━━━ remember cedric diggory

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La noche antes del retorno a Privet Drive, Harry preparó su baúl, lleno de pesadumbre

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La noche antes del retorno a Privet Drive, Harry preparó su baúl, lleno de
pesadumbre. Sentía terror ante el banquete de fin de curso, que era motivo de
alegría otros años, cuando se aprovechaba para anunciar el ganador de la
Copa de las Casas, además del hecho de que Atenea se comportaba muy distante con él, y lo peor era que sabía que era por un error suyo. Desde que había salido de la enfermería, había procurado
no ir al Gran Comedor a las horas en que iba todo el mundo, y prefería comer
cuando estaba casi vacío para evitar las miradas de sus compañeros.

Cuando él, Atenea, Ron y Hermione entraron en el Gran Comedor, vieron
enseguida que faltaba la acostumbrada decoración: para el banquete de fin de
curso solía lucir los colores de la casa ganadora. Aquella noche, sin embargo,
había colgaduras negras en la pared de detrás de la mesa de los profesores.
Harry no tardó en comprender que eran una señal de respeto por Cedric.

El auténtico Ojoloco Moody estaba allí sentado, con el ojo mágico y la pata
de palo puestos en su sitio. Parecía extremadamente nervioso, y cada vez que
alguien le hablaba daba un respingo. Harry no se lo podía echar en cara: era
lógico que el miedo de Moody a ser víctima de un ataque se hubiera
incrementado tras diez meses de secuestro en su propio baúl. La silla del
profesor Karkarov se encontraba vacía. Harry se preguntó, al sentarse con sus
compañeros de Gryffindor, dónde estaría en aquel momento, y si Voldemort lo
habría atrapado.

Madame Maxime seguía allí. Se había sentado al lado de Hagrid.
Hablaban en voz baja. Más allá, junto a la profesora McGonagall, se hallaba
Snape. Sus ojos se demoraron un momento en Harry mientras éste lo miraba.
Era difícil interpretar su expresión, pero parecía tan antipático y malhumorado
como siempre. Harry siguió observándolo mucho después de que él hubo
retirado la mirada.

¿Qué sería lo que Snape había tenido que hacer, por orden de
Dumbledore, la noche del retorno de Voldemort? Y ¿por qué... por qué estaba
tan convencido Dumbledore de que Snape se hallaba realmente de su lado?
Había sido su espía, eso había dicho Dumbledore en el pensadero. Y se había
pasado a su lado, «asumiendo graves riesgos personales». ¿Era ése el trabajo
que había tenido que hacer? ¿Había entrado en contacto con los mortífagos,
tal vez? ¿Había fingido que nunca se había pasado realmente al bando de
Dumbledore, que había estado esperando su momento, como el propio
Voldemort?

Los pensamientos de Harry se vieron interrumpidos por el profesor
Dumbledore, que se levantó de su silla en la mesa de profesores. El Gran
Comedor, que sin duda había estado mucho menos bullanguero de lo habitual
en un banquete de fin de curso, quedó en completo silencio.

—El fin de otro curso —dijo Dumbledore, mirándolos a todos.

Hizo una pausa, y posó los ojos en la mesa de Hufflepuff. Aquélla había
sido la mesa más silenciosa ya antes de que él se pusiera en pie, y seguían
teniendo las caras más pálidas y tristes del Gran Comedor.

—Son muchas las cosas que quisiera deciros esta noche —dijo
Dumbledore—, pero quiero antes que nada lamentar la pérdida de una gran
persona que debería estar ahí sentada —señaló con un gesto hacia los de
Hufflepuff—, disfrutando con nosotros este banquete. Ahora quiero pediros, por
favor, a todos, que os levantéis y alcéis vuestras copas para brindar por Cedric
Diggory.

Así lo hicieron. Hubo un estruendo de bancos arrastrados por el suelo
cuando se pusieron en pie, levantaron las copas y repitieron, con voz potente,
grave y sorda:

—Por Cedric Diggory.

—Cedric ejemplificaba muchas de las cualidades que distinguen a la casa
de Hufflepuff —prosiguió Dumbledore—. Era un amigo bueno y leal, muy
trabajador, y se comportaba con honradez. Su muerte os ha afligido a todos, lo
conocierais bien o no. Creo, por eso, que tenéis derecho a saber qué fue
exactamente lo que ocurrió.

