Capitulo 12

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El señor Reginald ya estaba más presente, ya solo faltaba un mes para su cumpleaños número 12.

Los entrenamientos seguían siendo duros pero ya estaban acostumbrados.

Ese día estaba nublado pero a la vez soleado esos días provocaban una inestabilidad en Cinco ya que eran parta y parte de los gustos de Ocho y el.

-Estas bien Cinco

-Si Vanya, gracias por preocuparte

-Gracias a ti por dirigirme la palabra- reí ante su comentario- le diré a Ben y Klaus que ya me dijiste que estás bien, nos vemos en el desayuno

-Si Vanya y felicidades ya mejórate en el violín

Vanya no volteo pero se le pudo notar que se sonrojo.

Baje a desayunar como todas las mañanas, todos estaban presentes Reginald consentrado en su comida, Luther y Allison en su mundo, Diego mirando los platos de todos, Klaus en su mundo, Ben leyendo, Vanya comiendo en silencio y yo.

Después del desayuno Cinco se había preparado su café favorito, café con vainilla, aparte de ser el café favorito de Cinco, Ocho era el café que se hacía, ningún hermano se había acercado a Cinco ya que en días lluviosos o nublados preferían que Cinco que acercara.

Todos se encontraban en áreas diferentes de la casa, Luther y Allison se encontraban en el cuarto de Allison, Diego estaba en su cuarto limpiando sus cuchillos, Klaus se encontraba en el patio, Ben en la biblioteca, Vanya en un pequeño cuarto de música y yo en mi cuarto, se escucharon ruidos de un coche cerrándose, no le tome importancia ya queno se volvió a escuchar otro ruido con la excepción de Grace cocinando y Reginald cerrando su oficina.

Sonó la campana para bajar a comer todos bajamos pero Reginald no venía y lo tuvimos que esperar, pero antes de eso se escucharon pisadas suaves bajando los escalones, era ¿¡Ocho!?

Después de que Ocho bajara y todos se le quedarán mirando Reginald se presentó.

-Sentados

Todos obedecemos a Reginald.
La comida de hoy fue diferente a casi todos no dieron comidas diferentes las únicas iguales eran la de Ocho y la mía.

Ocho fue la primera en acabar.

-Me puedo retirar Sr. Reginald

Reginald miro a Ocho de una manera que no entendí.

-Claro número Ocho, y termina tus deberes pendientes Diego te ayudará a ponerte al corriente

-Ya me puse al corriente ya no es necesario

-Ordene no te pregunté

Ocho se mantuvo firme- yo te informe, no pedí tu ayuda

Ocho se levantó y junto su plato lo llevo a la cocina y luego se subió a su habitación

-Apartir de ahora todos llevarán sus platos a la cocina

Nadie dijo nada solo seguimos comiendo.

Después de comer fui al cuarto de Ocho.

-¿Puedo pasar?

-Adelante

Me abrió la puerta, apenas la cerró me abrazo con fuerza yo se lo correspondi, a los dos se nos caían las lágrimas.

Después del abrazo nos separamos.

-¿Te puedo apoyar en algo?

No gracias Cinco- en tono amable-

Alguien tocó la puerta, Ocho fue a abrirla era Diego.

-¿Qué pasó?

-Padre te quiere en su oficina

-Esta bien, después no vemos Cinco

La agarre del brazo no fuerte- te espero en mi cuarto después de la cena

Ocho solo asintió

Cerró la puerta después de un minuto baje a la oficina del Sr. Reginald.

No tienes derecho de hablarme así, y sabes que en la mesa no se habla- Reginald hablo furioso- Aparte no me obedeciste

Cómo quieres que te obedesca si me llamaste y no he podido terminar mi deberes pendientes.

Aparte de eso, no me obedeciste con respecto a las asesorías con Diego, te estaba ayudando...

Reginald no termina la frase porque Ocho lo interrumpió

¿Ayudarme?- se rió sarcasticamente- ya no necesito de tu ayuda cuando la necesite y te la pedí jamás me hiciste caso, asi que ahora no me venga a ayudar en algo que ya tiene solución- empezo a llorar pero no de tristeza si no de furia- yo le implore por tu ayuda y jamás me hizo caso, a parte me demostro que usted no es mi padre, haci que no tengo la obligación de obedecerle- todo lo que dijo lo mantuvo en un tono normal pero se entendía lo que había que resaltar de sus palabras-

-Reginald hablo bastante furioso- Tienes derecho a hacerme caso ya que yo te e sostenido todos tus gastos en tu estadía en la academia.

¿Qué me va a castigar?- empezó a hablar sarcástica- ¿cierto?

Reginald bastante furioso, le hiba a dar una cachetada a Ocho pero ella lo detuvo con bastante fuerza- No me vuelvas a hablar así, que se la primera y la última vez que me hablas así

-Tu problema es que no te gusta que te digan tos verdades.

Vete- le ordenó con voz fuerte a Ocho-

Yo me teletransporte a mi habitación y escuché como Ocho subio a su habitación.

Desde Nuestras PerspectivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora