El emperador y el artista

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Imagen perteneciente al artista en Twitter; YUE魂 @YUEHUN_moon


(Época imperial en China)

El emperador Naruto era alguien que no se media en cuanto a entretenimiento se refería, sean invitados ricos o pobres, nobles o campesinos, niños o adultos, extranjeros o conocidos. El deseaba que todos a su alrededor fueran felices y eso se observaba tan solo poner un pie en su ciudad, en ella se respiraba tranquilidad, elocuencia, respeto y alegría desmedida.

Sus consejeros le reprendían constantemente que dejara de gastar tanto en algo que no sabía manejar, sus palabras siempre eran que debía velar por la estabilidad económica de su reinado. A él le daba completamente igual, las princesas y doncellas venían a él como aves a una empalagosa flor.

Los hombres también estaban incluidos, concubinas o concubinos estaban a su nombre pero en lugar de usarlos como esclavos los dejaba trabajar en el mantenimiento de su palacio. Su vida no podría ser más que idas y venidas, siempre danzando en noches estrelladas y en festivales a su nombre.

El emperador Naruto era muy alegre, demasiado a decir verdad. Pero detrás de toda esa mascara de felicidad se encontraba el corazón marchito lleno de tristeza, la partida de sus padres al poco tiempo de nacer le dejaron un hueco en el corazón que ni todo el poder o riquezas que se pudieran ofrecer podría curar.

En las noches a espaldas de todos entre las cuatro paredes de su habitación, de su grande, espaciosa y solitaria habitación donde el sonido del viento y los grillos estremecían a su cuerpo provocándole sustos y pesadillas, el lloraba quedamente.

Se sentía solo, pero si quería ser un gran gobernante tenía que sonreír. Era un gran guerrero que protegía a su nación, había participado en muchas batallas y todas las había ganado.

Ahora todo era pacifico a su alrededor y nadie se atrevía a enfrentarlo o desafiarlo.

Por esa razón cuando un viajero se presentó a su palacio diciendo que traía un regalo del Clan del Abanico para su ritual de mayoría de edad, no espero encontrarse con un joven de 16 años sosteniendo un gran guqin (instrumento chino) entre sus manos y mirándole con calma.

La mirada negra como la noche perforo su piel hasta hacerla arder y provocarle escalofríos, la piel blanca que se veía a través del hanfu (ropa tradicional) era pulcra como la ropa que portaba, en su rostro varonil estaba enmarcada una mirada imperturbablemente fría y la elegancia con la que mostro sus atributos solo lo hizo sentir extraño, como estar descubierto ante alguien intimidante.

El no hacía más que mirarlo y con palabras torpes y atropelladas le invitaba a pasar para platicar en alguna de sus habitaciones.

Mando a llamar a sus sirvientes para que arreglaran la habitación de su invitado y prepararan su baño enseguida.

Mientras pasaba dos días más separados el uno del otro les daba la sensación inquietante de encontrarse, hacia lo veían las doncellas del palacio al ver al emperador asomarse por la habitación del artista y alejarse sonrojado rápidamente cuando era descubierto.

Los días pasaron entre ellos con calma y el día de la fiesta Naruto pudo ver porque el chico era tan educado y melancólico.

La maestría con la que tocaba el instrumento sobre sus muslos era digna de una obra divina, embeleso a todos a su alrededor apenas toco una sola pieza cuando el público ya clamaba por más.

Ese día Naruto el emperador se había enamorado de un simple artista llamado Sasuke.

Antes de darse cuenta los sentimientos le abarcaron como una marejada tan devastadora que ni podía respirar cerca de el sin sentir que podría morir ahogado. Entre discusiones consigo mismo y negación sobre sus propios sentimientos tomo valor para acercársele de forma lo más "normal" que pudo y no tropezar al dar los primeros pasos frente a él.

Reencarnaciones  (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora