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✭ [A] ☆

Bonito – lo miró y es en todo lo que pienso – ojos bonitos

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Bonito – lo miró y es en todo lo que pienso – ojos bonitos.

Él acaricia mi cabello con calma y me sonríe, mi cabeza está en su regazo y yo no dejo de mirarlo y comparar sus ojos, en el mismo tono celeste lleno de nubes, con eso que se alza sobre nosotros pasando el gran árbol de Sakura que nos da un poco de sombra ante el intenso sol en el jardín del pueblo chamán.

Azul levanta su cabeza para observar el cristalino río frente a nosotros y se deleita observando los peces como lo hace diariamente.

—¿Qué tanto, miras, mocosa?

Mi yo de 5 años se sonroja y encoje un poco, a pesar de que era tal vez más audaz que mi yo de ahora, está completamente embobada por el apuesto niño de ojos cielo.

—Que estas feo — respondo rápidamente.

—Fea tú — me saca la lengua y continúa acariciando mi cabello.

Hoy es la primera vez que hace algo como eso y yo de repente me puse tímida ante su acto. Yo siempre era la que se tiraba sobre él, la que lo abrazaba y besaba como si fuera mi nuevo juguete. Él se sorprendía cada vez que yo hacía algo como eso y también se enojaba un poco, pero ambas cosas solo hacían que a mi yo de 5 años quisiera seguir haciéndolo una y otra vez. Cada vez que yo le daba afecto, se tensaba como si no estuviera acostumbrado a eso, pero en poco tiempo pareció empezar a acosumbrarse aunque se ponia inquieto.

Hasta que hoy, después de tantos encuentros, él fue el que hizo un gesto de cariño hacia mí y yo estaba más que feliz y asombrada por el acto.

Al día siguiente de conocernos volví aquí esperándome encontrarlo, aun con las protestas de Hak, y así lo hice, me lo encontré y desde entonces todos los días nos encontrábamos en secreto bajo ese árbol, aunque yo nunca entendí porque no le podíamos decir a nadie.

—¿Mañana?

—Sí, mañana también.

—Bien — sonreí feliz, porque me hacía feliz el volver a verlo.

Llevábamos 3 semanas encontrándonos en el mismo lugar a escondida de todos, bueno no de todos... Hak me vigilaba desde una distancia prudente y Yona lo acompañaba.

—Pero no le puedes decir a nadie ¿vale? —me señaló con su dedo como si fuese una pequeña reprimenda.

—Pero...

—Sé que ellos dos saben, pero más nadie cornudita. Nadie puede saber que nos encontramos.

—¿Por qué? —había hecho esta pregunta miles de veces y él siempre la evitaba. — somos amigos.

—Eres una Zhard ¿no?

Me dice mientras me toma por las axilas para levantarme y sentarme propiamente en su regazo, este nuevo acto me coloró un poco más.

El Chico de la Venda en los ojos I & II (Satoru Gojo x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora