Me obligaron

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Luego de recibir todas las clases del día de hoy, las cuales fueron hasta las 12:00 a.m, me encuentro junto a Abel recogiendo nuestras cosas para irnos el fin de semana a mi casa, realmente estoy emocionada por esto.

-Ya estoy-, me dice Abel tomando un pequeño maletín en sus manos.

-Llévate el mío y adelántate, aún debo guardar algunos libros en la mochila-.

-De acuerdo, te veo en el auto-, dice para luego tomar mi maletín y salir por la puerta, no sin antes despedirse de Yasser quien está sentado en su cama.

-Espero que la pasen bien-, habla de repente y veo que me está mirando con una expresión neutral en su rostro.

-Gracias-, respondo y continúo con mis cosas pero habla una vez más.

-Y espero también que Abel le caiga mejor que yo-, lo miro con una ceja levantada para luego unirme a las risas que le provocó mi reacción.

No dice nada más y me doy cuenta de que se acaba de bajar de su cama y tiene intenciones de irse, en ese momento, un impulso se apodera de mí.

-Yasser espera-, lo llamo.

-¿Sí?-, se detiene.Me acerco unos pasos quedando frente a frente, noto que está un poco confundido, yo también lo estoy pero ya no me detendré.

-¿Por qué me abandonaste hace años?-, pregunto y se tensa.-¿Es en serio que ya no me querías?-, él suspira.

-Es más difícil que eso-.

-Explícalo-, digo rápidamente.

-Te lo explicaré cuando estés preparada para aceptarlo y entenderlo-, ¿entender? ¿aceptar?.

-Eso quiere decir...¿no te fuiste porque me dejaste de querer?-, pregunto e incluso siento una nota de nostalgia en mi pregunta.

-Nos vemos el lunes, Mari-, es lo único que dice, dándome a entender que no dirá nada más.

-Nos vemos-, tomo mi mochila y salgo de la habitación.

Luego de despedirnos de Lía y Jason nos ponemos en marcha.Durante el trayecto vamos escuchando música y cantando.Aunque Abel no lo demuestre, sé que está nervioso, así que me encargo de decirle que se relaje, tampoco es que mi mamá sea un ogro.

Ya estando más cerca, voy guiando a Abel por las calles para llegar a nuestro destino.Estacionamos frente a la casa y Abel baja para encargarse de nuestro pequeño equipaje mientras yo voy a abrazar a mamá, quien ha salido rápidamente al escuchar el auto.

-Mamá, este es Abel mi novio, Abel, esta es mi madre Miranda-, los presento.

-Es un gusto conocerte, Abel-, le dice mi mamá a la vez que lo abraza.

-Igualmente señora Miranda-, mi madre lo golpea suavemente en el hombro y le pide que no le diga señora.

Entramos y mi mamá se ofrece para preparar un poco de café, pero decido encargarme yo.Con la bebida lista y servida me dirijo hacia la sala donde están todos.

Observo que mi novio está completamente rígido y me doy cuenta del por qué al mirar a mi madre, quien lo mira con los ojos entrecerrados.Río llamando la atención de ambos.

-Mamá, déjalo en paz-, digo colocando las tazas con café delante de cada uno.-Vas a terminar asustándolo-.

-Solo nos estamos conociendo, ¿cierto, Abel?-, mi novio solo asiente y vuelvo a reír.-Voy un segundo al baño, ya vuelvo-, se pone de pie y sé que en realidad se va para reírse a carcajadas y no perder la primera impresión de madre escalofriante.

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