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Hay mucho viento afuera, como si una fuerte tormenta comenzara a desatarse y mover con violencia todos los arboles del patio.

Esta asustado.

Muy, pero muy, asustado.

Lo único que lo reconforta es la taza de leche tibia y el techo en donde está, pues hace algunos minutos  estaba vagando por las calles totalmente perdido.

Hay algunas sirenas de policías y dos mujeres hibridas  lobo de pie en la puerta de la entrada.

Su leche huele bien, como esas de supermercado que parecen sacarte un ojo de lo costosas que pueden llegar a ser, además la casa donde está huele a galletas de nuez y hace que le de sueño.

Hay demasiado viento y no le permite escuchar con claridad la conversación de aquellos adultos en la entrada, pero para él no importa tanto mientras pueda acurrucarse mas tiempo bajo esa cálida manta que una de las mujeres de mejillas suaves le a entregado con una mirada preocupada.

Los adultos lo miran de reojo sin que él se de cuenta, susurrando cosas que a lo lejos pueden sonar preocupantes.

-Esto es en serio, oficial. Lo encontramos vagando solo por el pequeño bosque dentro del parque, además de que su ropa estaba rota y sucia.- con voz calma para no alertar al gatito, Sowon explica a los oficiales lo acontecido hace algunas horas.

Aquellos hombres se muestran preocupados, sobre todo por la actitud del pequeño gatito sobre el sillón que no tiene idea de lo que está sucediendo. Se ve tan calmado y hasta feliz bebiendo esa leche tibia y tomando tímidamente una de las galletas de nuez que están sobre la mesita. No va a admitirlo, pues le da algo de vergüenza, pero realmente tiene mucha hambre.
Y, por muy loco que suene, quiere un baño de agua tibia y que le acaricien el cabello, pero seguramente eso no se va a poder cuando ve a uno de los uniformados acercarse a él con rostro bañado en preocupación.
Suelta la galleta que a tomado hace un momento, tal vez no fue buena idea y ahora van a castigarlo.

- Hola pequeño, soy el oficial Shim y él es mi compañero, el oficial Yang. ¿Cuántos años tienes?.- su voz suena tranquila, algo que le genera un poco de confianza para responder.

- Cu-cuatro.- habla tímido, con su cabeza gacha y sus ojos felinos fijos en el suelo, admirando con mucho detenimiento la alfombra esponjosa que hay en esa bonita casa.

- ¿Dónde están tus padres?.- pregunta ahora el oficial Yang de cuclillas frente a él.
Hay una sensación que no le gusta instalándose en su pecho, algo que le oprime y hace que sus lágrimas salgan inconscientemente de sus ojos.
Ambas mujeres siguen mirándolo con preocupación desde la puerta, y una de ellas incluso se a abrazado a si misma en busca de consuelo pues ver a ese gatito indefenso en ese estado es mucho para su pobre corazón.

Yoongi limpia sus lágrimas con la manta calientita y sorbe fuertemente su nariz para no mancharla.

-Y-yo no... no tengo.- susurra débilmente, cerrando sus ojos para no ver a nadie más.
Está asustado, mucho más de lo que estaba allá afuera solo en la calle.

Recuerda muy poco, solo dos figuras sombrías demasiado altas para él, y como esas dos sombras lo dejaron dormido bajo un árbol del parque.
Lloró mucho cuando despertó y solo vio arboles por todos lados y ninguna persona cerca.
Caminó lo suficiente pero cuando uno de esos insectos oscuros apareció en su camino solo pudo transformarse en su forma híbrida y subirse al árbol mas cercano.
Se refugio ahí, como gatito, durante unas horas hasta que su estomago comenzó a pedir comida.
Fue entonces cuando se cayó al suelo y su ropa se rompió y ensució, ahora su lindo traje estaba destrozado, igual que su mente y corazón.

Eso hasta que el aullido de los lobos y dos grandes figuras aparecieron por detrás para olfatearlo curiosamente.

Aquellos dos lobitos resultaron ser nada más y nada menos que las dos lindas mujeres de mejillas suaves.
Le habían preguntado tantas cosas que en este momento no recuerda, pero cuando una de ellas le ofreció su mano una sonrisa muy pequeña apareció en su rostro. Aquel apretón de manos le hizo sentir algo muy cálido en su pequeño corazón.

Cariño.

Ese sentimiento que hasta hace unos minutos no sabía que existía.

Los oficiales se apartaron sutilmente del pequeño, mirando a ambas mujeres sin saber exactamente que decirles.

-Vamos a emitir una alerta pública para encontrar a sus padres o algún familiar, pero por ahora hay que llevarlo con servicios infantiles para que cuiden de él o tal vez una casa de acogida. Eso ya lo decidirá un Juez.

-¿No podemos quedarnos con él?.-  Umji pregunta esperanzada, pues algo dentro de la mirada de ese lindo gatito alerta que no quiere irse de aquí.

Ambos oficiales se miran mutuamente, dudosos en si aceptar o no.
Ya es muy entrada la noche, una a.m. para ser exactos, así que se alejan solo un poco para charlar entre ellos y llegar a un acuerdo.

-Bien, lo dejaremos aquí, pero mañana temprano vendremos para ir con servicios infantiles. Mi compañero tomará una foto del pequeño para emitir el reporte.

Yoongi ni si quiera está enterado de que le están tomando fotografías, pues se a quedado profundamente dormido sobre ese suave sillón color rojo y el ruido relajante de las pequeñas gotas de lluvia que golpean el cristal de la ventana.
Su taza de leche tibia a quedado casi vacía, y solamente quedan 4 de las 6 galletas que la mujer de mejillas suaves dejó en el plato.

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Min Umji y Min Sowon son una pareja de  híbridos lobos gris y ártico.
Llevan ya juntas 5 años de dulce matrimonio, con la triste realidad de que Umji, híbrida omega, no tuvo la suerte de dar a luz a su linda manada.
Por ahora se encontraban solas, disfrutando de su vida de pareja además de su trabajo, eso hasta que un lindo gatito apareció en sus vidas.

Ambas debatían en quién despertaría al lindo gatito que se encontraba acurrucado en el sofá cama de la sala, pues ninguna tenía el valor de despertar a aquella linda y pequeña criatura que suspiraba entre sueños.
Pero, por suerte del destino, ninguna tuvo que despertar al lindo gatitos pues él mismo comenzaba a despertar entre suaves ronroneos.

-¿Mami?.- susurró Yoongi aún adormilado, buscando con su manita el paradero de su madre.

Umji, asustada, se acercó al gatito con rapidez para así tomarlo entre sus brazos y arrullarlo cuidadosamente.

-Shh... tranquilo.- susurró a su oído, dando leves palmaditas en su espalda.- Mami está aquí.

Gatito ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora