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— ¿Qué?

— ¡Que somos la pareja perfecta! Que los dos estamos hechos a la medida. Nacimos para estar juntos — suspiró.

Estaba feliz, pero algo dentro, muy dentro de mí, se removía incómodo y desesperado, Como una pequeña fierecilla enjaulada en lo más oscuro de una habitación, muy lejos de la salida; pero, sin embargo, deseosa de salir.

— Me alegro mucho por ti.

— ¡Ya sé! Y te va a encantar, podríamos salir todos alguna vez. Así te presento.

— ¿Todos?

— Si, Off, el pequeño Off, tú y yo.

— ¿Quién es el pequeño Off? — inquirí, medio confundido.

— Su hermano pequeño.

De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Off anoche y algo sobre un CD.

— Oh...me encantaría — sonreí algo incómodo

— ¡Le diré a Off para que organice todo! — me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.

Alice es dulce, tierna, cariñosa, frágil, entusiasta; era una niña pequeña encerrada en el cuerpo de un apersona adulta de veintidós años.

— Oye, quiero ir al tan famoso puente de los suspiros(1), quizá queda tomar algunas fotografías — dije, intentando cambiar de tema.

— "Il ponte dei suspiri". ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa — dijo —, más bien deberías ir a la plaza de San Marcos(2), muchos toman sus fotografías allí.

— Lo sé, pero no quiero común. Ya me conoces — me encogí de hombros.

— Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale(3), le podrías tomar bellas fotos.

— ¿Al qué? Alice, ¿te molestaría no hablarme en italiano?

Ella rio.

— Al palacio del Duque.

— Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los suspiros?

Puso los ojos en blanco antes mi insistencia.

— Está bien, te llevaré mañana.

— Gracias, eres la mejor — ella respondía un "lo sé" mientras me lanzaba para darle un abrazo.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansados al departamento.

(...)

Eran las siete de la tarde cuando llamaron a la puerta.

— ¡Es Off! — anunció jovialmente Alice y se levantó como rayo hacia la puerta.

Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.

— ¡Amor! — Alice se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió cálidamente.

La fierecilla se removió incómoda.

— Ven, pasa.

Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.

— Gun, hola — mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer tan único.

Me giré para mirarle.

— Hola Off — le sonreí

— ¿Cómo va tu primer día en Venecia?

Manual de lo prohibido |OffGun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora