CAPITULO 4

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Que día señores, que día!!!.

Una semana, una semana era lo que llevaba aquí, semana que disfrute al máximo, semana en que decidí desconectarme de toda la guerra que tenía mi hermano últimamente conmigo.

Eduard tubo que viajar anoche porque ya empezaban sus semestres de universidad, Cleo decidió irse con el para adelantar los trámites de estudio y Marcus se Hiba hoy, ya que su familia lo necesitaba para atender unos temas importantes de negocios.

Toda la mañana la pasamos juntos, me leyó un libro como unos meses atrás lo veníamos haciendo, su voz se escuchaba como un canto en mis oídos, mientras descansa en la hamaca que estaba colgada de dós palmas al aire libre, me encontraba acostada en su pecho, mientas las letras fluían de su voz con tranquilidad, el martillo constante de su corazón fu una canción de cuna para mí, el balanceo y Vaivén de la brisa me relajaba con cariño.

Ahhh, si, que tranquilizante era esta situación...

Te dormiste..?—pincho mi mejilla con ternura, abrí los ojos un poquito para ver sus ojos caramelo.

—Claro que no!!!, Solo estaba meditando!!!—me defendí aún con el sueño en mi sistema.

—A si, dime qué fue lo que te pregunté??—me miro con burla, le hice un acentimiento yo frustrado.

—Tal vez solo un poquito— le hice una seña con mi dedo gordo e índice en señal de miniatura.

Soltó una carcajada dulce, la luz del sol le daba de lleno en el rostro, dándole una acentuacion amolada y madura al mismo tiempo.

—Tu lo que quieres es que te haga cosquillas Sam, no me tientes—su sonrisa se mantenía mientras pinchaba levemente mis donas sencibles para hacerme reír.

—Basta!!, Yo no te he provocado!!—rei pata contener mis esplendorosas carcajadas.

—Segura, por qué dormirte encima mío es una ofensa.— trato de parecer indignado pero de nada le funcionó.

Negué con curiosidad y me acomode un poco más encima suyo.

—Tienes que irte ya verdad.—se rasco l nuca con vergüenza, si mirada se hilumino cuando me miro y me regaló una corta sonrisa.

—Posiblemente, pero no quiero dejarte aquí sola.—beso la punta de mi nariz, se removió un poco debajo mío y me acomode a ahorcadas para darle más comodidad de levantarse y que no calleramos.—Eres hermosa..

—Callate que me apenas!!—quisr levantarme para salir de la situación, pero su manos descanzaron en mi cintura.

—Solo no te muevas tanto.—su voz sonaba rasposa, tenía las mejillas sonrojadas y las pupilas dilatadas.—Perdon, soy hombre..—sono apenado y me imaginaba que ya tenía yo toda la sangre posible en el rostro.

—Lo lamento no era mi intención!!—mr sacudí para poder salir, pero pille que mis movimientos solo ponía la situación poco favorable.

—deje me levanto yo primero..—se sentó en la amaca, y logro sacarse de la incomoda situación, río un poco y dejo un beso en mi mejilla antes de irse, la pena me consumió a más no dar.

Bismuto .🐾©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora