Miradas desconocidas

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Era bastante temprano cuando Kazuya se estaba despertando. El reloj que marcaba el comienzo del día fue lo que le dio la bienvenida. Inmediatamente después de darse cuenta de eso, se frota un poco los ojos y se decide a levantarse. Entrando al baño y viéndose en el espejo, noto sus cambios.

— … nada —Pensó.

Había pasado una semana desde el asunto en la reunión que involucraba a ■■■■■■■■, ■■■■ y su abuela. Kazuya no había podido reconciliar el sueño muy bien desde ese día. Además de eso, no había salido de su apartamento desde hace mucho. El lado bueno es que había limpiado, así que ya no debería avergonzarse si alguien venía a visitarlo.

El sonido de la ducha le hacía compañía en la pequeña y estrecha habitación. Se había acostumbrado bastante al silencio, de hecho, se podría decir que le gustaba. Tampoco podía recordar la última vez que abrió su boca para siquiera hablar. Aunque para el eso era irrelevante. Después de todo, ¿para qué hablar si no tienes a nadie con quien poder entablar una conversación?

Ahora que lo recordaba, habia venido alguien muchas veces a tocarle la puerta, pero el nunca abrió la puerta o si quiera le respondia a la persona que lo buscaba. Pensaba que tal vez era ■■■■ que, debido a como lo vio la semana pasada, este preocupado por el.

— En serio, ¿Qué le pasa a esa chica?
No podía entender realmente por qué Mini se preocupaba tanto por él. Podía entender porque talvez eran amigos, pero, aun así, venir todos los días al departamento de alguien aun sabiendo que no te abrirá, ¿Cómo se le podría llamar a esa persona?

— …Un tonto.

A los ojos de kazuya, ■■■■ era una persona tonta. No por el hecho de que venga a su casa, si no por el hecho de que, sabiendo que la ignoraran, aun insistía en querer ayudar.

— Aaaaah, en serio esa chica.

Cerrando la llave de la ducha, el joven agarro la toalla que tenía a un lado, se secó, y salió del baño. Se había puesto su ropa estándar de siempre. La única diferencia es que ahora llevaba unas especies de mangas largas debajo de la camisa naranja con dibujo en forma de espiral.

— Bien…

Si fuera por él, no saldría hoy y seguiría encerrado. Pero como toda persona, tiene sus necesidades, y sus suministros de comida se habían agotado. Simplemente compraría ramen instantáneo y volvería. Simplemente eso.

— Pero antes de eso, arreglare mi futón.

Después de haber arreglado su futón, kazuya estaba de pie en frente de la puerta que daba la entrada y salida de su departamento.

Cuando la abrió, instintivamente puso sus brazos delante de su rostro y parpadeo varias veces para que sus ojos se acostumbraran a la luz del sol. Luego de que sus ojos se acostumbraran a los rayos del sol, kazuya se dispone a bajar las escaleras que daban hacia la calle principal que llevaba hacia el mini mercado que quedaba por su vecindad.

— Ha pasado un tiempo desde que me vi con mi abuela… y ni siquiera hablar de Mizuhara o Ruka…

Chasqueando  sus dientes, el peli-marrón dijo eso en su mente. Había pasado un tiempo desde que habia escuchado sobre ■■■■ o ■■■■■■■■. Lo único cercano que se podría llamar “interacción” seria los cientos de mensaje que tenía por parte de ■■■■, y los mensajes que tenia de ■■■■■■■■. No estaba de ánimos para ver alguno de ellos así que nunca les contesto ninguno. Y, a decir verdad, si se animara a responderles, no sabría exactamente que decirles. No después de todo lo que ha pasado.

Kanojo, okarishimasu: Kazuya KinoshitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora