Capitulo 1

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El sonido de un pitido intermitente resuena en mi cabeza, trato de localizar de donde viene ese sonido con los ojos cerrados; pero el problema es que mi mente esta en blanco y la pesadez de mi cuerpo no me permite moverme.

Abro los ojos de golpe y una luz intensa golpea mis pupilas, obligándome así a que tenga que volver a cerrar los ojos. ¿Que esta pasando? Me siento muy cansada y pesada. Mover los dedos de mis manos se me hace una tarea imposible, es como si me hubiesen puesto pesas en las manos.

Me concentro en mi respiración suave y junto con ella vuelvo a intentarlo. Abro los ojos lentamente y trato de adaptarme a la luz del lugar. Mis párpados se sienten cansados, pero me obligo a mi misma ha mantener los ojos abiertos. Es entonces cuando me doy cuenta de que estoy en una habitación, no cualquier habitación, si no una habitación de hospital.

Miro hacia abajo y localizo una vía endovenosa anclada a mi mano. Un liquido corre por la pequeña manguera desapareciendo así en mi mano. Enserio, ¿que es lo que ha pasado aquí? ¿Que es lo que he hecho?.

-Julie! Gracias a dios! -un chico con el pelo de color dorado y ojos color miel se acerca a mi de forma desesperada- ¿Como te encuentras?

-Perdona... ¿que me ha pasado?

-No recuerdas por que estas aquí? -niego con la cabeza y frunzo el ceño sin entender que es lo que pasa- has tenido un accidente, bueno de hecho lo tuviste hace un par de semanas cielo.

-¿Un accidente?

-Si, cruzaste una calle sin mirar y un coche impacto contra ti.

Miro al chico perpleja y trato de hacer memoria, no recuerdo tener un accidente, ni si quiera recuerdo que es lo que hice anteriormente. Lo ultimo que recuerdo es estar sentada con mi madre en un restaurante chino; en el cual la ultima cucharada de un caldo delicioso de ramen recorría mis papilas gustativas. Después de ese momento, esta todo en blanco.

-¿Quieres que llame a un médico? Tienen que saber que ya estas despierta.

-¿Tu no eres el medico?

-¿Yo que? -el rubio se queda pálido y me mira como si me hubiesen salido dos cuernos en la cabeza- Julliet, ¿no sabes quien soy?

-¿Debería de saberlo?

Su mano recoge la mía, y me coge el dedo anular estirándolo un poco hacía arriba. Mis ojos bajan hasta donde me indica con su mirada y enseguida localizo un anillo plateado con un pequeño diamante en medio. Acaso es... ¿Un anillo de compromiso? Imposible, yo no tengo pareja. Al menos no que yo recuerde.

-Julie, soy tu prometido. ¿No lo recuerdas? -niego con la cabeza todavía mas confundida- Te pedí que te casaras conmigo en el faro, en ese restaurante que tanto te gusta.

-Yo no... nose de que hablas, lo siento -el agacha la cabeza confundido y yo retiro mi mano de la suya- ¿Donde esta mi madre?

-Esta en casa, se ha ido hace un par de horas para descansar y comer algo. -su mano coge ahora un mando que cuelga junto a la cama y aprieta un boton- voy a llamar a tu madre mientras viene un médico a revisarte.

Asiento hacia el desconocido y enseguida desaparece tras la puerta blanca.

Es entonces cuando me incorporo todo lo que puedo y reviso mi cuerpo. Tengo una venda rodeando mi brazo derecho, un collarín sujeta mi cuello y mis piernas están llenas de magulladuras. No parece que tenga nada roto, según lo que cuenta aquel chico, lo único que puede estar mal en mi es mi cabeza.

-Buenas tardes Julliet, soy Michael, el medico que se ha encargado de ti desde que llegaste. -miro a la nueva persona que esta en la habitación y suspiro- ¿como te encuentras? Ben me ha comentado que no recuerdas haber tenido un accidente.

Kyle dashnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora