Capitulo 4.

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Dejaron de tacarme ¡me dejaron con ganas! Acke mi miro con preocupación un momento, luego siguió su conversación con papá

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Dejaron de tacarme ¡me dejaron con ganas! Acke mi miro con preocupación un momento, luego siguió su conversación con papá.

Trato de distraerme mirando hacia otras mesas, observando todo tipo de personas; unas coqueteando, otras pareciendo incomodas, unas parejas ignorándose, unas chicas coqueteando entre si... espera... ¿unas chicas? Miro otra vez hacia la mesa donde se encuentra la pareja. Ellas se encuentran muy a gusto, son lindas; una pelirroja y una rubia. Solo puedo pensar una cosa <<son hermosas>>.

— Amor, tu padre te habla.

— Padre lo siento estaba distraída ¿podrías repetirlo?

— Que si ya tienen fecha para anunciar su compromiso. — Todos están claramente interesados con esa pregunta ya que dejaron de hablar entre sí, pero no olvidemos el hecho de que ¡solo tengo dieciocho! Aunque Acke sea el chico que quiero, pienso que es una edad donde tienes que disfrutar, cosas como: salir a fiestas, drogarte, vivir una vida loca. No amarrarte a una persona.

— Oh, eso... — definitivamente no me emocionaba hablar de eso, y lo hacia notar en mi voz.

— Amor yo pensé ¿qué tal si nos casamos cuando cumplas los veinte?

— Tendrás veinticuatro, amor.

— Si la diferencia de edad no es un problema ahora ¿por qué lo será más adelante? — Acke tenía veintiuno, nos llevamos solo tres años, pero eran los tres años.

— Si, tienes razón, cariño.

— ¿entonces que decidirán? — pregunto la metiche de mi hermana.

— Nada que te incumba. — la callo.

— Oh, lo siento su majestad, no sabia que eso no era de mi incumbencia. — dice rodando los ojos en el proceso.

Papá hizo de oídos sordos, por primera vez estaba haciendo eso. Y lo agradecí. Pero para mi suerte llevo aquella moza linda, trayendo consigo nuestros platos en un carrito. Cuando traen todos los platos, esperamos en silencio el vino caro pero delicioso de por sí, que pidió padre.

Cuando el vino esta aquí, Tía Shelby le pide amablemente a la moza que nos sirva a todos, en nuestras copas.

La chica que por lo que veo en su etiqueta al lado izquierdo de su busto se llama Katrisha, sirve cuidadosamente el vino.

— Bien, puedes irte. — habla Crono, con una voz malditamente profunda.

— This. Bye, bye. — le secunda su hermano, con total diversión.

El rostro de Katrisha se vuelve rojo, pero no sabría decir si de vergüenza o de furia, pero igual asiente y se va.

— Agarren sus copas que vamos a brindar por nuestra familia unida. — agarramos nuestras copas — salud. — todo chocamos nuestras copas delicadamente para no romperlas.

Inmoral. © [En proceso, Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora