¤¤ Capítulo 38 ¤¤

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Juvia se encontraba arrancando las malas yerbas en una zona del jardín, arrodillada en la tierra ligeramente húmeda y admirando las flores que todavía permanecían intactas a pesar de que el clima frío comenzaba a arribar las tierras altas. Su larga cabellera permanecía atada a una coleta alta y a su vez se protegía de los rebeldes mechones con una pañoleta, descubriendo así su frente. Terminó su tarea y cortó con sumo cuidado algunas flores que estaba dispuesta a depositar en un jarrón que se hallaba en el gran comedor. No obstante, apenas cruzó las puertas al interior de la cocina descubrió un silencio absoluto, así como el hábil y claro sonido del piano que permanecía en una habitación que rara vez era abierta. Juvia miró interrogante a los criados y a Bisca, una de las cocineras, y esta se acercó de golpe y con tono disgustado le contó.

—Es esa mujer... inglesa, ha convencido a Wendy de que la lleve a donde se encuentra el piano que el señor Natsu ha tenido resguardado por tanto tiempo —Juvia abrió los ojos con sorpresa, y decidió que tenía que ver con sus propios ojos a Lucy tocando el piano. No para apartarla ni advertirle de que a su esposo no le haría gracia ver que una orden suya había sido desobedecida—. Juvia, querida, creo que lo más prudente sería mantenernos alejados, Natsu no tardará en regresar de la cacería y la pondrá en su lugar.

Aquella última frase detuvo a Juvia un momento y la instó a observar a Bisca con severidad.

—Te recuerdo que esa inglesa como tan despectivamente la llamas es la esposa de Na... Salamander, llámale así o lo meterás en problemas un día. Así que si ella le pidió a Wendy tocar el piano no veo nada de malo.

—Nuestra señora no puede ser una inglesa, y ya sabemos que Salamander ha sido obligado a casarse con ella. Todos sabemos lo que esa mujer es, y no se trata de una santa. Que se acueste con ella no significa que pueda darnos órdenes.

—¡Es tu señora, es la esposa de Salamander te guste o no! Así que aprende a compor...

—¡Ey, Juvia, ¿por qué esa cara? —Intervino Gajeel, entrando con Salamander dentras suyo, cargando entre ambos el fruto de la caza.

Antes de que pudiera responder, una voz angelical se alzó por las paredes del castillo, llevada en un eco que resonó en sus altos techos y recorrió las torres como una neblina que se extendió, apenas perceptible. Juvia se enamoró de aquella voz femenina, pero pudo ver la expresión de Salamander ensombrecerse y por su ojos el reconocimiento del sonido que acompañó al piano. Él soltó su carga y con pasó decidió salió de las cocinas en dirección del sonido.

Oh, you can hear me cry
See my dreams all die
From where you're standing
On your own.
It's so quiet here
And I feel so cold
This house no longer
Feels like home.

—¡Salamander, qué harás! —Juvia lo siguió de inmediato, ignorando la expresión satisfecha de Bisca y el desconcierto de su hermano mayor. Natsu no la miró, y con la peluca ocultando sus rosas cabellos, avanzó decidido a su despacho particular, donde residía el piano—. ¡Sal...!

—No te entrometas —le advirtió, deteniendo su avance y girando a ella tan rápido que hubiera chocado con él de no ser por su gentil agarre para detenerla. Juvia negó—. Juvia, no es asunto tuyo.

—¿Qué hay de malo en que toque el piano? ¿Qué daño te hace?

—He dicho que no es asunto tuyo.

Oh, when you told me you'd leave
I felt like I couldn't breath
My aching body fell to the floor
Then I called you at home
You said that you weren't alone
I should've known better
Now it hurts much more.

You raise me up.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora