Juro que...

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La realidad es que la última vez todo había salido mal. Pero aún así, terminamos teniendo sexo en un baño publico para terminar otra ronda de alcohol y más sexo en casa...

Habíamos huido de la poli con éxito, o al menos eso creímos.

Sino hasta media noche de aquel catorce de abril...

Estoy seguro que dormía entre sus brazos cuando el ensordecedor ruido de las sirenas policiacas me despertaron de aquel hermoso sueño.

— Sabemos que estás ahí Suppasit, deja ir al chico que tienes de rehén y la condena será menor, los Traipipattanapong no presentarán cargos — habló alguien tras la puerta con un alto parlante.

Mew me miró con esa típica sonrisa en sus labios.

No, no, Mew jamás me había secuestrado, decidí irme por mi propia voluntad tras de él como un perro fiel, hasta que logré que se enamorara de mi. Mis padres eran unos exagerados.

Nunca les importé, no pueden joder mi vida con esto...

— Suppasit, haz esto más fácil y entrégate, sabemos que has sido tu en el banco de Bangkok, actuaste totalmente como un idiota...

La voz que se expresó era más común, era aquel detective al mando de el caso de Suppasit Jongcheveevat, el joven ladrón de Tailandia. El detective Kittipat Kaewcharoen. O mejor conocido como Kao el ex amigo traidor de Suppasit.

Mew se levantó despacio y se puso los pantalones, traté de levantarme tras él pero fue más veloz y me detuvo, me hizo callar con un gesto. Abrió el cajón de la cómoda.

— Gulf, será mejor que te vistas, no querrás salir huyendo en calzoncillos ¿O sí? — ordenó con un gesto nostálgico, algo no estaba bien.

Un par de patrullas más se oyeron llegar.

Obedecí sin protestar, ese siempre había sido mi papel.

Me puse mi polera y una sudadera para tapar mi rostro. Caminé hacia el despacio y me tomó de la mano mientras metía lo que seguramente eran las llaves a su bolsillo trasero del pantalón. Me miró por unos segundos antes de acariciar mis mejillas con sus manos ásperas.

Sus ojos mostraban algo nuevo, algo que jamás había visto, se acercó a mi y me besó para después hablarme bajito.

— Te hubiese hecho el amor con más intensidad si hubiese sabido de esto...

— Casi me has roto en dos y ¿querías más intensidad? — respondí.

— Quería dejarte inmovilizado o en silla de ruedas por unos días... Pero tengo escasos cinco segundos para besarte.

— ¡Suppasit, no me estas dando opciones, vamos a entrar! — volvió a gritar ese traidor...

— A la cuenta de tres abriré la puerta y correrás lo más rápido que puedas ¿Esta bien?

Asentí en automático, amaba esa adrenalina con el, todo era así de inesperado y veloz.

Giré la perilla de la puerta dispuesto a todo, con la firme intención de huir con el hasta el fin del mundo, pero nada de eso pasó.

En su lugar, fui arrastrado por mi propio novio, me detuvo por la espalda rodeando mi cuello con su brazo, al mismo tiempo que me apuntaba con un arma en una de mis sienes, su risa dolosa me partió el alma.

Kao, Kao, Kao... Me impresionas, has dado conmigo y con el niñato después de tanto... Siempre te creí más listo — dijo mientras me arrastraba en contra de mi voluntad, yo no pude evitarlo estaba tan confundido.

Deja ir al chico Jongcheveevat, no lo hagas más difícil, no le apuntes con un arma, no has visto la cara que trae...

— Vale, el niñato es todo tuyo.

Y sin que yo pudiese hacer algo, después de arrojarme a los brazos de Kao, el resto de los polis le pusieron esposas y se lo llevaron a prisión.

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El día de visita había llegado, me había prohibido verlo, incluso negó varias veces la llamada que le hacía. Su abogado había dicho que estaría dentro más de cuatrocientos días, entonces lloré cuando lo supe, porque no estaría con el tanto tiempo.

Mis padres me habían mandado un guardia para "protegerme" pero la verdad es que no lo necesitaba, mi único guardaespaldas estaba en prisión, solo, por qué lo que habíamos hecho estuvo mal ejecutado.

De nada servían los diamantes que robamos, si él estaba preso...

El seguro de la reja que daba hacia los cubículos de visita sonó, él salió con los labios partidos y una vendoleta en el puente de la nariz.

Me miró con asombro y luego bajó la mirada.

— No te dije que no te quería ver por aquí de nuevo... Señor Kanawut.

— El tiempo que tú estés aquí, yo te esperaré...

— No — respondió con agresividad. Pero aún así no me inmuté, conocía esa mirada suplicante, estaba igual de triste que yo.

— He vendido algunas cosas, tu fianza está por completarse...

— Ya no hay fianza Gulf, no tengo derecho a ella, el jurado me encontrará culpable...

— ... Estás aquí por mi culpa, deja que arregle esto. Si tan solo no hubiese echado todo a perder por mis tonterías, mejor me hubieras dejado morir... — le interrumpí.

Mew apretó los puños, pude ver lo grueso de sus venas contraerse en sus brazos.

No vuelvas a decir una estupidez como esa.

Sabía que en el fondo me amaba como yo lo amaba a él. No podría estar más tiempo lejos de él, por mucho que me alejase siempre sería el amor de mi vida y yo siempre seré el de él.

Entonces Mew, sino sales tú, entraré yo. Lo juro, He estado planeando robar un banco.

Book of SongficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora