Capítulo 3

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Camine lentamente en la sala buscando los rostros de Sky, David o John, conforme avanzaba reconocía algunas de las caras que había visto en el club, no sabía sus nombres pero las había visto.

-Despertaste!.- grito David saliendo de la pequeña cocina que tenía en mi departamento.

-Hum no lo se.- dije haciendo una mueca- puede que este soñando y por eso veo tantas personas.

-Oh no, claro que no cariño, remodelaremos el club, así que nos reuniremos un tiempo aquí.

-Por que no me dijeron antes?!

-Apenas habías salido del hospital.

-De acuerdo. Pero sólo un tiempo.

-Claro! Confía en nosotros.

-Eh oído eso muchas veces...

-Y quien no?

-Y John? Sky?

-No lo se, los perdí

-Claro como mi departamento es tan grande

-Vamos, no seas sarcástica Sydney

-Yo siempre soy así

-De acuerdo... Sky se fue con un tipo quien sabe a donde.- dijo con cierto tono de celos en la voz- y John... el... esta en el cementerio.

-Que hace ahi?

-Tomó demasiado y eso le trajo malos recuerdos... trate de detenerlo, pero siempre se va.

-Iré a buscarlo.- dije tomando un abrigo de alguna persona que no conocía- y lo traeré aquí.

-Ten cuidado syd

-Syd?

-Sydney. Syd. Es lo mismo.

-De acuerdo?

Camine unas cinco o seis cuadras hasta que vi un montón de lápidas, camine entre todas ellas hasta que vi un bulto acostado y sollozando frente a una lápida, al acercarme me dijo cuenta que el que estaba llorando era John. Estaba medio dormido pero también despierto. Me acerqué lo más lento y silencioso que pude. Pero igual me escucho y levantó la cabeza para verme

-Sydney... eres tu... como me encontraste?

-David.

-Maldito...

-No, esta bien que me haya dicho.

-Le dije que no le dijera a nadie.- dio un bostezo.- pero siempre termina haciéndolo. Ya que.

-Vamos, levantate.

-No, Quiero dormir aquí.

-En un cementerio?

-Si.

-Yo ni ebria me quedaba aqui, vamos arriba.- dije dándole una mano para ayudar a levantarse, la cual tomó a la fuerza.- puede caminar solo?

-Claro.- dijo dando dos pasos, pero al tercero callo.

-Tendré que ayudarte.- lo levante y pase uno de sus brazos por mi hombro.

Caminamos hacia mi departamento y subimos. Al llegar no había sonido, ni voces.

Entramos. Y si ya casi no había nadie y los que estaban aún estaban dormidos.

Lleve a John hasta mi habitación y lo acosté en mi cama, lo tape cuidadosamente con la sabanas, y cuando iba a la sala para dormir ahí, su voz me detuvo.

-Sydney... duerme conmigo si?

-Ah emm no se John...

-Vamos, tu me obligaste a venir, esa es mi única condición.

-De acuerdo.

Entre a la cama y sentí unos brazos rodearme la cintura, y así me deje llevar por el sueño.

El club de los suicidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora