𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑰

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- ¿Cuanto falta? - Apareció Christopher de pronto.

- ¡Ya deja de molestar tanto, joder! - Se enojo Minho. - ¡Llevamos un estúpido mes aquí metidos!, ¡SOLO UNO Y YA NO TE SOPORTO!

Los dos profesionales miraban divertidos la escena, mientras que el causante de la molestia de Minho, lo miraba confundido teniendo la boca abierta como el propio idiota con retraso mental severo. Ya decidieron meterse cuando vieron al azabache tomar del cuello de la camisa a Christopher y sacudirlo, mientras este no hacía más que decir "ah". Uno se quedó con el embobado rubio y el otro se llevó al enfurruñado pelinegro. Este trataba de calmarlo, echándole aire en el rostro con su mano, segundos después, ya estaban riéndose. Minho ya estaba perdiendo la cabeza y la presencia de Christopher Bang, empeoraba las cosas, porque el chico era molesto y la preguntatita de "¿cuanto falta?" Le tiene con el cerebro lleno de odio. No sabe con exactitud cuando llegaran, pero desea que no sobrepase lo ya calculado.

- Por favor, que sean solo los siete meses que restan. Te lo ruego. - Unió sus manos, dejando caer su cabeza y manteniendo sus ojos cerrados.

- ¡¿Quieren jugar Jenga?! - Se escuchó un grito a lo lejos.

Ambos chicos se miraron para segundos después responder al unísono un claro y muy serio...

- ¡SI!

( . . . )

Sus meses dentro de aquella nave pasaban de lo más tranquilo. Minho en reiteradas ocasiones perdía su cordura e intentaba matar a Christopher y lo otros dos, no podían permitir una muerte. El segundo mes fue de hacer diferentes rutinas de ejercicios y comer. El tercer mes se basó en juegos de mesa que tenían retos extraños entre ellos -cosa que nadie debe enterarse-. El cuarto mes empezó terriblemente, Christopher había estado vomitando porque le había caído mal unas sardinas picantes enlatadas que decidió comer, y bueno, como ninguno es médico, dejaron que se muriera solo; bueno no, simplemente le dieron medicación y algunos mágicos tés de la receta secreta de la abuela para que disminuyeran los vómitos y se fortaleciera el estómago, luego de eso, se le pasaron burlándose del rubio. Al quinto mes, fue el mes de las confesiones y de rememorar buenos momentos en el pasado, también de desahogarse entre ellos mismos. El sexto mes estuvieron haciendo mini fiestas, para pasar el rato, bailaban y se divertían entre ellos. El séptimo mes estuvo lleno de chistes y bromas pesadas que a más de uno le hizo casi entrar en un horrible pánico. Y A finales de dicho mes, todo se volvió única y exclusivamente nerviosismo.

Ahí se encontraba un tranquilo Christopher, sacándose los mocos relajado en el asiento de uno de los profesionales. Estaba cómodo, todo normal, no hasta que vio...

- ¡P-PLANETA GORDITO- DIGO ROJITO A LA VISTA! - Se levantó enseguida. - Bueno, gordito si es ¿no?, porque es grande y redondo

Los otros tres llegaron rápido y empujaron a un pobre Christopher que se debatía a sí mismo y analizaba sus palabras. Los tres observaron el enorme planeta a los lejos. Minho no lo podía creer, estaba por pisar marte y conocer la base espacial Génesis. Era lo más genial del mundo. Lo otros dos, según sus cálculos, en esa distancia se cumpliría una semana exacta. En ese momento iban los ocho meses con cinco días. Solo cuarentena y ocho horas y pisaban tierra firme, del planeta bonito, rojo, sin oxígeno y grande, llamado Marte.

Los dos mayores se alejaron para alistarse, pero cuando Minho estaba por irse para ayudar, se detuvo viendo a Christopher que seguía murmulla y murmulla cosas ininteligibles.

- ¿Dijiste gordito en ves de... rojito?

- Es que es grande y redondo, entonces es gordito. - Sonrió.

Minho dudaba si de verdad Christopher había estudiado. No dijo más nada y simplemente se alejó para ayudar a los otros dos de la tripulación.

Una vez todo preparado, se dispusieron a tratar de comunicarse con la base, primeramente conectándose al transmisor, y con ayuda de la antena satelital, lograr establecer una llamada precisa. Los otros dos observaban el planeta rojo, era más increíble verlo perfectamente con sus propios ojos, a ver un simple imagen. Tan maravilloso.

~ Ya conseguimos su ubicación, nano rojo. Nos estamos preparando para su aterrizaje, ¿fecha exacta?

- Recibido. En cuarentena y ocho horas aproximadamente.

~ Entendido. Estaremos atentos a la llegada del nano rojo CAC500-2.

Y Minho se preguntaba... ¿por qué tienen que hablar con tanta formalidad?, es como extraño, hablar con naturalidad es mucho mejor, y menos... incómodo. Ahora solo esperan el aterrizaje de la nave, más como que no les importa si los humanos están bien, enteritos y demás. Los inexistentes, claro.

Dos días. Solo dos aburrido días y estaría en su hogar, en su lindo planeta. Solo dos días y podrá decir fuerte y claro que cumplió su sueño, que piso Marte y que ahora nadie puede decirle nada y bajarle las ilusiones. Fue capaz de seguir y volverse lo que es, a pesar de los golpes y las tantas burlas hacia su persona porque querer ser un astronauta.

Cuando todo estuvo listo, se fue a dormir ya que era la manera más eficaz para que el tiempo pasara con rapidez, porque mientras más pronto esté en Marte, mucho mejor

( . . . )

- Levántate Minho. - No responde. - ¡Arriba!... - Seguía callado. - ¡YA NO PODEMOS ATERRIZAR EN MARTE!

- ¡¿POR QUE NO?! - Se sentó exaltado, mirando a los lados y luego al rubio frente a él con preocupación.

- Que rápido. - Rodó los ojos. - Vamos, tienes que ayudarnos. En unas pocas horas llegaremos.

El azabache asintió no sin antes darle un buen golpe en el brazo al mayor por ser tan molesto y asustarlo como lo hizo. Fue al baño y cuando estuvo completamente despierto, fue con los tres chicos. Se sorprendió cuando vio aún más cerca el planeta, demonios, quería llorar de felicidad.

- Bueno niños, el viaje fue todo un éxito, y me divertí más que las anteriores veces. - Sonrió aquel pelirrojo, acomodado en su asiento. - Quería aclararles que el tiempo que nos quedaremos es algo extenso, porque el tanque de la nave tarda un considerablemente largo tiempo en llenarse.

Los dos novatos asintieron de acuerdo. Los minutos seguían corriendo, y cada vez faltaba menos. Mucho menos para cumplir lo que anhelo por años, no podía estar más que orgulloso de sí mismo. Jadeo al ver a los otros dos acomodarse y prepararse para el aterrizaje. Él tuvo que mentalizarse y se abrocho el cinturón.

Conteo regresivo.

La gravedad se sentía más pesada, ante la fuerza en la que se acercaban. Cerró sus ojos, pidiéndole a los dioses que todo saliera bien.

Un sonido por aquí, otro sonido por allá, y de pronto...

- Aterrizaje exitoso.





















Weeeeeey !!

Este cap ya estaba listo ¡¡ yuju !!, puede que el segundo lo publique hoy por la noche o hasta en plena tarde. Y digamos que el capítulo dos es el que más me gusta :3

En fin, ¡gracias! Por votar y leer esta nueva historia. La emoción que me causan es demasiado bonita y me alegra mucho el día 💕

- Perdón por algún error ortográfico y/o gramatical. No es intencional -

Bai Bai

A Friend On MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora