{57}

818 73 52
                                    

❅[A]❅

—Querida...

Él sonríe infame mostrándome su blanca dentadura, se divierte con mi rostro lleno en lágrimas como si fuera su atracción favorita.

Lo detesto...

A veces intento encontrarle el lado bueno al sádico del abuelo, tratar de entender porque es como es y porque ha sido como ha sido conmigo y mi madre, porque me alejo de mis padres, porque es tan imbécil, porque hace todo lo que hace, pero ahora...

Si pudiera romperlo en pedazos lo haría, porque...

Lo recuerdo todo.

Aunque aun no entendía el por qué de tantos encuentros...

Recordaba desde que lo conocí, al niño albino de ojos bonitos que me gustó al instante, el niño que me trataba como una princesa a pesar de ser un poco gruñón. Desde que nos encontraron bajo aquel árbol e intentaron separarnos en una riña interminable. Recuerdo todos nuestros encuentros, edad tras edad, como lo conocía una y otra vez, como me enamoraba de forma ilusa de él cada vez como si mi corazón lo reconociera al instante a pesar de que la razón o algo en mi cerebro me pedía alejarme. Y así, como recuerdo todo eso, también recuerdo toda la manipulación y la tortura que me aguanté para olvidarlo o pensar que él me abandonó como todos y cuando por fin pudo controlarme a través de ordenes por el maldito pacto.... todas esas veces que me dijo que me olvidara de Satoru.

Como si eso no fuese suficiente, él ahora pretendía casarme con mi tátara abuelo para separarme de él.

¿Hasta donde puede llegar la locura de un hombre?

Porque esto es una locura sin justificación.

Cuando aparecí en medio del comedor en el cual él y Mundok, el abuelo de Hak, compartían el almuerzo... él solo se río de mí porque como siempre él lo sabe todo y aunque le hubiese ocultado que Satoru se escapó de la caja... por su lindo rostro parecía saber que pronto lo recordaría o más bien que ya lo hice.

—Niña ¿Estas bien?

Mundok pregunta, pero sé que el también sabe... tal vez hasta Hak y no los culpo porque tendrán sus razones, pero igual estoy enojada.

Niego con la cabeza en señal de no querer hablar y el abuelo le hace una señal con la mano de que deje la cosa.

—Mundok, Androssi y yo necesitamos hablar a solas — ordena y él obedece pero en medio de una protesta.

—No seas tan...

—Es mi nieta.

Sin más decir el viejo canoso suspira frustrado negando con la cabeza y sale de la habitación, dejándonos solos a nosotros dos en esas 4 paredes que se estaban poniendo cada vez más lúgubres.

—Siéntate

Ordena mi abuelo, señalando el zabuton* frente a mí, el cual estaba al otro lado de la mesa y justo frente a su puesto.

—No quiero sentarme — solté grosera.

Lo último que quería hacer en este momento era sentarme.

—Jum — recarga su mentón sobre su mano sin dejar de mirarme en son divertido — por la molestia en tu rostro supongo que ya recordaste todo. Vamos siéntate, sabes que no puedes matarme — señala nuevamente el puesto en la mesa, mientras sonríe con su estúpida sonrisa de comercial — no pongas esa cara te saldrán arrugas.

—Te odio — suelto en un mohín mientras me siento porque si no lo hago él lo ordenará en cualquier momento — quiero matarte.

—Lo sé, pero no puedes y eso es lo divertido del asunto — inclina su cabeza de forma juguetona sobre su mano y muestra una sonrisa aún más irritante como si eso fuese posible.

El Chico de la Venda en los ojos I & II (Satoru Gojo x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora