01

1.9K 195 60
                                    

Un chico de cabellos azules despertó de su bonito sueño en el cual se encontraba jugando con varios zorritos naranjas que saltaban encima de él, moviendo la cola y soltando sus característicos chillidos. Pero al sentir como los rayos del sol chocaron contra su rostro, cada lindo animal fue desapareciendo poco a poco hasta llegar a solo ver su aburrido cuarto.

Parpadeó unos segundos y con un pequeño quejido, se estiró en su cama hasta quedar como una estrella de mar. Un suspiró salió de sus labios y de una forma lenta como si fuera un peludo perezoso, levantó su cuerpo del colchón para dirigirse al baño.

Salió de este vistiendo un jean negro y una simple polera morada, hacía un poco de frío así que no quería enfermarse nada más usando un polo de manga corta. Sacó la secadora de uno de sus cajones y cuando estaba a punto de enchufarla, escuchó el sonido del timbre. Pero no solo una vez, fueron dos, tres y cuatro. Todas de una manera larga e irritante.

Jeongin frunció el ceño sabiendo de quién podría tratarse. Dejó el objeto con el que se secaría el pelo a un lado y bajó hasta la puerta principal, maldiciendo a su mejor amigo en todas las formas posibles.

-Buen día, Innie. -dijo con una sonrisa, un chico de cabellos naranjas.

-Buen día mis pelotas, ¿cuál es la maldita necesidad de reventarme el puto timbre de esa manera? ¡Es muy temprano, Minho!

-Uy, veo que alguien despertó de mal humor.

-Vete a la mierda.

El menor entró a la casa seguido del más bajo, quien tenía una sonrisa adornando su rostro por la pequeña travesura que había hecho. Supuso que su amigo aún no había desayunado al verle tener el cabello húmedo, sabía perfectamente que Jeongin comía sus tostadas luego de haberse aseado por completo y como le vio subir a su habitación, él se encargó de preparar todo.

-¿Uh? Pensé que no sabías hacer un desayuno.

-Tampoco soy tan inútil.

-Bueno si hablamos de eso, pues...

-Yang Jeongin. -pronunció serio.-Solo come y calla. Los demas vendrán en unos minutos para irnos. -al ver el rostro confundido de su amigo, continuó.-Felix está en camino en su auto con Seungmin para ir al parque de diversiones que acaba de abrir hace unos días, está muy emocionado así que me llamó hoy en la madrugada y como soy el que vive más cerca de ti, me pidió que te lo dijera mientras él va por Min.

El peliazul asintió restándole importancia que sea un plan de último momento, era sábado así que no pasaba nada. Además, mayormente salían de esa manera, no solían hacerlo con mucha anticipación. Preferían que sean momentos en donde uno de verdad tenga ganas de salir.

Y como Minho dijo, en casi unos quince minutos, escucharon el sonido claxón en la entrada con la típica manera en la que Felix lo tocaba. Jeongin tomó sus llaves y billetera, para luego salir con su mejor amigo y saludar a los otros dos ya dentro del auto.

-Lix, ¿a la otra no quieres pasar por mi? Minho y por poco entra a mi casa con una basuca y todo un ejército detrás suyo.

-¡Jeongin, eres un exagerado!

-¡Oye, mi pobre timbre debe estar adolorido!

Los contrarios soltaron una fuerte carcajada y Felix puso en marcha a su auto mientras Seungmin le subía el volumen a la música. El camino fue divertido, los cuatro cantaban y bromeaban. No hubo problema alguno porque las calles estaban libres haciendo el tránsito mucho más rápido. Lo único difícil fue encontrar un espacio para estacionarse, pero solo demoraron un poco.

Jugaron piedra, papel o tijeras para poder saber quienes irían a comprar los boletos. Los dos primeros perdedores, tendrían que hacer la larga y aburrida cola. Pobre de Seungmin y Minho.

-Hay que colarnos. -propusó Kim con una sonrisa maliciosa.

-La otra vez que te hice caso para eso, nos botaron del cine... Mejor hay que hacer la cola como las dos personas civilizadas que somos.

-Viejo aburrido. -murmuró.

Para suerte de ambos, luego de haber esperado veinte minutos en la cola en la que estaban sin avanzar mucho por no decir casi nada, se abrió otra caja al lado de ellos y como Minho tenía una gran agilidad con buenos reflejos, saltó la baranda y corrió hasta la ventanilla, siendo así, la primera persona en comprar los boletos en aquel lugar.

-Ahora quién es el viejo, ¿eh?

-Muérete.

El mayor rio y pasando uno de sus brazos por los hombros del castaño, buscaron a los otros dos quienes se encontraban sentados en una de las bancas verdes, conversando animadamente.

-Hice un triple mortal y luego una voltereta en el aire para conseguir los boletos. -comentó con una gran sonrisa.-Que suerte la de ustedes por tenerme como amigo.

-Solo saltó una baranda. -agregó Kim, al ver los rostros confundidos de los contrarios.

Pasaron las grandes rejas del parque de diversiones y si desde afuera se escuchaban los gritos de las personas, estando adentro era el doble. Además, se sentía toda esa adrenalina y emoción de querer subir a esos juegos extremos que parecían dejarte sin aliento con solo ver lo grandes que eran. El parque era enorme y estaban seguros que no podrían subirse a todos, pero al menos querían ir a la mayoría y si la pasaban increíble, lo cual era lo más seguro, volverían a continuar con lo que les faltaba.

-Oigan, miren. -señaló Seungmin, terminando de comer su deliciosa manzana acaramelada.-Hay una casa encantada por allá.

Era mediana y oscura como si fuera el único punto negro en una pared blanca o llena de colores. De ella salían unos niños llorando y también algunos jóvenes que trataban de fingir ser fuertes para no pasar vergüenza.

-Woah... ¡Hay que ir! -dijo Minho, emocionado.

-Yo paso, no quiero morir de un paro cardiaco.

-Vamos, Felix, no pasa nada... Yo te protejo.

-Apuesto que Minho será el primero en gritar e irse llorando.

Comenzaron a discutir en si entrar a la casa encantada o ir a otro lugar, pero al final, terminaron lanzando una moneda. Cara era un no y sello un sí. Cuando salió la última opción mencionada, Seungmin palideció un poco porque dentro, se encontraba algo nervioso por ello. Felix sonrió ansioso, Minho hizo un pequeño festejo sin saber lo que le esperaba y Jeongin solo miró aburrido en dirección a la casa.

Aunque igual debía agradecer que el universo decidiera jugar bien sus cartas para que salga sello porque ahora Jeongin, terminaría ganando un faboluso y fantástico premio que se convertiría en alguien muy especial en su vida más adelante.

haunted house; hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora