Un Lindo Comienzó.
Un joven Colombiano, obligado a aceptar la irrespirable situación de su hogar, camina perdido por la Puerta del Sol.
Pregunta a varias personas, si en algún momento todo cambiará, personas que se dan Por vencidas al no entender ni una sola palabra de lo que dice.
No se Rinde. Necesita ayuda y..., bingo, la recibe en forma de mujer: una chica trigueña, bastante guapa, algo mayor que él, vestida con una falda Demasiado corta para el frío reinante.Debe de ser una de las doscientas Personas de toda la primaria que dominan el inglés, casi un milagro por Aquella época. En no más de dos minutos ella le explica cómo desviarse de su camino con el desenfado que la caracteriza. Él, realmente confundido, escucha y se despide con una preciosa sonrisa. Es encantador. Ella también. Lo son tanto que él, sensible por naturaleza, siente una punzada De vacío al verla marcharse y decide lo que ni tú ni yo nos atreveríamos A hacer en un país extranjero: seguirla. Necesita saber algo más sobre esa Mujer. Así que, mientras nuestra muchacha enfila la calle Por una banca frente al bulevar, él se sitúa unos metros por detrás, siguiendo, algo confuso, La estela de su falda. Titubea nuestro joven, sin tener muy claro cómo Volver a abordarla ni qué excusa esgrimir.
Son los trescientos veinte metros más láargos e inciertos de su corta existencia, cuatro minutos donde Cabe toda una vida. Justo antes de que ella se desvanezca en los brazos de aquel chico del parkour, él decide acercarse, sabedor de que es su única oportunidad.
No Tiene ni idea de qué decir, pero aun así actúa. Sin calentamiento de ningún tipo, le pide el teléfono. Ella, confusa también, duda unos segundos, le pregunta para qué lo quiere y de dónde es, con ese acento raro.Él responde tímido que ha venido para estudiar desde el Norte y que, al no conocer a nadie en la secundaría le vendría bien alguien con quien charlar, que lo sacara a pasear algún día. Al tenerla delante, no se puede creer que haya sido capaz de hacer algo semejante. Le late el corazón en todo el cuerpo, suda por los nervios como cuando concurria en su clase de danzas y a lo lejos la veía venir.
La espera se le hace eterna.
La secundaria Entera contiene la respiración tras la pregunta del chico, el cielo es un Chicle azul suspendido. Ella piensa en lo extraño de la situación, pero no Hay brusquedad de ningún tipo en esa propuesta, más bien al contrario.
La voz del chico es suave y cálida, y ella se sonríe por dentro al sentirlo tan inseguro. Ella, intuitiva desde siempre, de golpe percibe algo familiar, una voz interna que le dice que no tema. Es como si entre los dos se colara algo así como el destino, la eternidad o el porvenir con su barba blanca y sus sabias palabras.Por eso accede y le da su número. Se
lo escribe con su hermosa caligrafía en un papel de su agenda, sintiendo una bonita mezcla de halago y vértigo, pues fue educada en una época
incierta de nuestra Colombia, en la que las mujeres tenían que andar con ojo de con quién se juntaban. No sabe si hace lo correcto, pero, de algún
modo, lo presiente e ignora toda amenaza, porque el joven del Norte, que sorprendentemente tiene los ojos de un llamativo color café oscuro,
desprende una luz y un encanto inauditos. Se despiden sonrientes, Hasta luego, te llamaré.Son bellos y encantadores, demasiado puros para ser de verdad. Como os decía, en esos cuatro minutos cabe una vida, o en este caso dos: la de ella y la mía, porque ese joven del que hablo soy yo y esa muchacha, simplemente un recuerdo nada más. No podría decir el número, pero es incalculable la cantidad de veces que he pensado en esos
cuatro minutos, en mi,recién llegado del norte, con catorce, caminando tras ella, y en ella dándole su número, para siempre.
Me sigo emocionando al revivirlo en mi imaginación, y al mismo tiempo, cada vez que viajo hasta allí siento una punzada de angustia al pensar qué hubiera sido si esa joven chica de la falda corta no le hubiera querido dar su teléfono a ese chico del norte que la siguió desde la secundaria hasta la banca del bulevar, una tarde de Septiembre de 2010, haciendo real una bella historia de amor que la fría capital, jamás haya vivido en toda su larga y deliciosa vida.