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Al segundo recreo me encontraba yendo a la cafetería, alguien me tapó la boca con su mano y me metió en la sala del conserje. Al menos seguía sujetando mis muletas.

Me intenté liberar del agarre de esa persona.

-Hazme caso y cállate- dijo susurrando en mi oído, era Lee Minho.

Solté un suspiro algo resignado. Poco después quitó su mano de mi boca y suspiró relajado.

-¿Me vas a explicar que ocurre?- pregunté intentando darme la vuelta, hablarle mientras miraba a un par de cajas que habían a unos metros delante de mí no era muy cómodo.

Pero me impidió darme la vuelta.

-Será mejor que salgamos antes de que entre alguien y piense cosas raras- dijo abriendo la puerta de la sala y saliendo por esta.

Salí de aquel lugar, a lo lejos pude ver cómo Minho giraba para ir por otro pasillo, le seguí lo más rápido que pude, pero cuando llegué al giro ya no estaba.

-Maldito idiota- aquel chico era demasiado extraño.

Cuando llegué a la cafetería no le ví por ningún lado, y lo mismo ocurrió cuando llegó de nuevo la hora de clase.

Tampoco le ví a la salida.

¿Por qué me estaba preocupando por aquel idiota incomprensible?

No tenía ni idea, pero no me gustaba preocuparme por los demás.

[...]

El día siguiente esperé a que Minho llegase al Instituto, pero no le ví hasta el primer recreo, dónde me lo encontré por el pasillo de camino a la cafetería e intentó irse lo más rápido posible, le sujeté del brazo logrando que detuviera sus pasos, pero no me miró.

-¿Qué te ocurre?- pregunté sonando más preocupado de lo que esperaba.

Él soltó una risilla, pude imaginar que estaba sonriendo.

-Es gracioso el escucharte preocupado por mí-

Me puse enfrente suya como pude, él evitaba hacer contacto visual conmigo. Acerqué una de mis manos a su rostro, donde ví que tenía varios moratones, parecían estar cubiertos con algo de maquillaje, pero aún se podían ver un poco.

-¿En serio estabas huyendo de mí por tener moratones en tu rostro?- pregunté más suave de lo que quería sonar.

-Ya, para- dijo sujetando mi mano a la vez que la apartaba de su rostro -¿Desde cuándo te preocupas por mí?- me preguntó haciendo contacto visual conmigo.

Abrí la boca para decir algo, pero la cerré al no saber que responderle, ni yo sabía el por qué me preocupaba por aquel chico.

-Bien, vamos a la cafetería- dijo soltando mi mano, pero ninguno de los dos nos movimos -Ya me has visto, me da igual ir contigo ahora- dijo mirandome con su característica sonrisa.

-¿Quién te ha pegado?-

-No tiene importancia- dijo e intentó seguir su camino a la cafetería, se lo impedí sujetandole del brazo, de nuevo.

-¿Fueron ellos verdad?, Changbin, Bangchan y Felix- al ver que desvió la mirada de la mía supe que tenía razón -Y me atrevo a decir que es porque me proteges cuando se meten conmigo. Por eso no querías que viera que te habían pegado- hizo contacto visual conmigo y asintió suavemente -En ese caso deja de ayudarme, no quiero que se metan con alguien por mi culpa- Minho me miró entre sorprendido y molesto.

-No es tu culpa, yo he decidido ayudarte; desde un principio no te hice caso, y ahora tampoco lo voy a hacer, así que deja de decir tonterías y vayamos a la cafetería-

Tal como dijo fuimos a la cafetería, Minho parecía estar como siempre, pero por alguna razón yo me sentía extraño junto a él.

-¿Crees que se hayan cansado de nosotros?- pregunté al darme cuenta de que aquel día no nos habían molestado.

-No lo creo, cuando se aburran vendrán- dijo cogiendo una galleta -Que raro, no me has dicho nada- dijo masticando la galleta que me había quitado.

-Supongo que me empiezas a caer bien- dije sinceramente, a la vez que cogía la última galleta.

-Si es así, ¿puedo invitarte a un helado esta tarde?- me preguntó tomándome desprevenido, aquella pregunta no me la esperaba para nada -Ya que has dicho que te empiezo a caer bien podemos aprovechar a conocernos mejor- dijo al ver que no respondía.

-Oh, está bien-

Ni siquiera sabía por qué acepté.

𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘧𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora