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Lily llevaba esperando en el Lago bastante rato, estaba por irse suponiendo que no iba a aparecer. Se encontraba decepcionada, pero jamás lo admitiría.
Al girarse para volver al castillo, se encontró cara a cara con la hermana de su acosador personal. No entendía que hacia allí.
- ¿Qué haces aquí fuera? - preguntó cómo si se tratara de un secreto
Aria abrió la boca, tratando de decir algo, mientras la Evans la miraba un poco incómoda.
- Admirarte... - terminó por decir cerrando los ojos por el miedo a ver su reacción
Lily al principio se sintió confundida, sin entender que quería decir, pero se quedó de piedra al darse cuenta de la importancia de sus palabras.
- ¿Tú...? - preguntó aún en shock
- Yo... - su voz tembló no sabía que hacer, no sabía cómo reaccionaría
Lily recompuso su postura, tratando de que no se notaran sus obvios nervios, le había prometido que dejaría darle una explicación.
- No entiendo... - admitió masajeándose la sien
- Creo que mis cartas ya te lo explicaron... - se rió con nerviosismo, al menos la pelirroja no había huido de allí
- Pero... Que... Como - boqueó tratando de buscar las palabras correctas - Ni siquiera me conoces
- Puede - admitió dejándose caer en el césped - Pero un Potter sabe cuando ha encontrado a su pelirroja
Lily se sentó a su lado con algo de cautela, viendo como una sonrisa aparecía en el rostro de la castaña, sin entender a que se refería.
- Veo que mi hermano no te contó - sonrió como alguien que va a contar el secreto más oscuro de su enemigo - Todo Potter tiene una maldición, enamorarse de una pelirroja - comenzó a relatar sin atreverse a mirarla - Es algo extraño en si, es como un tipo de conexión, un tipo de...
- ¿Electricidad? - la completó sin estar del todo segura
La castaña se giró a mirarla sonriendo, mientras la otra se la devolvía con timidez.
- Se podría decir así - se encogió de hombros volviendo a mirar el lago - Mi hermano siempre me contó maravillas de ti, no me las creía pues nadie podía ser tan perfecto - sonrió burlándose de si misma - Pero entonces te vi, te escuché, te sentí... - ahora la miraba a los ojos perdiendo cualquier tipo de cobardía - Ese tipo de... Electricidad, nunca la había sentido... Hasta que cruzamos miradas
La pelirroja la veía algo maravillada pero sin dejarse llevar por sus palabras bonitas.
- Se que esperabas un chico, un hombre - se rió suavemente - Quizá con músculos, con una gran inteligencia, con su p...
- ¡He entendido el punto! - exclamó la pelirroja soltando una pequeña risa con sus mejillas ruborizadas
Aria no pudo más que admirar ese momento, esa risa. .. Nunca había sentido a su corazón latir tan rápido. Apartó la mirada de ella pensando que, si la seguía mirando, su corazón saldría de su pecho.
- Así que siento decepcionarte - sonrió algo triste - Pero soy simplemente Aria Potter, con pechos y vagina
- E inteligente - añadió Lily recuperando la atención de Aria - Quizá pensabas que no te conocía, pero si lo hago - se giró a mirarla con una tímida sonrisa - Eres de las pocas personas inteligentes en clase, tus pociones son siempre perfectas
- Casi siempre - la corrigió por lo bajo
- Quien ayudó a decorar la casa de Hagrid - prosiguió ignorandola - La que pintó ese cuadro que hay en la Sala Común, la que charla con los cuadros aunque la tomen por loca
- Es que se ven tan solos - se excusó arrancando un pedazo de césped avergonzada
Lily apretó sus labios, Aria ya sabía que estaba a punto de decir.
- Me siento muy halagada - y ahí va - Pero no creo que...
- Déjame conocerte - pidió casi suplicando extendiendo su mano hacia la chica, ya no tenía nada que perder - Déjame conocerte aunque sea
La Evans vio dudosa su mano, la acercó un poco tratando de darse confianza, pero terminó poniendola encima aceptando su petición.
- Tienes hasta que acabe el curso - avisó con una mueca aún confundida
- Tengo de sobra - sonrió confiada, si no salía con ella al menos tendría la oportunidad de conocerla
