Prólogo

92 8 4
                                    

Un fin de semana quise ir a la playa de Malibu, necesitaba un poco de aire fresco.
Estar en mi casa todo el día, me tenía abrumada. Podría decir que soy de esas personas que no suele salir mucho pero, las veces que salía con mis padres y me mostraron como era una playa quede fascinada, la arena en mis pies, el sonido de la marea, las personas alrededor disfrutando.

Un buen día soleado que no quisiera perdérmelo.

Vivir cerca a mi lugar favorito tiene sus ventajas por lo que saqué el auto de mis padres. Ya tenía mi licencia de conducir así que no habría problema para ir, cuando llegué me estacioné por el mirador porque no me provoca nadar, solo admirar.

Vi a un puesto de helados a punto cerrar, me acerqué rápido para ordenar un helado de fresa. Después me puse a caminar por la plaza hacia un poco de viento, mi vestido rojo se hondeaba con el, respire hondo.

Si, vaya que necesitaba esto.

Al terminar de comer mi helado decidí regresar al mirador para sentarme sobre mi auto, ver el atardecer con las olas calmadas es una de mis actividades favoritas.
Lamentablemente ya era hora de volver, me subí al auto admirando por última vez esa vista majestuosa, en el camino a casa solo se escucha el silencio.

Necesito música.

Prendí la radio en mi emisora favorita y comenzó a reproducirse "Vienna". Llámenme anticuada pero, amo las canciones antiguas, sonreí.

Recuerdos vinieron a mi mente.

"Estoy en esta playa riéndome, unas manos me guían al agua despegándome de ellas corro hacia la misma dirección quitándome fácilmente este mismo vestido rojo viéndome tan feliz, más tarde en la plaza pido también, el mismo helado de fresa con dos cucharitas y una de ellas se acerca a mis labios, pero accidentalmente termina manchándolos, unos dedos muy suaves lo rozan hasta que por fin los toca delicadamente como si apreciara cada detalle limpiándome, al finalizar el día estoy viendo el atardecer acostada en una camioneta, al mirar abajo veo mis piernas entrelazadas con las de alguien, siento como me acarician el pelo suavemente eso me relaja un buen rato hasta que siento que mis ojos se hacen pesados y poco a poco se cierran, caigo en un profundo sueño teniendo una paz increíble transmitida por él."

<<¿Él? >>

¿Quién es él?

Yo no recuerdo a ningún él.

Mi respiración se hizo frenética, las luces de algunos autos que pasaban me comenzaron a molestar los ojos y mi vista se estaba volviendo borrosa. Debo frenar.
Paro en el estacionamiento más cercano que encuentro, salgo del auto disparada sin importar si he cerrado la puerta o no, me agarro el pecho aún no puedo tranquilizarme del todo.

¿Qué acaba de suceder? ¿Quién era ese chico?

Siento como si...como si ya hubiera hecho eso antes. <<Deja vu>>

Es una locura, yo nunca he tenido novio porque esto era un recuerdo de una persona que estaba enamorada ¿cierto?

¿Por qué me hizo sentir desorientada? Débil.

¿Esto alguna vez paso? ¿Esa persona existe?

Tenía tantas preguntas en mi cabeza pero mi instinto solo me decía una cosa.

Sal de ahí.

Quiero ir mi casa, quiero ir con mis padres. Me estoy sofocando.

Ya no quiero ir playa, ya no quiero ir playa, ya no quiero ir playa.

¿Que me esta pasando?

Reflexionó unos segundos y todo apunta a una sola cosa.

Miedo.

Tengo miedo de la playa.

¿Pero como es posible?

¿Por qué?

¿Cómo un lugar que me hacía sentir segura, se convirtió en mi mayor miedo?

Las siguientes noches ya no podía conciliar el sueño, desde ese día nunca más pude.

Porque la Adalia que amaba la playa, ya no podía ni pisarla y mi único pensamiento esa noche fue el detonante de mi pesadilla. Ese chico, el chico de la playa.

<< ¿Quién eres chico de la playa?. >>

ROJO DEJA VUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora