Me llamo Cecilia y soy una cuarentona que se conserva con sus marcadas curvas que le gusta ir a mercadillos para comprar cualquier cosa que encuentre bonita. Voy siempre a un mercadillo llamado La Luna Nueva, donde siempre veo en un puesto un chico con piel de chocolate y unos ojos muy oscuros vivos y llenos de alegría, su cuerpo es normalito pero siempre me ha gustado pero nunca me he atrevido a acercarme por miedo al rechazo porque hay una gran diferencia de edad, pero cada vez que le veo me transformo en una colegiala ya que mi corazón bombea rápidamente, siempre le miro de reojo cada vez que paso por delante de su estante, donde se encuentra sentado mirando su móvil ya que atiende su madre y me da respeto acercarme por ella porque no quiero que piense que soy una vieja verde. Tengo fantasías muy torridas con ese muchacho, me llama tanto la atención que en mi trabajo ando en las nubes todo el día y cuando llego a casa y me desnudo para ducharme me imagino que me observa desde la penumbra, que se acerca para besarme, tocarme, acariciarme, llevarme al infierno con él por ser pecadores. Me he obsesionado tanto con esos ojos que sueño que un día cualquiera que me voy a la ducha él me está mirando desde mi ventana, yo me desnudo más lentamente, haciéndolo tan lento que le oigo tratar saliva y ponerse nervioso al verme desnuda, ver como camino lentamente hacia la ducha completamente desnuda, como mis pechos se bambolean y mi trasero respingón se mueve a compás de sus latidos ya desde donde estoy los oigo y como cada vez su respiración se vuelve más errada y rápida. Me dirijo a la ducha dejo la puerta del baño abierta y me mira desde la penumbra como me enjabono pero de repente noto unas manos acariciando mis pechos y van bajando a mi coño, en lugar de asustarme me dejo hacer porque veo esa mano de color de chocolate que tanto deseo que me toque ... siempre me despierto jadeante y sudada, con ganas de masturbarme ya que nunca puedo soñar todo por completo y me deja con las ganas. Maldigo mis sueños pero necesito a ese chico entre mis piernas y me deje tan agotada que no pueda ni moverme. Me masturbo pensando como sus manos me acarician todo el cuerpo, que se entretiene con mis pechos y juega con mis pezones poniéndolos duros como escarpias, se lengua sustituye sus manos y ellas se dirigen una a mi culo para amasarlo y la otra a mi coño ya húmedo para masturbarme acariciando el clitoris hasta que hace llegar al orgasmo y escapandome un gran gemido. No sé su nombre pero ese chico me vuelve loca y no puedo dejar de pensar en él.
Al cabo de unos días estoy en una calle concurrida porque debo ir a comprar comida pero con ese gentío no llego nunca a la tienda de siempre. Llevo un vestido vaporoso que enseñan mis piernas torneadas, lleva un escote en la espalda y en la parte de mis pechos pero no tan exagerado. Noto como alguien me sigue pero no hago caso, noto una caricia en mi trasero pero con tanta gente que hay no puedo ver quien ha podido ser pero sigo con mis compras, llego a casa agotada, con la tontería ya es de noche, guardo todo en su lugar. Abro las ventanas de mi habitación para que pase el aire ya que hace demasiado calor, me voy desnundando para ducharme cuando te veo ahí parado fuera de mi casa pero pegado a la ventana, me asusto pero no me cubro, entras por la ventana, te vas acercando lentamente, me quedo quieta hasta que llegas a mi lado, miras mis pechos desnudos y me miras a los ojos, me pierdo en ellos, estás tan cerca que tu respiración me da en la frente, me coges de la cadera y me besas, me dejas sin aliento porque es un beso tan fogoso que mi piel se eriza, tus manos aprietan mi trasero y noto la dureza de tu polla en mi vientre. Bajas los besos a mi cuello y una de tus manos se cuelan en el tanga que llevo puesto, me acaricias el clitoris y tus besos cada vez son más calientes, los bajas hasta uno de mis pezones, se pone duro al notar tu lengua jugar con él, mis jadeos se empiezan a oír.
Me conduces sin mirar a la cama, mi pálida piel hace contraste con la tuya de chocolate y me encanta como se ve.
Me besas apasionadamente mientras juegas con mis pezones y con la otra mano me quitas el tanga, no dejas que te vea pero sé que te has quitado tus pantalones y bóxer ya que noto tu miembro duro en mi muslo, mi coño palpita por sentirte dentro de mi. Sin esperarmelo me tapas los ojos, siento como rozas tu miembro duro por mis labios para que los abra y empiece a chupartela, solo la puedo imaginar por el tacto que siento en mi boca, la imagino grande, de color chocolate, con el prepucio operado ya que tienes fuera el capullo, empiezo a lamerlo para ir bajando lentamente pero no me cabe entera aunque lo intento, me dan un par de arcadas pero tú al sentir mi boca húmeda y caliente me empiezas a follar la boca a un ritmo salvaje e intentar metermela hasta la garganta, notas que me entran arcadas y la sacas un poco para seguir tus movimientos, noto como tus jadeos aumentan y sé que te vas a correr así que intento apartarme pero no me dejas y te corres llenandome toda la boca con tu elixir, como no la sacas me lo tengo que tragar, me lo trago como puedo, sacas la polla medio morcillona y toda mojada.
Sin miramientos me penetras sin dejar de besarme. Notas mi coño húmedo y caliente, te arraño la espalda al notar como me penetras, noto tu polla dura darme duro y hace que mi mayor fantasía se haga realidad.
No puedo parar de gemir de tanto placer que noto y el primer orgasmo me azota tan brutalmente que todo mi cuerpo tiembla y suelto un gran gemido, aprieto con mis espasmos vaginales tu miembro que no deja de penetrarme duro y salvajemente, mis uñas se entierran en tu espalda.
No sé cuantos orgasmos siguen pierdo la cuenta porque tú no te cansas de follarme en diversas posiciones, hasta haces que te cabalgue y ahí puedo ver tu cara de placer y oír tus jadeos, eso me prende más aún, mis tetas se mueven con cada movimiento de sube y baja que hago, tú al verlo me los aprietas y besas, noto como mi coño está tan húmedo que chorrea cada vez que llego al climax.
Al final acabamos en la posición del perrito, cogiendome de la cadera fuertemente mientras me embistes duro y salvajemente, la cama chirría, mis gemidos inundan la habitación y tú al llegar a tu orgasmo me llenas de tu leche, la cual sale a chorros y resbala por mis muslos. Me das un suave beso en la espalda y te veo marchar por la ventana.
No me creo que mi fantasía de piel de chocolate y ojos vivos y alegres me haya dado el mejor sexo de mi vida pero sé que ya no volverá a pasar y me deja un sabor agridulce, mientras cierro los ojos y me duermo con cara de boba al haberte tenido como tanto había soñado.Fin.