¡¿Quien hay ahí?!

Otro día más

Hoy es jueves. Me levante de la cama, desayune, cogi la mochila y me fui corriendo al instituto porque como de costumbre llegaba tarde.

Entre por la puerta principal y me dirigí hacia mi clase. La profesora ya había llegado, y todos estaban sentados, así que era un momento de estos un poco incomodos en los que tienes un montón de ojos encima y te pones nerviosa, pero cuando te pasa esto a diario te vas acostumbrando.

Aunque me sigue molestando que hagan eso porque me miran como si fuera un ser despreciable, cuando en realidad son ellos los despreciables.

La profesora dijo que había dos nuevos alumnos en clase, y los mandó levantarse para que dijeran algo de si mismos.

Eran una chica y un chico. Supuse que eran hermanos porque se parecían mucho.

La chica se llamaba Lucía, y le gustaban los deportes, y la musica. A primera vista no parecía una chica superficial como el resto, parecía muy segura de si misma, así  que la envidiaba,  ya que yo soy muy tímida y casi no se defenderme.

El chico se llamaba Iván. Era guapísimo,  tenia el pelo casi negro, y los ojos marrón oscuro (no eran azules, pero seguían siendo preciosos).

Le gustaba leer, aww, ¡le gusta leer! En mi clase creo que nadie lee así que es genial encontrar a alguien que le gusten las mismas cosas. También le gustaban mucho las películas, y decía que quería ser director de cine cuando fuera mayor.

La profesora no le dejo mucho tiempo para describirse, pero su mirada lo decía todo de él.

No le quite el ojo de encima, y creo que se dio cuenta, porque me devolvió la mirada.

Pasaron unas cuantas horas más.

Sonó el timbre para irse a casa. Yo ya me estaba marchando, cuando apareció él,  corriendo hacia mi. Me pare, sorprendida.

- Hola - me dijo.

-Ho.. hola. - le conteste nerviosa.

- En clase no parabas de mirarme.

Calmate, me dije a mi misma. Solo estáis hablando. Es sencillo, tu simplemente di algo. Pero en ese momento no me salía nada, asi que dije:

- Ya, es que soy muy curiosa.

No me preguntéis por qué dije esa estupidez.

- Pues has tenido suerte, porque me gustan las chicas curiosas.

- Y, quién te ha dicho a ti que a mi me gusten los chicos guapos como tú?

No me creía que hubiera dicho eso.

- Bueno, la forma en la que me mirabas era bastante tipo: me gustas.

Este chico no se cortaba ni un poco.

- Además ¿a quien no le gustan los chicos guapos? Y más siendo yo.

- Vale, vale. Creo que ya te has piropeado lo suficiente. Por cierto me llamo Sara.

- Pues, un placer conocerla. Bueno, tu ya sabes más o menos como soy yo, ahora te toca a ti. ¿Como eres?

- No te quiero espantar, pero soy rara.

- Eso ya lo he visto.

- Vaya, pues si quieres te dejo que me describas tu, ya que sabes tanto de mi.

- Vale. Te gusta leer.

- Como lo sabes?

- No hace falta ser adivino para ver los libros que llevas de la mano.

- Vale, ahí me has pillado. Y que más me gusta hacer?

- Creo, que voy a dejar que sigas tú.

- Me gusta la fotografía, dibujar, y la música.

- A mi dibujar se me da de pena. Pero me gusta la fotografía, de hecho, creo que un primer plano de tu guaposa cara quedaría genial.

- Jaja, en serio? Creo que nadie nunca ha llamado "guaposa" a mi cara.

- Es que conmigo se descubren cosas nuevas. Y, va en serio. Tu cara me inspira.

- La manera en la que sonries parece decir todo lo contrario.

- Bueno, puede que no sea para tanto, pero si que eres muy guaposa.

- Gracias, supongo.

- Me encantaría seguir hablando pero tengo que girar para ir hacia mi casa.

- Vale, pues mañana nos vemos.

- Sí. Me despido de usted.- hizo una reverencia.

- Ciao.

- Ciao.

Me fui corriendo a casa, porque como nunca suelo ir hablando con nadie voy mas rápido,  así que mis padres estarían un poco preocupados. Cuando llegué me preguntaron que por que había tardado tanto. Les dije que porque me quedé hablando con la profesora.

Por la tarde no hice gran cosa. Estuve dibujando y escuchando música.