Debía ser un efecto secundario del alcohol, estaba segura de eso. Giraba el vaso en sus manos y mantenía la vista en el cielo. El aroma de la barbacoa aún estaba flotando en el aire y sobre las mesas, aún había resto de lo que había sido una buena noche.La música estaba más baja y su piel se erizo por le suave abrazo de la brisa fresca de la madrugada. Volvió sobre sus ojos en el patio de su hogar y notó que ya no quedaba nadie más que los amigos de Jong-dae. Se puso de pie con cuidado y caminó hacia adentro. A pesar de sus reiterados pedidos, su padre se había salido con la suya y finalmente tuvo su "fiesta de bienvenida".
Pasó toda la tarde y noche sonriendo e intentando socializar con sus nuevos vecinos - los cuales ya conocía bastante debido a su puesto en la escuela-. Pese a su inicial negación, la fiesta había sido divertida y logró pasarla mejor de lo que esperaba.
Una sonrisa escapó mientras caminaba rumbo a su cuarto y recordó el brindis de su hermano a mitad del festejo. Se sostuvo del marco de su puerta y descanso su cuerpo sobre éste un momento, apreciando su cuarto bañado por la luz proveniente de la luna que se colaba en su ventana.
Avanzó cerrando la puerta a sus espaldas, cuando tomó asiento al borde de la cama y dejó su vaso con rastros de cervezas, pensó en por qué lo había traído consigo y sus ojos se posaron sobre el cristal.
Debía ser un efecto secundario del alcohol, porque ahora mientras intentaba centrar los ojos, regresaba a la charla con Jisoo, su compañera de trabajo y no podía evitar repetir mentalmente sus palabras.
"Ella no es tan mala.."
Gruño bajo y cerro los ojos con pesar.
"Ella no es tan mala.."
"Ella no es tan mala.."
"Ella no es tan mala.."
¿Podía ser cierto aquello? ¿Podía ser que Lalisa Manoban no fuera el monstruo que ella creía? Imposible. Su respuesta era esa, imposible. Jennie creía que aquella visión de su compañera se debía simplemente a la adecuación que su mente había sufrido por haber estado toda su vida bajo el control de esa familia de criminales.
Pero ella no lo había estado, y por eso lograba ver con facilidad todo. Si negaba a creer que una persona que aterroriza a otras para su conveniencia "no fuera tan mala".
Se quitó lentamente la prendas para colocarse un pijama, y mientras se desvestía volvía a esa charla con Jisoo.
- Papá siempre deseo que yo tuviera más..- Le dijo la pelinegra mientras observa a los niños jugar a lo lejos.- Aquí aún no había una escuela, así qué mi padre me despertaba a las cinco de la madrugada y me llevaba en caballo hacía una pequeña ciudad que contaba con lo necesario. Asistí allí.
Jennie la observa con una sonrisa y verdadero interés. Jisoo tiene treinta y dos, le lleva bastante edad. Encuentra realmente fascinante la dedicación de los padres de la pelinegra, similar a sus padres.
- Uno de esos días, mi padre no pudo acompañarme, yo tenía exámen y realmente no quería perderlo. Lo convencí de dejarme ir sola..- Jennie intenta contener una mueca ante esa última frase.- Estaba yendo en mi yegua, una blanca preciosa que mi padre consiguió, cuando a mitad de camino me encontré con el señor Manoban y sus hombres. Sólo tenía doce, en aquel momento.
Jennie siente que la sangre le abandona el cuerpo y lucha por respirar. Doce años, sola y unos bandidos. Su cabeza comienza a doler mientras que Jisoo regaña a unos pequeños a lo lejos.
- Bueno, en fin, Manoban me detuvo y en ese momento creí que estaba muerta. Había escuchado las atrocidades de las que era capaz y me despedí internamente de toda mi familia. Pero ¿Sabes que sucedió?..- Una sonrisa se dibuja en sus labios.- Me preguntó qué hacía allí a esa hora y por supuesto, le conté que iba a estudiar..
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"LOST ON YOU" | JenLisa G!P
FanfictionEn un pequeño pueblo de inmigrantes coreanos en Tailandia, un grupo de mafiosos se encarga de proteger el territorio a cambio de su comisión mensual. Cuando la crisis económica azota, el clan Manoban sale a reclamar el dinero que no están recibiendo...