estas en el banquete?- preguntó mirando la misma fuente que Killaria.

-Dijeron que era opcional- dijo aún sin hacer contacto visual.

-Lo es, pero pensé que te gustaría pasar un rato con tus compañeras- dijo Frauss.

-Prefiero estar sola, se nota que no soy de su agrado, y ellas tampoco son del mío, así que hago un favor en nombre de todos.-

-¿Hay alguna razón por la cual no les agradas?- preguntó mirándola por el rabillo de sus ojos.

-No somos de la misma clase social. Es más, no tenemos nada en común, ellas son altas, delgadas, bonitas...- dijo Killaria algo triste. Su baja autoestima bajaba al mínimo al compararse con ellas. Para Killaria nunca sería lo suficientemente bella como ellas.

-Killaria, ¿porqué te tiras al bajo tu sola?- le preguntó Frauss ahora mirándola.

-No me tiro al bajo, me gusta considerarme realista. Gente como yo no es nada en comparación con gente como ellas, gente como usted...- dijo casi sin pensar.

-¿Gente como yo?- preguntó Frauss confundido- ¿Qué clase de persona soy?- dijo algo molesto.

-Gente que jamás tuvo que mover un dedo por nada, gente que siempre tuvo todo servido por gente como yo, gente que cree que por su apariencia pueden tenerlo todo- dijo también molesta.

-¿Por mi apariencia dices? Estas hablando de una persona que jamás mostró su rostro al público- dijo con ironía.

Killaria se dio cuenta de sus palabras y se sintió a morir.

-Tu no me conoces, Killaria. No sabes lo que fue, es, o será mi vida y nose con qué derecho me has dicho esas cosas. Pero no te preocupes, si tanto te molesta estar con gente servida como tus compañeras, como yo, en la próxima eliminación te irás a tu casa, así convives con gente que si mueve un dedo, al contrario que nosotros- dijo molesto a la vez que se levantaba y se retiraba.

Killaria comprendió lo que hizo, lo había tratado de un vago, de un servido cuando en realidad no lo conocía. ¿Con qué derecho le había hablado así? Esto estaba mal, muy muy mal. Tenía que arreglar las cosas.

A paso discreto siguió a Frauss a través de los jardines y por el castillo. El debió de estar muy cegado y ensordecido por su ira ya que Killaria golpeó accidentalmente varias cosas en su camino, pero no parecía escuchar o no le importaba.

Killaria llegó a la parte del castillo en donde se había perdido el primer día de su estadía allí.

Casi no le podía seguir el paso cuando dobló en un pasillo donde había varias puertas y se encaminó a la que estaba al final de este.

Abrió la puerta y sin mirar atrás la cerró de un portazo, pero antes de que pudiera cerrarse por completo Killaria puso su pie para impedirlo.

Un sollozo de dolor salió de sus labios en cuanto sintió la puerta impactar en su pie.

Frauss sorprendido se volteó y observó a Killaria sobando su pie mientras apoyaba su mano en la pared.

-¿Qué haces aquí?- dijo con una actitud fría. Recordando que ella era la causante de su ira.

-Yo quería disculparme con usted- dijo poniendose lo más firme posible.

-Pasa- le dijo Frauss haciéndose a un lado, permitiendo a la joven la entrada a su habitación.

Killaria sin dudar entró y la puerta se cerró tras ella. Se sentó en la cama, palmeando un lugar a su lado indicándole al príncipe que se sentara.

Frauss negó con la cabeza sonriente y se sentó a su lado.

-Quería pedirle disculpas por la manera en la que actué. No corresponde que le haya hablado de esa manera sin conocerlo- dijo tragandose su orgullo- Espero que pueda perdonarme.-

Frauss se quedó analizándola por unos minutos que para Kira parecían eternos, pero para él pocos segundos.

-Claro que te perdono, Killaria. Yo también debería disculparme, me salí de mis casillas un poco- dijo incorporándose y dirigiéndose a la puerta para luego abrirla.

-Una cosa más- dijo Killaria- Por favor no me mande a casa, o por lo menos no debido al pequeño conflicto que tuvimos. Si en algún momento yo no le pareciera suficiente, es libre de eliminarme, pero no antes, es lo único que le pido- dijo levantándose.

Frauss la observó y en silencio asintió. Killaria salió de la habitación y él no pudo evitar la sensación de vacío que había dejado con su partida. Era como unir una pieza al rompecabezas para luego sacarla, y eso le molestaba, lo carcomía

Sacó las ideas de su cabeza y de dio una ducha para despejarse y luego prepararse para el almuerzo

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2015 ⏰

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