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TRACK QUEENS

Hashirama era una persona celosa, aunque la mayoría de las veces trataba de ocultarlo nunca le funcionaba. Había olvidado por completo ese pequeño detalle del Senju ya que no habían visitado una aldea en mucho tiempo.

Salió del local donde se encontraban comprando hace unos cuantos segundos, tras Hashirama. Cuando lo alcanzó se apresuró en tomar su mano, esperando que no lo rechazara.

Una sonrisa pequeña se posó en sus labios cuando, asombrosamente, Hashirama curveo los dedos alrededor de su mano y apretó ligeramente la mano, sin lastimarlo.

—¿Pensabas dejarme? —Hashirama lo ignoró y siguió caminando. La delgada ceja de Madara palpito violentamente.

—Estabas ocupado —respondió después de unos minutos—, coqueteando con ese chico. No entiendo por qué le seguiste el juego.

Madara le dio una mirada aburrida—Hashirama, solo me miró. —Comenzaba a sospechar que lo que miraba él era muy distinto a lo que miraba Hashirama.

—De una forma muy depravada. —Entrelazó su mano con la de Madara y siguió. Un minuto más y podía destruir ese lugar. Madara adelantó el paso ya que iba muy rápido—Después compraré tus bebidas.

Madara se sintió arrastrado como un niño pequeño, lo permitió, era divertido ver a Hashirama molesto. Bebidas… bebidas, tardó varios segundos en recordar, maldita sea, sus bebidas. Un puchero se cruzó por sus labios, antes del ataque de celos de Hashirama estaba pagando unas bebidas. Bebidas extranjeras, estaba muy impaciente por probarlas, ¡maldita sea, tenía que esperar más tiempo para hacerlo!

—Madara. —Hashirama paró en seco, había recordado que tenía algo importante que hacer—¿Te importaría regresar solo a casa? —Madara lo miró con ojos grandes e incrédulos acompañados de una sonrisa falsa, ¿solo? ¿Acaso pensaba asesinar a ese chico del local y por eso no lo quería cerca?

—¿Eh? —Seguía creyendo que escuchó mal.

—Regresa solo a la residencia, tengo algo que hacer. —La sonrisa falsa de Madara se esfumó, ¿qué demonios tenía que hacer? No era su culpa desconfiar de estas nuevas andanzas de Hashirama, habían ido juntos a todas partes por los últimos tres años, sin excepciones.

Las cejas de Madara se fruncieron—¿Re… regresar solo? —Ahora que lo pensaba, cuando regresaran a Konoha le sería muy difícil no estar pegado a Hashirama todo el tiempo.

—Sí. No tardaré. —Madara no tuvo de otra más que asentir, aún sin poder creerlo.

Y con ese mismo rostro de confusión se fue caminando a la casa donde se habían estado quedando estos últimos días, estaba en la orilla del pueblo así que se tomó su tiempo para conocer todo el lugar. Las preguntas aún rondaban su cabeza, ¿qué era eso que tenía que hacer Hashirama? ¿por qué no podía acompañarlo? ¿lo agobiaba su presencia?

—Maldita sea. —Soltó un gemido lastimero y siguió su camino. Ignorar el comportamiento extraño de Hashirama era una mejor opción, sí, eso sonaba bien. Miró a su alrededor, tenía que disfrutar de su estadía en el lugar, no sabía cuántos días estarían aquí. Sabía que no serían dos días como siempre pasaba cuando estaban de visita en un pueblo ya que se estaban quedando en una casa y no en una posada.

𝖸𝗈𝗎𝗋𝗌 | 𝖧𝖺𝗌𝗁𝗂𝖬𝖺𝖽𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora