¿Cuánto estarías dispuesto a dar y perder por venganza?
¿Matar?, ¿dar tu vida?, ¿acabar con Miles de personas?
Pero recuerda...
La venganza puede ser tu perdición y la de los demás
...
-Si tanto drama haces por aquella perra tu también la seguirás
...
Suspire saliendo del jardín, Kayla había dicho que no me alejara.
Actualmente llevaba dos meses siendo Avril, en ese tiempo me he dado cuenta de el poder que tengo en el palacio, increíblemente todos me adoran como si fuera un ángel.
También descubrí un pasadizo hacia un hermoso jardín, tal vez sea de algún palacio como el diamante o el esmeralda, ya que estoy muy lejos del Granate.
Algo que me ha salvado de no encontrarme con ese hombre de hielo.
— ¡Princesa Avril!— están buscándome.
— ¿Si Nina?— aquella sirvienta de cabello zanahoria me sonrió.
— No se aleje demasiado, hay rumores hacerca de que el Emperador está cerca de el palacio— asentí.— Es una niña muy buena princesa.
Le dices eso a la chica de 17 años que leía Yaoi. Pero bueno ella no lo sabe...
— Avril es una buena niña.
Sonrió para reverenciar y salir de allí, volviendo al jardín me concentré en jugar con los juguetes, era adictivo...
Todavía dominaban algunos gustos de la verdadera princesa, algo que era un poco vergonzoso.
Por ejemplo: Pintar, dibujar, leer cuentos y jugar con muñecas...
Bueno esas cosas son de niñas pequeñas, y técnicamente yo soy una.
La pelota se fue hacia la salida del palacio vecino, es mejor darla por perdida.
¿Que haría?
Tenía dos opciones dibujar o salir de el castillo.
Mmmm...
Sin más que decir tome la bolsa de gomitas y entre al pasadizo.
...
Suspire relajada, todo el viento era frío, perfecto para este día tan caluroso.
Caminé por todo el prado asta llegar a unos arbustos bien podados, detrás de ellos había un hermoso lago con decenas de flores y un pequeño kiosko.
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Sin perder el tiempo, entro con curiosidad. Un olor delicioso proveniente de la mesa de jardín, hizo rugir su estómago.
Trago duro al ver los manjares y postres que estaban allí. De todos los colores y tipos, se acercó pellizcando unos pastelillos; terminando así comiendo una cuarta parte de los bocadillos.
Los tacones resonar hicieron que me escondiera atrás de un arbusto floral.
— ¿Que...?— una dulce voz femenina la alertó aún más.— Deberé castigar a quien se atrevió a comer nuestros postres
Un escalofrío recorrió mi espalda.
— ¿Que ha pasado?— una voz varonil hizo eco asustando la aún más.— ¿Porque...?— su voz se escuchó enojada— Trae a la sirvienta que trajo esto, haré la comida que faltó con su carne y se la daré a los perros.
— ¿Porque harías eso?— una voz más firme en tono de regaño, le siguió— Veo que faltan algunas cosas, pero son demasiadas para nosotros tres.
Nosotros tres, eso resonó en mi mente.
Sin querer, rompí una rama haciendo un ruido demasiado dramático para mí gusto.
— muestra tu cara o cortaré tu cabeza.
Narrador omnisciente
Apenas mostró su cabellera, haciendo que las tres personas se confundieran.
"Es apenas una niña" pensó Roxana sonriendo divertida.
— ¿Quién eres?
— Soy Renee Avril de Alger Obelia— su voz sonó tan sumisa, haciendo sonreír a él único hombre.
— ¿De Alger Obelia?— murmuró Calisa.
— ¿Desde cuando tenemos una hermana menor?— Rezef estaba algo curioso de saber cómo sería su sobrina o hermana.— Interesante, no será la hija de aquella zorra...
— Había otra Consorte embarazada, así que no sabemos de que mujer proviene, nuestra nueva hermana— explico Roxana.
"Debo aprovechar mi situación"
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Poco a poco mostró su cara, asta por fin salir de allí con una sonrisa.
— ¿Ustedes son mis hermanos?
Los tres se miraron, era tierna. Talvez podían divertirse un rato, con esta pequeña cosa...
— Así es cariño, soy tu hermana mayor. Dime hermana Roxana— la cargo, era alta para su edad.— El es hermano Rezef, y ella es nuestra hermana Calisa.
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— Mucho gusto conocerte Avril, soy Anastasia Calisa Day de Alger Obelia.— la descripción del libro se quedaba corta y patética, ante la belleza y elegancia de la rubia.
Un sonrojo en sus mejillas y el tartamudeo en un simple "hola" hizo que deseara ser tragada por la tierra.
— Hermanos... ¡Avril tiene hermanos mayores!— grito feliz.
— ¿Tu fuiste quien comió todo lo que falta en la mesa?— temerosa asintió.
— Avril tenía hambre.
— ¿Cuántos años tienes? — pregunto, parecía estar irritado por la forma en que hablaba la menor (tercera persona)
— Tengo 5 años— mostró su mano extendida— quiero que otoño llegue, para ser más grande y fuerte.
— Me parece perfecto que quieras crecer, así te será más fácil sobrevivir.— los ojos rojos de Roxana brillaron con maldad.
— ¿Que pasaría si tus hermanos mayores te matarán aquí mismo?
