Capítulo 3

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Después de aquella ocasión, Shion había sido más cuidadoso con sus palabras y hasta movimientos, mientras que por parte de Yue, este se encontraba cada vez mas confundido y le era extraña la diferencia de ahora a hace semanas. En la actualidad dormía entre sabanas que le ayudaban a combatir el frio, cuando despertaba se encontraba con un olor agradable para nada parecido a la sangre que siempre debía derramar, la comida le era servida en un digno plato y no en el suelo como el animal que se le dijo que era, en vez de pasar horas rezando hasta que sus rodillas quedaran rasposas, podía sentarse como quisiera a leer tranquilamente, acto que ayudaba a calmar sus constantes miedos de que todo fuera un sueño, y, sobre todo, la forma en que el castaño lo miraba y le sonreía con su constante frase ¨siempre puedes negarte¨ era lo que más desconcertado lo tenía.

- ¿Realmente está bien? -se atrevió a preguntar el albino en una ocasión mientras comían

- ¿Qué cosa? -el otro estaba muy entrado en su comida que no se dio cuenta la constante mirada que le dedico antes de atreverse a hablar

-Todo esto… Tanta amabilidad, no la merezco ¿no lo enviaron para seguir con lo que hacia Tanaka-sama?

-En eso tienes razón, me enviaron para seguir castigándote, pero no lo hare. Puedes seguir sin creerlo, pero tu no eres un demonio, eres solo una persona muy lastimada con una habilidad poderosa. -pudo observar la duda en los ojos de aquel - Quiero conocerte y entender como terminaste en esto, además de lo extraño que es que a alguien así le importe la vida de otros, realmente extraño

- ¿Quiere conocerme?

-Si no te desagrada, si

Yue observó como el mayor bebía café de su taza, a lo que él bajo la mirada observando como sus nerviosas manos se revolvían entre sí, ¿eso era todo? Parecía demasiado bueno para ser verdad. Entonces si ese era el caso, ¿Qué derecho tenía de negarse? Era tan irreal la situación, sentado como un igual frente a un ¨santo¨, si se le permitía ser sincero, le agradaba y la idea de hablar sobre sí mismo a otra persona por primera vez, bueno, era lo más cercano a lo ¨normal¨ en su vida.

-Tanaka-sama me encontró cuando tenía 5 años, él me dijo que una familia le pidió su ayuda con un demonio que poseyó a su hijo y cuando llego se encontró con una bestia salvaje

- ¿El tigre?

-Si… Me dijo que con muchos rezos logro contener al demonio, les dio instrucciones a mis padres para que pudiera seguir con ellos sin lastimarlos, pero… ellos me rechazaron. El me repetía esta historia muchas veces, nunca debo olvidar que el me salvo de morir en las calles como un huérfano, el… el dolor que sentía debía agradecerlo porque representa su piedad, sin el yo estaría muerto. -mantuvo la mirada baja, no se atrevía a ver a su acompañante pues éste de seguro mostraría desaprobación, cosa que era así pero no contra él, si no por el concepto que le enseñaron de ¨piedad¨, sentía asco -Pero… es extraño.

- ¿Qué cosa?

-Bueno, no se como explicarlo, siempre he creído en sus palabras, y-yo jamás me atrevería a contradecir a un santo, pero una parte de mi piensa… -sus ojos bicolor se posaron sobre el castaño dudando un poco de si seguir hablando, finalmente continuo -Que nunca me había sentido tan agradecido hasta que usted llego a mi vida, la forma en que me trata no es como ninguna que hubiera conocido antes, por primera vez siento… miedo de despertar y que todo esto acabe -termino de hablar de forma tímida al final, mostrando una pequeña sonrisa con la pena marcada en sus mejillas, rápidamente volviendo a ver sus manos

El sacerdote estaba impactado, el disgusto que sentía ante su historia se fue para tener ahora un sentimiento inexplicable ¿Conmovido? Podía ser, nunca alguien se había expresado de esa forma hacia él, además ¿había visto bien? ¿sus ojos lo estaban engañando? ¿Qué había sido eso que lo transporto al cielo por unos segundos? Ah… Una sonrisa. Su sonrisa. Era la primera vez que la veía ¿Y ese lindo carmín que adorno su piel haciendo resaltar sus labios? Aquella combinación había sido tan exquisita, y no hablemos de sus ojos, aquellos que conoció tan apagados y tristes estaban comenzando a iluminarse. ¡Sentía unas ganas inmensas de agradecer a su superior de rodillas por haberlo mandado a este lugar! ¡Le besaría los pies!

El ángel entre los demonios terrenales | DazatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora