PROLOGO

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Estaba yo caminando solo como cada día para volver a casa después de un largo día de instituto cuando de pronto oí un ruido, este ruido se fue multiplicando cada vez más. Al final, sin quererlo, comencé a correr; mi cuerpo sudaba mientras intentaba huir inútilmente de ese ruido.

Cuando me di la vuelta para ver quién era, era el gilipollas de mi amigo Antonio que siempre me quiere asustar, al llegar a casa vi un haz de luz en el firmamento. Me acerqué disimuladamente hacia él.

-Hermanos míos somos seres superiores, así que, antes de que destruyan este mundo los humanos, lo haremos nosotros por ellos para ahorrarles este sufrimiento- Dice alguien que no sé quién es. Sólo sé que lleva un rayo en la mano.

Fui de puntillas hacia mi casa y me eché una siesta para dejar de tener esas alucinaciones.

Sombras del olympo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora