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Porcelain Dancer

Pov.Jaemin

De entre las cerámicas la porcelana es la más resistente, trabajar con ella requiere de gran disciplina, son horas y horas de moldeado las que toma crear un montón de masa en una pieza memorable, singular que destaque de entre las demás. Todo parte por la base, solo ensayos y errores de lo que será el cuerpo que durante horas estaremos moldenado hasta conseguir la forma deseada, es un proceso sumamente riguroso y lento el que toma conseguir el objetivo deseado, debes poner pasión en ello para que una vez la porcelana haya secado, pulir de forma minuciosa solo los mínimos detalles, ya que no queremos que a la hora de pintar haya algun problema. Ya para finalizar se coloca a nuestro pequeño bailarín, en la bella cajita musical listo para ser presentado ante los demás. Al trabajar con procelana lo esencial es saber mantener el control sobre lo que un comienzo es simple masa, crean en esto o no el proceso para crear un bailarín de ballet real no es tan diferente, partimos siendo siemple masa, solo un cuerpo en algún lugar del espacio tiempo que será moldeado a punta de ensayo y error, en algún punto nos volvemos firmes, duros como la porcelana antes de ser pulida, _"No se puede seguir si la porcelana aún está húmeda porque podría producir grietas, y lo que pasa con ellas, es que nadie quiere una figura defetuosa"_. Ponemos verdadera pasión en nuestro trabajo puliendo de forma sumamente rigurosa cada pequeño error o desnivel que se pueda encontrar, minutos antes de entrar a escena y bailar en esa bella cajita musical que es el escenario, somos perfectamente maquillados y arreglados. Lucimos perfectos a la hora de ser expuesto ante un público que desconoce todo el trabajo que está disciplina conlleva.

Comencé a bailar por afición cuando solo tenía 3 años. Ya que yo gustaba de ver las piezas de ballet clásico que pasaban por la televisión y imitarlas, todo esto a causa de mi abuela quien tenía una manía peculiar, leer con música clásica de fondo. Mi abuela tenía una forma de ver mundo que me fascinaba, decía que este mundo no era nada sin pasión, que si deseabas hacer algo con todas tus fuerza nadie tendría porqué decirte que no. Mi abuela lo sabía bien pues en sus años de juventud deliraba con el simple deseo de tocar un arco y hacerlo chocar con las cuerdas de un violín, anhelaba ser capaz de de crear una de esa melodía que tanto gozaba escuchar, quería encantar el oído de las personas con su música, con su pasión. Lamentablemente mi abuela se enfrentó a la negativa de una sociedad muy cerrada, más eso no la detuvo y igual para salirse con la suya anduvo en secreto con un aquel entonces violinista de la sinfonica de su ciudad, en los descanso ella tomaba prestado el violín y tocaba como si fuese suyo, "hay algo especial en hacer las cosas por pasión y es que te dan la virtud de olvidarte del mundo exterior, estas dispuesto a dar todo de tí por conservar esa sensacion". Cuando mis abuelos se enteraron de lo que estaba haciendo mi abuela no dudaron en someterla a un matrimonio forzado, algo que ella claramente no aceptó y huyó, tiempo después conoció a mi abuelo, se casaron y etc. De niño aspiraba ser tan intrépido como ella, mi inspiraba que nunca dejó que alguien le dijera que hacer.

Gracias a ella es que bailo ballet, teníamos esta dinámica en donde ella encendía la tv y ponía el canal de la sinfonica, ella leía uno de sus libros y yo bailaba imitando a los bailarines. A los 4 me yo ya conocía los cuentos clásico, ella se había encargado de comprarme el lago de los cisnes, el cascanueces y muchos otros tantos más, solo por mi capricho de querer conocer la historias detrás de tan hermosas puesta escenas aquello números de ballet. A los 5 años me llevo a mi primera gala en viví, fui privilegiado con la dicha de ver en vivo la gala del cuerpo de ballet en mi ciudad, ese momento lo supe, recuerdo vagamente que le dije a mi abuela que yo quería estar ahí, ser quien llevaba a los demás bailarines. Tiempo después mi abuela decidida como siempre ignoró las negativas de mis padre y me llevó a mi primera clase en mi antigua academia, yo cada tarde volvía como un niño enamorado a hablar de lo que había aprendido ese día, como siempre era mi abuela la única quien me escuchaba, ella estaba orgullosa de mí.