♣Sexo Con Mi Hermana♣ (ZaynMalik) (HOT) -DjMalik

Capitulo # 38

Sexo Con Mi Hermana

Capítulo Treinta y Ocho.

-¿Qué piensas hacer vestida de esa manera, cariño? –Inquirió. Giré sobre mis talones y lo miré. Odiaba cuando tenía aquella sonrisa burlona dibujada sobre sus labios; y aunque me costara aceptarlo, los años le han sentado muy bien.

Me crucé de brazos. Mis pechos se enmarcaron sobre ellos, la pequeña blusa apenas cubría los pezones ya duros por la anticipación, los botones amenazando con romperse en cualquier momento. Y sus marrones ojos aún fijos en ellos.

-No esperaba que llegaras hoy. Harry y yo íbamos a pasar el día juntos. –Respondí simplemente.

-Iban. –Espetó. Avanza dos pasos hacia mí, y no retrocedo. El sonido de mi corazón latiendo fuertemente era lo único que tenía en mi cabeza. Me molestaba. Aborrecía que él provocara tantas malditas sensaciones agobiantes en mí.

-Todavía queda la noche. ─Sonreí. Me relamí los labios ansiosa. Rió por lo bajo y me tomó de la cintura con delicadeza. Sus calientes manos acariciando la piel desnuda de aquella parte especial de mi cuerpo. Sus labios arrastrándose por mi mejilla hasta instalarse en mi oído, las vibraciones llegando directamente a mi ******.

-¿Él sabe que te acostaste conmigo, amor? –Susurró. Una voz ronca, sensual y varonil que me hizo gemir a voz baja sobre su cuello. Una de sus manos escabulléndose dentro del pedazo de falda que cubría a duras penas mi trasero. Quería tirármele encima y hacerle saber cuánto le deseaba, literalmente. Pero no éramos los únicos en la casa en ese momento. ¿Quizás después?

-No, y no me llames amor, hipócrita de mier.da. –Lo ataqué. En lugar de enojarse solamente me sonrió. Era como si estuviese burlándose de mí. Entonces sentí un calor acumularse en lo alto de mis mejillas. Me he ruborecido por culpa de un idiota, Dios.

-¿Tú y yo no podemos hablar sin que me insultes?

-No, porque yo no hablo con africanos.

-Yo tampoco con indias.

-Cabrón. ─Chillé a voz baja. Mi mano iba a estamparse contra su rostro en cuanto él me detuvo.

-Estúpida.

-Maricón.

-Imbécil.

-Cara de pene.

-¿Celosa de que yo fui el hermoso? –Y ahí estaba de nuevo elevando su ego.

-Si para ti los penes son hermosos. –Enarqué una ceja. Mi ceño fruncido desapareció en cuanto sentí uno de sus dedos tocar mi entrada ligeramente húmeda. Y otra vez me sonrió con picardía.

-Me gusta verte vestida de putita de instituto, dulzura. –Confesó.

-¡Hijo de…!

Las palabras dejaron de fluir en el momento en el que Zayn me besó. Traté de impedirlo de todas las maneras posibles, e incapaz de poder hacerlo, mis brazos se enredaron por sí solos alrededor de su cuello. Un beso que rompió con todos los tabúes que podían haber entre dos hermanos; fuerte, rudo, audaz, decidido. Nuestras lenguas bailaban al mismo ritmo en el que mi corazón latía. Rápido. Muy, muy rápido. Estaba segura que por un instante iba a perder la conciencia, pero el alma volvió a mi cuerpo en cuanto él se separó. Se alejó unos centímetros no sin antes besarme cortamente los labios. Y como si supiese lo que estaba a punto de pasar, Harry y Alice entraron a la cocina platicando animadamente.

Sonreímos cómplices.

-_____, la cena está lista. –Me anunció mi prometido. Asentí. -¿Pones la mesa, princesa?

-¡Oh, no! –Se apresuró a decir Zayn. –_____ me estuvo diciendo que se había sentido mal hace unos minutos, ¿por qué no la acompañas a su habitación? Estoy seguro que tiene muchas cosas en qué pensar. ─Harry lo obedeció. Y agradecí que me sacara de ahí antes que le cortara las pelotas a ese sin vergüenza.

Presentía que esa sería una noche muy, pero muy larga…