Harry levantó la cabeza y miró a Dumbledore.

—Cedric Diggory fue asesinado por lord Voldemort.

Un murmullo de terror recorrió el Gran Comedor. Los alumnos miraban a
Dumbledore horrorizados, sin atreverse a creerle. Él estaba tranquilo, viéndolos
farfullar en voz baja.

—El Ministerio de Magia —continuó Dumbledore— no quería que os lo
dijera. Es posible que algunos de vuestros padres se horroricen de que lo haya
hecho, ya sea porque no crean que Voldemort haya regresado realmente, o
porque opinen que no se debe contar estas cosas a gente tan joven. Pero yo
opino que la verdad es siempre preferible a las mentiras, y que cualquier
intento de hacer pasar la muerte de Cedric por un accidente, o por el resultado
de un grave error suyo, constituye un insulto a su memoria.

En aquel momento, todas las caras, aturdidas y asustadas, estaban vueltas
hacia Dumbledore... o casi todas. Harry vio que, en la mesa de Slytherin, Draco
Malfoy cuchicheaba con Crabbe y Goyle. Sintió un vehemente acceso de ira.

Se obligó a mirar a Dumbledore.

—Hay alguien más a quien debo mencionar en relación con la muerte de
Cedric —siguió Dumbledore—. Me refiero, claro está, a Harry Potter.
Un murmullo recorrió el Gran Comedor al tiempo que algunos volvían la
cabeza en dirección a Harry antes de mirar otra vez a Dumbledore.

—Harry Potter logró escapar de Voldemort —dijo Dumbledore—. Arriesgó
su vida para traer a Hogwarts el cuerpo de Cedric. Mostró, en todo punto, el
tipo de valor que muy pocos magos han demostrado al encararse con lord
Voldemort, y por eso quiero alzar la copa por él.

Dumbledore se volvió hacia Harry con aire solemne, y volvió a levantar la
copa. Casi todos los presentes siguieron su ejemplo, murmurando su nombre
como habían murmurado el de Cedric, y bebieron a su salud. Pero, a través de
un hueco entre los compañeros que se habían puesto en pie, Harry vio que
Malfoy, Crabbe, Goyle y muchos otros de Slytherin permanecían
desafiantemente sentados, sin tocar las copas. Dumbledore, que a pesar de
todo carecía de ojo mágico, no se dio cuenta.
Cuando todos volvieron a sentarse, prosiguió:

—El propósito del Torneo de los tres magos fue el de promover el buen
entendimiento entre la comunidad mágica. En vista de lo ocurrido, del retorno de lord Voldemort, tales lazos parecen ahora más importantes que nunca.
Dumbledore pasó la vista de Hagrid y Madame Maxime a Fleur Delacour y
sus compañeros de Beauxbatons, y de éstos a Viktor Krum y los alumnos de
Durmstrang, que estaban sentados a la mesa de Slytherin. Krum, según vio
Harry, parecía cauteloso, casi asustado, como si esperara que Dumbledore
dijera algo contra él.

—Todos nuestros invitados —continuó, y sus ojos se demoraron en los
alumnos de Durmstrang— han de saber que serán bienvenidos en cualquier
momento en que quieran volver. Os repito a todos que, ante el retorno de lord
Voldemort, seremos más fuertes cuanto más unidos estemos, y más débiles
cuanto más divididos.

»La fuerza de lord Voldemort para extender la discordia y la enemistad
entre nosotros es muy grande. Sólo podemos luchar contra ella presentando
unos lazos de amistad y mutua confianza igualmente fuertes. Las diferencias
de costumbres y lengua no son nada en absoluto si nuestros propósitos son los
mismos y nos mostramos abiertos.

»Estoy convencido (y nunca he tenido tantos deseos de estar equivocado)
de que nos esperan tiempos difíciles y oscuros. Algunos de vosotros, en este
salón, habéis sufrido ya directamente a manos de lord Voldemort. Muchas de
vuestras familias quedaron deshechas por él. Hace una semana, un
compañero vuestro fue aniquilado.

»Recuerden a Cedric. Recuerdenlo si en algún momento de vuestra vida
tenéis que optar entre lo que está bien y lo que es cómodo, recordad lo que le
ocurrió a un muchacho que era bueno, amable y valiente, sólo porque se cruzó
en el camino de lord Voldemort. Recuerden a Cedric Diggory.

powerful  |  harry potter  (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora