[Capítulo 3]

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Mi madre y yo nos acercamos a la oficina cuando dejamos de escuchar gritos, cuando mi madre entra a la oficina y yo tras ella, me quedo en shock, escuchaba un zumbido, no veía nada producto de las lágrimas que se estaban formando en mis ojos.

La imagen que tenía delante mío jamás en la vida lo hubiese imaginado.
Las dos personas más admirables para mí, ella una luchadora por cosas que tuvo que vivir, sus padres murieron en un accidente  a la corta edad de 4 años, mis padres y los suyos eran como hermanos, como familia, éramos muy amigas desde bebés pero ella al estar tan débil emocionalmente fuí quien consoló, meses de depresión y siempre estuve ahí, fui su apoyo, hubiese puesto las manos en el fuego por ella, ahora me di cuenta que me huera quemado completamente si eso hacía. Si alguien me decía que esto iba a pasar me negaría rotundamente. Pero qué equivocada estaba.

Él, un hombre hecho y derecho, un jefe de familia, amoroso, cálido, el rey de mis cuentos, aquel hombre que admiré y por el que siempre quise ser como él, mi superhéroe favorito.
Su don era hacerme reír, hacerme feliz, consolarme, fue mi hombro para llorar, un abrazo bastaba para que olvidara los problemas con mis amigos, aquel hombres que cuando caía mil veces él estaba ahí, apoyándome, dándome su mano.

De lo que no me di cuenta, es que esta era una caída a un precipicio donde nunca  iba a poder salir, algo se rompió dentro de mi.

Salí del estado de shock cuando Aurora comenzó a llorar por los gritos de mi madre, todo lo que había organizado para el día de San Valentín, las fotos, los portarretratos estaban esparcidos en el piso.

Este momento jamás lo podré olvidar, me lastimaron de la peor manera.
Un recuadro imborrable, mi padre estaba besando a mi mejor amiga, ella con el uniforme igual al mío,desarreglado, él tenía labial rojo en su cara y camisa blanca, ella lloraba desconsolada por lo ataques de ira de mi madre.

Cuando ambos se dieron cuenta de que yo estaba ahí, Andrea vino hacia mi y me abrazó las piernas con lágrimas en sus ojos.

- Perdón perdón perdón mil veces perdón Oli, te lo iba a decir pero no podía, tenía miedo, pánico de que nuestra amistad se rompiera-. Decía entre llanto y llanto, hablaba tan rápido y gritando que casi no le entendía.

De un momento a otro mi madre la agarró de su cabellera pelirroja y la arrastró de una punta a la otra. Pero el ser que me dio la vida llamado padre, las separó.

No podía más con esa situación. Así que decidí salir con Aurora para que ella dejara de llorar y yo poder respirar aire fresco.

Ahora ¿qué podía hacer?, madre estaba fuera de sí, mi padre consolando a la mujer equivocada, ahora ¿cómo íbamos a salir adelante?. La traición que siento es inmensa, imposible explicar con palabras, ella 15 años, él 38 años. Podría ser su padre, y yo pensé que así lo veía, la invitaba a dormir a mi casa infinidades de veces, le di toda mi confianza, mientras yo dormía solo Dios sabe lo que ella hacía.

Ahora todo estaba roto, destruido. Estaba en un estado de shock no me di cuenta que estaba llorando hasta que a Aurora le colgó la cabecita, se había dormido, y yo estaba que no podía creer lo que estaba pasando. Me quería despertar de la pesadilla, que todo sea un error pero lo que estaba pasando era la cruda realidad.

Me senté en la plaza que estaba frente al edificio de la oficina  de mi padre y abrazando a mi hermana me desahogue, llore en silencio sintiendo su perfume, acariciando sus rulos tan suaves y el olor a shampoo de bebé.
No podía creer que eso estaba sucediendo quién puede imaginar que tu amiga tenga una aventura con el padre de su casi hermana, la vió crecer, le enseñó a andar en bicicleta, nos leyó cuentos hasta casi dormirnos.

No me di cuenta que había alguien al lado mío con un pañuelo extendiéndomelo.

- Espero que lo que esté ocurriendo en este momento pronto se resuelva, toma mi pañuelo lo necesitas-

Me dice un chico, un par de años más grande que yo, con bonitos ojos, y alto. Me sonríe de manera tierna y ahí es cuando me doy cuenta que sigue con el pañuelo en su mano. Así que por respeto decido tomarlo.

- Muchas gracias espero algún día poder devolvertelo- intento sonreír pero es en vano, me sale más como una mueca.

- De nada y no te preocupes tengo muchos- me dice, se me queda mirando tildado y yo no puedo hacer otra cosa que ponerme nerviosa.

- Emm bueno gracias- quería salir huyendo y no sabía cómo. Hasta como si la fuerza del más allá me escuchara, veo a mi mamá con toda la cara demacrada saliendo furiosa del edificio y buscándome con la mirada. -Disculpa ya me vinieron a buscar, gracias de nuevo por el pañuelo e insisto devolvertelo en algún momento- sonrío tímidamente.

- Ah bueno, me llamo Gianluca y ¿tú?

- Lo lamento pero no le doy mi nombre a desconocidos, debo irme- acomodo a Aurora bien en mis brazos y me voy rápido.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2021 ⏰

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