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Con el paso de las semanas, el tiempo fue transcurriendo. Por lo menos para Kyungsoo.
Kai seguía igual, como siempre.
Todos los días que Kyungsoo iba a trabajar, nunca se quedaba en el hospital hasta más tarde de las ocho horas que su contrato de enfermero en prácticas estipulaba. Cuando su jornada se terminaba, se iba para el apartamento de Jongin, donde permanecía hasta el día siguiente. Kyungsoo apenas vivía ya en su propio apartamento, y se dio cuenta de que no le hacía falta.
Cuando pasaba una noche en casa, al día siguiente llevaba una mochila extra al trabajo, con ropa y comida, ya que por la noche acabaría en los brazos de Kai. A veces, cuando el enfermero llegaba al apartamento del otro no había nadie en casa, ya que como Kai necesitaba alimentarse y se negaba a aceptar la sangre de Kyungsoo, tenía que encontrar nuevas víctimas.
Pero otras veces, para alegría de Kyungsoo, cuando salía del hospital, ya de noche, Kai lo estaba esperando en un banco próximo a la entrada, vestido con un abrigo largo y tratando de ocultar su presencia de los demás.
Kai siempre murmuraba haciendo un mohín con la boca que sólo iba a buscarlo porque estaba aburrido, pero el menor sabía que era porque le preocupaba su seguridad en medio de un Seúl cada vez más peligroso.
A pesar del hecho de que el mayor peligro de Seúl era el propio Kai.
Habían pasado aquellas semanas conociéndose más y aprovechando la compañía el uno del otro. Cada mañana, cuando Kyungsoo tenía que levantarse para ir a trabajar, Kai lo atrapaba entre sus piernas para impedirle que se moviese mientras le rogaba que no se fuera.
Por primera vez en su vida inmortal, Kai no estaba solo. Y quería que siguiera siendo así.
Kyungsoo se reía con las historias que Kai le contaba; algunas tan absurdas que no podía ni creérselas. A Kai le parecía interesante cómo Kyungsoo le explicaba los procedimientos quirúrgicos que había presenciado, y cómo sus ojos brillaban cuando hablaba de algún paciente al que había cuidado durante el día. Kyungsoo se sorprendió cuando Kai le contó que podía comunicarse en, al menos, quince idiomas, y casi se arrepintió de dudar cuando le pidió que se lo demostrase. Kai encontraba adorable la forma en que Kyungsoo hablaba de sus planes de futuro y de cómo en pocos meses obtendría su título universitario, ya que sólo le quedaba terminar el período obligatorio de prácticas.
Futuro. A Kai le parecía interesante como esa palabra sonaba tan diferente para él y para Kyungsoo.
Kai, a diferencia del menor, prefería no pensar en el futuro, ya que el porvenir estaba demasiado cerca para alguien que ya ha vivido tanto, y pensar en lo que vendría era deprimente ya que lo único que veía era la muerte.
Kai ya había desistido días atrás de tratar de convencer a Kyungsoo de que dejase de llamarlo Jongin. El menor era terco, y cuando se enfadaba podía golpear el pecho del inmortal verdaderamente fuerte. Kai ya había comprobado su teoría de que Kyungsoo era un loco que estaba dispuesto de verdad a ayudarlo.
No le tenía miedo, ni tampoco sentía lástima por él, o compasión. Sus emociones eran mucho más fuertes, aunque ninguno de los dos hablase jamás de ello.
Ni siquiera Kai tenía muy claro lo que sentía por el menor, pero parecía inevitable sonreír cuando el otro estaba cerca. Era inevitable sentir su corazón latir más rápido o un calor interno que parecía desbordarse en sus risas cuando Kyungsoo era simplemente él, sin hacer nada realmente gracioso.
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Sodomia (KaiSoo)
FanficAl perder el último tren, Kyungsoo se ve obligado a caminar solo por las oscuras calles de Seúl. Lo que él no sabe es que Kai, un inmortal sediento de sangre, vaga por las mismas calles, en busca de su nueva víctima. Sodomía* es una palabra de orige...