Bad Habits

39 8 1
                                    

Las luces del sitio podrían dejar ciego a cualquiera que no conociera el PANDEMONIUM, el lugar favorito de Gulf después de dos noches de visita. Era un chico que recién experimentaba lo que significaba ser un rebelde a su edad, creía que tomar un par de cervezas entre clases lo hacían un chico rudo, que fumar un cigarrillo mentolado en el patio de su casa era lo más extremo a su edad, entonces también suponía que visitar un bar para "adultos" era parte de vivir.

Para Mew solo era un niñato tonto que visitaba su bar una vez cada dos noches, pero con la edad suficiente para hacer travesuras, comenzó a verlo interesante cuando tosió por tomar un mojito con rapidez, incluso le pareció gracioso, y a la vez estúpido, a sus casi treinta años Mew también creía haber visto de todo. 

Entonces en una noche cualquiera vió al chico charlar con un desconocido que le invitó una copa y tal vez solo pudo observarlo igual que siempre, pero no. Esta vez no.

Sobre todo porque conocía al chico con quién hablaba, ese hombre visitaba si bar todas las noches, buscando "niños" con quién follar, ya sea porque ellos le llamaban la atención o los mismos críos le pedían tomarlos.
Kaohnaw era su nombre.

Gulf aceptó el trago de aquel hombre pero le fue arrebatado de las manos y bebido por un sujeto desconocido.

— ¡A volar! — ordenó Mew después de beber el contenido, demasiado cargado para su gusto.
Kao solo se encogió de hombros y se fue.

Gulf miró al nuevo desconocido como si quisiera matarlo.

— Acabas de echar a perder mi polvo... — protestó el menor.

— Acabo de salvar tu trasero. — se defendió el mayor.

Lo que digas...

Te puedo invitar un trago, al menos compensará el mal sabor que te ha dejado está intervención mía, vamos la casa invita — habló Mew, inesperadamente el chico no dejó de prestarle atención.

— ¿La casa invita? ¿Es que acaso conoces al dueño?

Mew rió alto.

— Niño, yo soy el dueño del sitio.

Gulf abrió la boca tanto como fue posible... Y aunque la luz era escasa Mew notó un leve sonrojo en las orejas del menor.

.
.
.
.
.
.
.

Gulf seguía abriendo la boca pero está vez soltando gemidos que no creía sacar desde su pecho, su brazo estaba recargado en el lavamanos del baño, mientras recargaba su frente en el.
Mew por el contrario penetraba ese dulce trasero inocente con un poco de brusquedad, haciendo chocar sus pieles con frenesí.

Sabía muy bien que el niñato había aceptado su propuesta solo porque el era el dueño del bar que frecuentaba gracias a su nueva rutina de malos hábitos.
Pero no estaba esperando que el chico lo amara, a nadie se le niega un buen polvo, sobre todo si es por compensar lo entrometido que se vió al "salvarlo" de Kao.

Pero no era tiempo de pensar en su amigo...

No cuando tenía al chico doblado y con las piernas temblorosas.

Unas últimas estocadas fueron la parte final de aquel fogoso sexo con un pre adulto.

Un gemido más alto hizo que Mew llenara a Gulf, hasta que sus piernas escurrieron.

Mew liberó al chico de su agarre y lo giró con la misma intensidad que lo estaba follando, robando un beso nada inocente. Esa era su principal característica.

— Te volveré a ver... — preguntó Gulf en cuanto pudo recuperar el aliento.

Mew negó.

— Al menos no como esperas, estuvo bien pero no es como que use dos veces el mismo zapato ¿Entiendes?

— ¿Me estás comparando con un zapato? — Gulf contestó con otra pregunta. Le ofendió un poco la comparación.

— No, no estás entendiendo, mira, nos seguiremos viendo, porque sé que no dejarás de visitar el bar, pero que tú y yo follemos otra vez, no lo creo, jamás repito con la misma persona... Espero lo entiendas.

Mew se colocó la camisa y le sonrió a medias.

Gulf se quedó desnudo acostado en la cama cubierto hasta la cintura.
Que gracioso, había querido ser él el que abandonara al desconocido que lo llevase a la cama pero en su lugar él quedó allí...

Cualquiera pudo haberse resignado a las palabras del hombre que follaba increíble.

Pero no Gulf.

Había decidido ser rebelde y volverse un chico malo...

Además si el comía un pastel delicioso, siempre se servía hasta quedar satisfecho.
Y si él se acababa de convertir en un zapato, Mew se convertiría en un pastel.

Y Pandemónium, su lugar favorito.

Book of SongficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora