Parte única

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Eran las 7 de la mañana. Una linda y joven rubia de 16 años se encontraba en su habitación arreglándose para ir a la escuela, mientras se miraba en el espejo. Su reflejo era tranquilo y sereno, tal y como casi siempre lo estaba. Su vista se desvío involuntariamente a una figurilla de madera que tenía de decoración, la cual tomó e hizo que sus labios dibujaran una pequeña sonrisa.

—Link...

La chica sostenía el regalo de su mejor amigo de la infancia. Era su Neburi azul tallado por Link, el cual fue un regalo de su cumpleaños número 16 que le dio hace unos meses. Le parecía muy lindo y tierno, ya que no solo estaba bien hecho, si no que era algo creado con las propias manos de su querido amigo.

Luego recordó que no había hablado con él desde hace casi dos semanas, cosa que cambió repentinamente su expresión a una triste.

Ellos casi siempre estaban juntos, hasta el punto de parecer uña y mugre (aunque solo estaban separados cuando Link tenía que entrenar o por otras actividades que le encargaban como aprendiz de caballero). Nunca se aburría de su compañía y sentía un vacío cuando el castaño no estaba a su lado. Pero por como estaban las cosas, parecía que el si se habría enfadado de estar con ella por mucho tiempo.

Y eso le dolía a la pobre chica.

Alguien tocó la puerta de su habitación, lo que la sacó de su pequeño trance. Zelda dejó la figurilla en su lugar y fue a abrir.

—Hola, Zelda ¿Estás lista? -saludó una chica de coletas pelirrojas, llamada Gracielle.

La susodicha sonrió y asintió. Tomó sus cosas y se fue con su mejor amiga a la escuela.

...

Durante el camino, Gracielle notó que Zelda iba muy callada. Ella era la que casi siempre iniciaba la conversación y le era difícil dejar de hablar, algo qué  no le molestaba a su amiga que se había acostumbrado. No obstante, ahora estaba distinta y de inmediato se preocupó.

—Zelda... ¿Qué te ocurre? estás muy seria.

—¿Uh? N-no es nada, ¿por qué lo dices?

—No has dicho ni pío en lo que va del trayecto... -La chica detuvo su paso poniéndose frente a ella bloqueando su camino, decidida a ayudarle. —Dime que es lo que tienes.

Zelda suspiró. Ella era su amistad más íntima, así que no podía esconderle su pesar. Le contó su situación y Gracielle fue analizándola mientras ella hablaba.

—Así que... tu príncipe te ha estado evitando. -La rubia se puso nerviosa respecto al comentario de la pelirroja, quien sonreía burlona.

—E-él no es mi príncipe, es mi amigo... pero si, me ha estado evadiendo. Y no sé por qué...

—Bueno, si no te dice el por qué, entonces... ¿por qué no vas y lo descifras por tu cuenta? -la de coletas puso sus manos en posición de jarra y le miró expectante.

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—Hablo de que lo busques. ¿O acaso crees que sin hacer nada vas a saber que le sucede?

—No lo sé... no creo que deba hacer eso. ¿Y si de verdad está haciendo algo muy importante? ¿Y si se enoja? Yo...

Las palabras de Zelda se vieron cortadas por unos murmullos de unas chicas que llamaron su atención.

"¿Viste a Link el otro día? Estaba muy raro... cómo si estuviera ocultando algo."

"¿De veras? Vaya, pero si se la pasa todo el tiempo dormido, en clase nunca lo he visto despierto. Y aun así es el mejor de la clase. ¿Tú crees que lo que este ocultando tenga que ver con eso?"

En busca de LinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora