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BEGINNING

Madara había sabido desde el primer momento en el que coincidió con Hashirama que él lo completaba perfectamente. Intentar estar juntos ha sido lo más difícil y doloroso que ha hecho, siempre había algo que les impedía acercarse más—Guerras civiles, el problema de años entre Senju y Uchiha, la fundación de Konoha, que al principio parecía una oportunidad y terminó por convertirse en una guerra de poder para todos los grandes y poderosos clanes de la aldea, e incluso las propuestas de matrimonio que Hashirama había recibido de parte de clanes extranjeros.

Una decepción tras otra.

No hace mucho tiempo Hashirama estuvo a punto de casarse sin si quiera conocer sus sentimientos. Había tenido que tomar de toda su valentía para decirle de frente al Senju ciego como se sentía. ¡Carajo! Estaba seguro que todos habían notado cuanto lo amaba.

Todos menos él.

Hashirama nunca sintió lo que se supone que se debería de sentir por una persona adorada, o más bien, nunca se dio cuenta que ya lo sentía.

Hashirama tomó la mano de Madara cuando lo vio subir sobre un barandal mediano en el camino—¿Te aburres?

—No. —Madara soltó una risita juguetona y siguió manteniendo el equilibrio para caminar sobre el barandal, con la ayuda de Hashirama—Es sólo que la brisa se disfruta mucho más en esta altura. Aunque es muy poca la diferencia se sigue disfrutando.

Hashirama asintió. Miró por donde caminaba Madara, sabía que si no usaba de su chakra seguramente caería; ese barandal era muy delgado y desnivelado, en conclusión, muy viejo. Así que no le importó tomar con un poco más de fuerza la mano de Madara.

Madara tenía razón, la brisa de verano era lo mejor que podía sentir en estos momentos. Amaba el verano en general. Siguieron caminando de esa manera, podría llamarlo tranquilo pero la verdad era que, era desesperante, apenas y prestaba atención al camino por ir cuidando que Madara no caiga de ese barandal.

Escuchó a Madara soltar otra risita antes de bajar del barandal y pararse frente a él—Tengo hambre, mucha hambre. —Madara no admitiría que se estaba tomando esta misión como una cita, una larga cita. Quizás, abiertamente no lo admitiría, pero sus acciones lo hacen.

Hashirama tampoco admitiría que él hacía lo mismo.

Meses antes de partir de la aldea habían recibido un ataque donde renegados de la nube intentaron destruir Konoha para su propio beneficio. Hashirama entendió que cualquiera que se compare al poder de esos dos hermanos podría volver a intentarlo hasta que lo consiga. Desde su perspectiva, y desde el día del ataque a Konoha, las bestias con cola y su inmenso poder eran una amenaza.

Buscar y capturar a todas las bestias con cola era una tarea difícil y una misión larga. Principalmente, Hashirama había pensado posponer la ceremonia de compromiso que el líder Uzumaki había arreglado e ir a capturar todas las bestias por su cuenta y, en su ausencia, dejar a Madara a cargo de la aldea. No esperaba que todos sus planes cambiaran cuando Madara se presentó en su oficina, prácticamente gritando frente a todos que estaba enamorado de él.

Supuso que ese día Madara era una bolita de nervios, ya que se lo había gritado apenas entró en su oficina—sin asegurarse si la oficina estaba vacía o no—, frente a unos cuantos Jounin y Chunin que estaban presentes. Cuando se dio cuenta del ambiente donde había declarado abiertamente su amor salió corriendo y, claramente, él salió tras él.

Nunca había corrido tanto en su vida.

Después de ese acontecimiento, Madara había tenido algunas visitas nocturnas de su parte. Y en una de ellas Madara le pidió acompañarlo en su viaje. Aquellas visitas nocturnas nunca pasaron a ser más que simples charlas, Madara siempre estaba molesto con él; y terriblemente avergonzado. Según Madara, prácticamente lo había obligado a declararse en público. Hashirama reía mucho cada vez que Madara se quejaba de ello.

𝖸𝗈𝗎𝗋𝗌 | 𝖧𝖺𝗌𝗁𝗂𝖬𝖺𝖽𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora