Capítulo 30 | Batalla

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Ya es julioooooo. ¿Saben lo que eso significa? Que cumplo años 😁

Como siempre, habrá que celebrar. Además de todos los viernes del mes, del lunes 19 al viernes 23 habrá un capítulo diario 😁. Mi cumpleaños es el 21, por si se lo preguntaban ❤️

Ya las dejo leer. Nos vemos el siguiente viernes, les mando un abrazo ❤️

***

Aurora no tardó en llegar a la zona del campamento donde las llamas estaban más tupidas. Había tenido que abrir el saquito de emergencia y espolvorear pizcas de polvo rojo de vez en cuando, tanto para que entraran en sus pulmones y pudiera seguir respirando, como para que el fuego no la consumiera por completo.

Su corazón latía con rapidez y no podía dejar de imaginarse a Nairi muerta. El lugar era grande y no tenía una localización exacta. ¿Y si tardaba demasiado? Observó hacia atrás, donde los polvos rojos del cielo comenzaban a dispersarse. Se estaba quedando sin tiempo. Los pulmones de Nairi podrían estar demasiado lastimados por tanto humo pero, aun si no era el caso, si tardaba más tiempo, la ola gigante de Maléfica, la segunda parte de su plan, podría arrasar con ella.

—¡Nairi! —gritó y gritó sin parar. Los polvos rojos le ayudaban a mantener la garganta y los ojos sanos, pero no podían hacer nada por su corazón desbocado.

Buscó a lo largo de una gran zona. El infierno se había desatado, pero no había nada a la vista. Un destello por encima de su cabeza llamó su atención: una capa negra, redondeada, había cubierto el campamento por completo. Era la cúpula de Maléfica, su medida de contingencia en caso de que sus polvos, su agua, se saliera de control.

Le quedaba menos tiempo.

—¡Nairi!

Sus pulmones se escaparon por su garganta, una y otra vez. Las lágrimas hirvientes le quemaron los ojos.

—¡Nairi! —Su garganta estaba deshecha, y esta vez los polvos no lograrían nada, pues no era a causa del fuego ni del humo—. Nairi —sollozó—, por favor, aparece.

Parte de ella quería creer que no la lograba encontrar porque no estaba ahí. Porque había logrado escapar. Porque estaba a salvo. Pero la otra parte de ella, la que era hiperconsciente de que vivía rodeada de un montón de desgracias y muerte, no podía evitar pensar en lo peor.

Volteó hacia la cúpula que la cubría. No tenía mucho más tiempo. ¿Y si se rendía para preservar su propia vida pero, cuando todo terminara, descubría que Nairi seguía adentro cuando la ola llegó? ¿Cómo podría vivir consigo misma después de eso?

—¡¡¡¡Nairi!!! —Seguía corriendo mientras gritaba. Se rendiría cuando viera que el agua estuviera frente a ella, no antes—. ¡¡¡Nairi!!!

Paró en seco. Le pareció escuchar algo, débil y lejano, pero algo.

—¿¡Nairi!? —Otra vez ese sonido—. ¡Nairi! —Esta vez lo escuchó más fuerte. Era un gruñido—. ¡¿Dónde estás?!

Otro gruñido. Un ataque de tos.

Aurora cerró los ojos e intentó identificar de dónde venía el sonido. Dio la vuelta hacia la izquierda y siguió. El sonido se hacía más claro y alcanzó a distinguir que eran dos personas tosiendo, no una.

No tardó en encontrar un aro de fuego con llamas altas y humo denso. En el medio, alcanzó a ver dos figuras tiradas en el suelo.

—¡Nairi!

Espolvoreó un poco de los polvos rojos para apagar el fuego y entró en el círculo de ahora tiendas bien construidas y restauradas. El ataque de tos de las dos había amainado, gracias a la inhalación de los polvos, pero no era suficiente. Aurora se arrodilló a un lado de ambas y les sopló unos cuantos sobre la cara. No tardaron mucho en respirar con normalidad.

La reina durmiente: el legado © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora