V: Humo.

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Changbin durmió tan bien que las noches en vela parecían no haber sucedido nunca; esas en las que casi no dormía pensando en sus deberes, el sinfín de cosas que pueden abrumar la mente de uno sin tener especial importancia en la vida diaria.


¿Nunca han tenido la sensación que todo lo bueno termina muy pronto?

Fue exactamente lo que sintió Changbin cuando un grito ensordecedor perturbó su sueño, haciéndolo despertar de golpe con un dolor de cabeza momentáneo.

Miró hacia el lugar de donde provino encontrándose a Seungmin parado a unos metros de él, en el pasillo que conectaba con la sala dónde Changbin se durmió mientras veía televisión.

La expresión de Seungmin no era otra que de puro terror, tenía el rostro pálido con los ojos bien abiertos. Incluso cuando Changbin estuvo viéndole sin entender ni un poco de lo que pasaba, Seungmin no abandonó dicha expresión. Las manos le temblaban al igual que las piernas, se apoyaba en la pared como recurso para no caer.

—¿A ti qué rayos te pasa? Tú no te ves bonito al despertar con esa saliva seca en la barbilla —dijo Changbin con un notable malhumor mientras se pasaba la mano por el cabello con los ojos levemente entrecerrados.

—¡N-no entiendes, idiota! —gritó Seungmin al cabo de unos segundos en los que recuperó la voz. Se acercó un poco a Changbin, cerciorándose de su bienestar—. Había un chico allí contigo. T-tú estabas acostado en sus muslos, él te acariciaba pero, pero, su piel era grisácea como si estuviera podrida ¡Qué asco! Había una marca en su cuello y toda su piel ¡Puaj¡ era como si llevara meses en la tumba.

Fue entonces cuando Changbin despertó por completo con un nudo en la garganta. Él sintió las nombradas atenciones que lo ayudaron a dormir en primer lugar. Juraba que fue Seungmin quién volvió a su lado en medio de la noche. Se equivocó.

Había sido él, fue Jeongin quien le visitó en tal estado de somnolencia que ni siquiera tuvo intención de confirmar si realmente se trató de Seungmin. No era tonto, eso tenía que reconocerlo.

Lo que más lo asustó fue que parecía conocer su comportamiento demasiado bien. Se aterró.

—¡Te lo dije! ¡te dije que algo salió mal!—vociferó levantándose del sofá tras varios segundos de estupefacción. Se estremeció, atónito, a unos pasos del sofá mirando fijamente el lugar donde pasó la noche. Le temblaba todo el cuerpo.

Estaba asustado, quizás más que antes porque ahora todo estaba innegablemente confirmado. Un ser estaba tras él, no en su casa, no en el espejo; le buscaba a él y a nadie más.

El solo pensamiento de tener a alguien o algo desconocido junto a él todo el tiempo fue suficiente para que sintiera un nudo en el estómago. Miró a los lados con temor, podría estar a su alrededor en ése mismo instante, observándolo desde un plano distinto al cual no tenía visión.

—Hay que buscar una solución para esto antes de que sea demasiado tarde —habló Hyunjin desde la puerta de la habitación, quien escuchó la charla y confirmó sus sospechas de haber visto algo la noche anterior. No entendía todo bien, pero podía intuir la naturaleza de la situación.

Hyunjin se apartó de la puerta dejándole paso a Seungmin y a Changbin quien caminó detrás de él, por primera vez en su vida; no soportaba la idea de quedarse solo.

—¿A qué te refieres? —preguntó Changbin sentándose al borde de la cama.

—Solo señalo lo obvio, quien debe saber que hacer para que no te chupe el diablo es Seungmin —respondió Hyunjin, tratando de no reírse—. Es él quien se la pasa con todo ése contenido extraño, está medio traumado allí donde lo ves, no le gusta dormir solo.

El Amante Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora