Camine lentamente en la sala buscando los rostros de Sky, David o John, conforme avanzaba reconocía algunas de las caras que había visto en el club, no sabía sus nombres pero las había visto.
-Despertaste!.- grito David saliendo de la pequeña cocina que tenía en mi departamento.
-Hum no lo se.- dije haciendo una mueca- puede que este soñando y por eso veo tantas personas.
-Oh no, claro que no cariño, remodelaremos el club, así que nos reuniremos un tiempo aquí.
-Por que no me dijeron antes?!
-Apenas habías salido del hospital.
-De acuerdo. Pero sólo un tiempo.
-Claro! Confía en nosotros.
-Eh oído eso muchas veces...
-Y quien no?
-Y John? Sky?
-No lo se, los perdí
-Claro como mi departamento es tan grande
-Vamos, no seas sarcástica Sydney
-Yo siempre soy así
-De acuerdo... Sky se fue con un tipo quien sabe a donde.- dijo con cierto tono de celos en la voz- y John... el... esta en el cementerio.
-Que hace ahi?
-Tomó demasiado y eso le trajo malos recuerdos... trate de detenerlo, pero siempre se va.
-Iré a buscarlo.- dije tomando un abrigo de alguna persona que no conocía- y lo traeré aquí.
-Ten cuidado syd
-Syd?
-Sydney. Syd. Es lo mismo.
-De acuerdo?
Camine unas cinco o seis cuadras hasta que vi un montón de lápidas, camine entre todas ellas hasta que vi un bulto acostado y sollozando frente a una lápida, al acercarme me dijo cuenta que el que estaba llorando era John. Estaba medio dormido pero también despierto. Me acerqué lo más lento y silencioso que pude. Pero igual me escucho y levantó la cabeza para verme
-Sydney... eres tu... como me encontraste?
-David.
-Maldito...
-No, esta bien que me haya dicho.
-Le dije que no le dijera a nadie.- dio un bostezo.- pero siempre termina haciéndolo. Ya que.
-Vamos, levantate.
-No, Quiero dormir aquí.
-En un cementerio?
-Si.
-Yo ni ebria me quedaba aqui, vamos arriba.- dije dándole una mano para ayudar a levantarse, la cual tomó a la fuerza.- puede caminar solo?
-Claro.- dijo dando dos pasos, pero al tercero callo.
-Tendré que ayudarte.- lo levante y pase uno de sus brazos por mi hombro.
Caminamos hacia mi departamento y subimos. Al llegar no había sonido, ni voces.
Entramos. Y si ya casi no había nadie y los que estaban aún estaban dormidos.
Lleve a John hasta mi habitación y lo acosté en mi cama, lo tape cuidadosamente con la sabanas, y cuando iba a la sala para dormir ahí, su voz me detuvo.
-Sydney... duerme conmigo si?
-Ah emm no se John...
-Vamos, tu me obligaste a venir, esa es mi única condición.
-De acuerdo.
Entre a la cama y sentí unos brazos rodearme la cintura, y así me deje llevar por el sueño.
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El club de los suicidas
Teen FictionSydney Miller tiene curiosidad y eso le costará muy caro. Ella se autolesiona pero no se considera suicida. Todo cambio por un correo "El club de los suicidas" Se atreverá a entrar a ese club y descubrir una horrenda verdad?