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La mañana del domingo, cuando era oficialmente el cumpleaños del Alfa, Jimin despertó con muchos deseos de darle su regalo

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La mañana del domingo, cuando era oficialmente el cumpleaños del Alfa, Jimin despertó con muchos deseos de darle su regalo. Sin embargo, decidió hacer otra cosa antes. Salió del abrazo contrario y se metió debajo de las sábanas, no estaba muy seguro de si podría poner en práctica todo lo que Seokjin le había explicado antes, pero estaba dispuesto a intentarlo. No había pasado tal vergüenza por gusto.

Con cuidado, deslizó el bóxer del mayor hasta que dejó su miembro al descubierto; se humedeció un poco los labios y depositó suaves besos sobre la piel venosa. Yoongi se movió pero no despertó, mientras, Jimin continuó con sus besitos. Luego, fue más valiente; sacó su lengua y la deslizó por toda la extensión del mayor, quien despertó con un murmullo ronco.

—Jiminie, ¿qué...?

El pelinegro tuvo que reprimir un gemido más intenso cuando sintió la cálida y pequeña boca del menor atreverse a chupar la punta de su pene, que parecía haber despertado mucho antes que su dueño. Sin embargo, reprimir aquel sonido no le sirvió de mucho, puesto que segundos después la lengua del Omega hizo círculos alrededor de la punta y tanteó la abertura por la que el pre-semen comenzaba a salir. Y a Yoongi no le quedó más remedio que maldecir en voz baja y voltear los ojos, rendido ante aquella simple estimulación.

Jimin no se detuvo ahí. Con manos inseguras acarició los pálidos y firmes muslos del Alfa hasta llegar a sus testículos, y comenzó a masajearlos al tiempo que se introducía en la boca el pene del mayor, ya completamente duro, hasta la mitad. Sintió cómo las sábanas se deslizaban y su pequeña travesura mañanera quedaba al descubierto.

El cabello rubio y terso de Jimin rozaba el ombligo y parte del abdomen bajo del mayor, quien lejos de sentir cosquillas, sentía un excitante hormigueo cruzar la zona. Se apoyó en sus codos y miró hacia abajo, aunque no podía ver mucho de lo que hacía el menor, solo sentirlo; tocando, masajeando, chupando... De un momento a otro, Jimin alzó un poco la cabeza para mirarlo. Su rostro sonrojado y sus sensuales labios eran lo más provocativo que había visto el Alfa en su vida. ¿Cómo podía ser tan tierno y tan caliente al mismo tiempo?

Jimin trató de ser cuidadoso con sus dientes, y ahuecó las mejillas para succionar mejor e introducir más en su boca; su pequeña manito se envolvía alrededor de la gruesa base para compensar que no cabía todo. Sentía la punta golpear su garganta una y otra vez, pero se aguantó las arcadas y continuó moviendo su lengua y aumentando el ritmo.

»Por la Diosa, cachorro... —gruñó el pelinegro.

Sin poder evitarlo, sus manos se dirigieron a los cabellos del Omega, que con la luz del sol brillaban casi dorados. No obstante, no ejerció presión ni lo hizo moverse a voluntad, por el contrario, acarició con gentileza las suaves hebras.

Jimin se sintió como un gatito al que mimaban por portarse bien, y casi ronroneó gustoso porque a su Hyung le gustaba lo que le hacía. Su gemido se convirtió en una ligera vibración que sacudió el miembro en su boca, y en pocos segundos sintió algo caliente y viscoso resbalar por su garganta, acompañado de un jadeo tembloroso del mayor. El rubito sabía que no tenía que tragárselo, pero no le molestó en absoluto.

𑁍˖⋆Ꮇꭹ Ᏼꭼꮮꮻꮩꭼꭰ Ꮻꮇꭼꮐꭺ˖⋆𑁍  YOONMIN ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora