O6

1.5K 147 18
                                    

Tenía miedo, como cualquier ser humano, sería una mentira decir que un Uchiha no siente ese sentimiento, seria una mentira decir que el era un ser humano pero no poseía sentimiento porque el ahora desbordaba en llanto. Apenas pudo recuperar la conciencia se echo a llorar, no entendía algunas cosas, y las que lograba procesar solo hacía que se sintiera mal. Tanto tiempo añoro una hermosa familia, ahora parecía su sueño llegaría a cumplirse pero, no lo hacia del todo de la manera adecuada.

Sasuke Uchiha lloraba, reía, se enojaba, se asustaba, era humano después de todo. Pero siempre fue catalogado como un ser sin sentimiento, después de todo era un Uchiha proveniente de un clan maldito con aquellos ojos. Ojos malditos...

Podía copiar técnicas, un ojo que todo puede, un poder que muchos deseaban, odiaban, adoraban. Pero para el era un poder que sólo quitaba, maldecía... una perdición para su portador ¿sería el mismo destino para este pequeño ser que crecía dentro de el?

¿Un milagro? No. Una maldición

Lo atormentaria cada día de su vida, cada vez que mirara al espejo recordaría lo que su hermano hizo, lo que su padre hizo y obligó. Esos ojos rojos como la sangre.

- ¿Deberíamos morir? - miro cansado el techo sudando frío - No. Él no lo permitiría, lucho por mi, no sería justo - negó limpiando cuidadosamente su rostro, estaba tenso, tenía miedo y pensar en el futuro solo hacia que todo empeorará. El querer ser salvado era un pensamiento egoísta, quería que otra vez su atención se centrará en el, quería que otra vez lo buscará y que se preocupara por el, porque quería ser egoísta, solo por esta ves quería ser egoísta y tener todo de Naruto.
Solo por esta vez, quería que Naruto nunca se hubiera separado de él, pero, siempre tendría ese recordatorio que el mismo fue el que se separo.
- 'No quiero ser egoísta, pero por ti tendré que serlo' - resoplo por su mente mientras su no notable vientre era acariciado delicadamente, tratando de resguardar con cariño al pequeño ser que crecía dentro.

El pequeño no tenía la culpa de nada, no tenía la culpa de tener unos malos padres, el no los escogía. Era simple; la suerte...

El chirrido de la puerta lo hizo volver en sí, una mujer de cabellos rojizos entró por aquella puerta con una expresión cansada y quizás avergonzada.
- Maldición, esa mujer está loca - murmuró frotando con molestia su cabellos trayendo entre una de sus manos una carta.

- Necesito hablar con... - paro pensando mejor si era o no una buena idea, miraba de reojo la expresión de su acompañante que parecía satisfecha.

- Si, ya lo sé, a pesar que dijiste que el no debe saberlo. Mírate ahora, queriendo ser egoísta más tiempo - hablo Karin tranquilamente apoyándose sobre la pared más cercana descansando su cuerpo - pero antes deberíamos esperar a la estúpida de tu amiga, seria desastroso no tener otras opiniones acerca de esto. Llegara en unas horas más - explicó sudando frío mirando la pequeña carta que había sido arrugada anteriormente.

Quizás había olvidado lo fuerte que era Sakura, pero aun le sorprendía esa motivación de seguir, aún siendo imposible Sakura estaba logrando lo que el no pudo; llegar a ese lugar en meno de un día. No sabía si sentir miedo o admiración porque esto era imposible, podía entender un poco el miedo de Karin.

- 'Esa mujer está loca' - pensó Karin recordando que fue apenas hace unas horas que le envió dicha carta y ahora aquella mujer se encontraba más cerca de ese lugar donde Sasuke y ella se encontraban. Tal vez era el miedo lo que la rodeaba o el echo de estar nerviosa por ver a la mujer tan explosiva, una segunda opinión era necesaria pero sentía sería comida por la mirada por Sakura, en especial si su" análisis" era erróneo lo cual dudaba.

- Jamás va a cambiar - susurro negando nervioso, se acomodo sobre la cama donde descansaba, acomodo su largos cabellos que caían sobre su cara sudorosa, aún no podía calmar su nerviosismo y esa ansiedad de huir. Pero el sabía que sería incorrecto hacerlo, el tenía algo por lo que vivir ahora y no podía darse dicho lujo de seguir huyendo de todo, debía afrontar el pasado y lo que pronto sería su futuro.

𝑫𝒐𝒃𝒍𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora