Cap 4... Oscuridad

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Narra Carmen:

Llego sin aliento a la planta baja del centro comercial.

Alejandra, alias "inteligencia superior", en vez de ir a un sitio con gente, se mete en el bosque. Un aplauso, por favor.

He perdido de vista a Ben, pero aún así, decido esconderme en el baño de chicas.

Entro aprisa, y veo a una niña pequeña lavándose las manos.

Se gira para mirarme, y de pronto, abre los ojos como platos.

-¿Por qué estas en el baño de chicas si eres un chico?

-Yo no soy un chic-

Respondo, pero una mano me cubre la boca.

-Oh, es que vine a buscarla, que se había perdido.

Se excusa.. ¿Ben?

¿Cómo me había encontrado?

La niña parece convencida con la excusa, y vuelve a lo suyo.

-Bueno, nosotros nos vamos ya. ¿Verdad, Carmen?

Dice el rubio, y empieza a caminar, llevándome con él.

Yo intento zafarme de su agarre y salir corriendo, pero el muy capullo me apreta más fuerte contra sí.

Estoy temblando, y sinceramente, temo por mi vida.

No sé qué esperar de un psicópata sin ojos vestido de duende, aunque está en forma ilusion.

Sin saber cómo, hemos llegado a la nave almacén del centro comercial.

Un sitio oscuro, frío y húmedo, con estanterías repletas de cajas que llegan hasta el alto techo.

Un escalofrío recorre mi columna vertebral.

Odio la oscuridad.

-¿Qué hacemos aquí?¿Vas a...matarme?

Pregunto.

-No, pero a partir de ya, cuídate. Esta es la primera prueba.

Dice, y desaparece.

-¿Qué?¿Qué prueba? ¡No, no te vayas!

Si antes estaba asustada, ahora creo que me va a dar un paro cardiaco.

El corazón me da un brico cuando una de las cajas cae a unos centímetros de mis pies. Tengo que moverme o las cajas, que ahora caen sin parar, van a acabar aplastándome.

Intento moverme pero no puedo, es como si una fuerza invisible mantuviese mis pies pegados al suelo.

Mi desesperación crece a medida que las cajas de van apilando a mi alrededor, formando una especie de cubo, en el que estoy atrapada.

La oscuridad es absoluta.

Me siento en el suelo, con la espalda en una de las cajas que hacen de pared, y abrazo mis rodillas.

Estoy aterrada.

Tengo una sensacion de que hay figuras moviéndose por todo el cubo (digo sensación, ya que no puedo ver nada), y oigo voces susurrando en un lenguaje que no puedo entender.

Me tapo las orejas, pero es inútil.

Intento gritar pero no puedo.

¿Cómo es que nadie ha oído las cajas caer?

De pronto abro los ojos, y aparece una especie de película proyectada sobre el cartón de mi jaula.

En esa proyección puedo ver todos los recuerdos desagradables de mi vida, temores y mis pesadillas.

Mi miedo irracional (ahora, no tan irracional) a lo que habita en la oscuridad,  mi sufrimiento cuando de pequeña se metían conmigo.

"Gafotas"," empollona","fea".

Esas palabras suenan como un eco en mi alrededor.

De pronto, en la proyección aparece Matías.

Puedo cer en tercera persona como me besaba... y cómo luego me insultaba.

La figura de Matías saca un brazo de la proyección, Y otro. Las piernas.

Cae al suelo húmedo y se incorpora.

Empieza a gritar todos los insultos que me dedicó esta mañana.

Sé que no es él. Es una representación de mis miedos.

La sangre hierve en mi, y me enfado.

Me levanto y le meto un puñetazo, y se desvanece.

Empiezo a darle patadas a las cajas, que se rompen como si fueran de cristal.

Por las grietas se filtra una luz blanca y cegadora.

Cuando acabo de destrozar mi prisión veo que estoy en el bosque.

Pero no puedo apreciar nada más, ya que un fuerte dolor de cabeza me hace perder el conocimiento y caer al suelo.

La voz de Ben se oye, y dice:

-Enhorabuena, has pasado exitosamente la primera prueba. Bienvenidas a la segunda.

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HOLA HOLA, espero que les guste, este capítulo lo escribió Carmen. Es a ella es a la que le dedico todos los capítulos hasta ahora.

Voten y comenten.

BESOS ALEJANDRA.

Una punzada de dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora