2.

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Al siguiente día, mientras Taeyong tejía una corona de flores para evitar la ansiedad, alguien golpeó la ventana de su negocio llamando su atención. Era Jaehyun quien le dedicó una tranquilizadora sonrisa de hoyuelos.

—En primer lugar, me disculpo por haber dejado ayer todo lo que prepararon para mí. Estaba muy enojado, pero eso no me daba Derecho para ser un idiota con ustedes.

—Está bien, Tae. Tranquilo, no tienes que disculparte. Lo que dijo ese joven tampoco fue muy amable —Jaehyun vio la corona de flores que estaba haciendo y sonrió—. Está hermosa. Son...

—Flores de lavanda que encontré al lado de mi casa.

—Es perfecta... Voy a tener que pedirte que hagas dos para Sicheng y para mí —Jaehyun colocó un brazo en su cuello sintiéndose incómodo—. Por cierto... Sicheng y sus amigos están llegando y mira, Tae, sé que ese tipo es muy exasperante, pero no vale la pena que arruines tu día si él no te cree al final. Tú no deberías demostrarle nada en primer lugar. Tú sabes que tu habilidad es real y es todo lo que importa.

—De todos modos no voy a dejar que un tonto niño rico me pisotee —Taeyong se cruzó de brazos sentándose en su asiento espectante—. Es demasiado irritante, realmente siento mucha lástima por la persona que esté del otro lado de su hilo.

Jaehyun rió y entonces volvieron a golpear la puerta.

Apenas Doyoung entró al recinto, sus ojos se conectaron como si una clase de fuerte magnetismo los atrajera. Taeyong subió su rostro altivo y Doyoung apretó sus labios con frialdad.

La tensión en el aire era tan espesa que incluso costaba respirar.

—Hola, Taeyong. Es un gusto verte de nuevo hoy —Ten le sonrió saludandolo y solo allí los ojos de Taeyong se apartaron. Le dedicó una sonrisa amable.

—Ten está bastante emocionado con que leas su alma gemela —comentó Sicheng.

—Ya le dije que esto es una estupidez, pero no me quiere hacer caso. Eres realmente bueno en esto del engaño —Doyoung comenzó a esparcir veneno recostandose en un pared con los brazos cruzados encima de su pecho—. Es decir, ¿leer almas gemelas? Qué buena estrategia.

—Doyoung —dijo Sicheng en un tono de advertencia—. ¿Qué habíamos acordado?

—Es solo que... —Doyoung le dedicó una mirada a Taeyong con los ojos entrecerrados—. Bien, bien. ¿Les molesta si toco el violín en cambio? De otro modo, sé que lo que siga diciendo, no va ser tan bueno.

Taeyong casi creía que el ataque de Doyoung era personal.

—Cualquier cosa que sirva para mantener tu boca cerrada está bien —dijo girándose a mirar a Ten. Doyoung abrió su boca para responderle, pero sintió que Sicheng lo miró con el ceño fruncido y volvió a callar.

Suspiró y se giró para comenzar a sacar el violín del estuche que tenía en su espalda.

—Puedes sentarte, Ten —Taeyong dijo amablemente—. Te explicaré qué es lo que hago para que entiendas, porque hay dos posibilidades y como tú eres de otro reino, hay más probabilidades de que sea la segunda.

Ten asintió ante sus palabras y en ese instante, Doyoung comenzó a tocar el violín. Taeyong inmediatamente reconoció aquella melodía y subió abruptamente su mirada para ver cómo Doyoung tenía sus ojos fuertemente cerrados mientras tocaba el instrumento con la emoción solo comprensible de un músico que le apasionaba hacerlo.

Se había quedado sin aliento, tan solo observando cómo aquellos dedos blancos recorrían el instrumento con pureza y el arco se movía majestuosamente ante las cuerdas. Taeyong sintió cómo, muy lentamente, su cuerpo comenzó a llenarse de vida y todo se movía en relación a la melodía. Solo importaba esta más que nada en el mundo.

Cataclismo ; TaeDo/DotaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora