P. v

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El cavalier rojo se aparcó a unos metros del gimnasio en Gayang. Marrie se miró en el espejo, tenía un poco corrido el labial, del mismo color que el auto y que su falda de tubo cuatro dedos arriba de la rodilla que dejaba ver esas piernas bien tonificadas luego de tantos años en el servicio, persiguiendo criminales y usando tacones altos como los que llevaba en ese momento, a juego con la falda y el lápiz labial. 

Se había soltado el cabello por primera vez en años, después de todo en esos momentos no era más que una simple civil inocente que iba a pedir informes a un gimnasio. O al menos ese era el plan. Entrar y hablar con la primera persona que encontrara, si esta resultaba ser Hoseok, pues qué mejor para ella. 

Después de todo había conducido desde su casa en Seongsan para llegar hasta allí, cuando menos esperaba llevarse un avance en su investigación en cubierto. 

Pensó en ello durante dos días y tres noches. Lo que hacía podía costarle su carrera, podría perder su placa y ser despedida definitivamente. Pero también podría traerle la gloria, si resolvía el caso y probaba tener la razón, entonces Park sería echado y su incompetente jefe sería destituido también. De igual manera perder el empleo ya no le asustaba como antes, se habían deshecho tan fácil de ella en cuanto empezó a ser una amenaza que ya no le quedaban muchas ganas de pertenecer a una organización tan insensible, a la cual no le importaba mucho si había mujeres muriendo alrededor siempre que no llamara la atención del público general.

Marrie estaba asqueada. Sabía que la policía no era buena, que en el mundo siempre eran los malos los que estaban a cargo, pero tenía esta fantasía infantil que le hacía creer que ella podría cambiarlo si se esforzaba lo suficiente. El pensar de esa forma la llevó a ese lugar, estacionada con la luz del ocaso bañándola de amarillo y naranja mientras las manos le sudaban, listas para abrir la puerta del auto e ir a enfrentar a su sospechoso.

Realmente no tenía un plan fijo, simplemente decidió que ya había tenido suficiente así que se vistió, se maquilló y arregló lo más posible con tal de ir presentarse en el gimnasio. Aunque, ahora que lo pensaba bien, aquello no tenía mucho sentido. Si aquel tipo era el asesino -y Yoon estaba segura que lo era-, no era seguro que se metería con ella. No parecía ser una mujer vulnerable, era demasiado mayor para hacerse pasar por estudiante y estaba muy arreglada para parecer sexo servidora. O al menos no del tipo que el asesino buscaba.

—Vine hasta aquí para nada —suspiró, recargando su cabeza contra el volante del auto.

No lo había planeado bien, se dejó llevar el impulso a pesar de haber reflexionado sobre esta decisión durante noches enteras. Lo mejor era regresar a casa a darle de comer al mezquino gato de tres colores y entonces planearía su ataque con más calma, tenía mucho tiempo y ninguna distracción que pudiera desviarla de su objetivo.

Encendió el auto, lista para marcharse a su casa cuando él salió. Le sonrió a alguien desde la entrada del gimnasio y después caminó tranquilamente hasta su furgoneta negra como la noche que empezaba a abrirse paso en el cielo. Marrie vio aquello como una señal de Dios, tal vez no necesitaba un plan, simplemente seguiría al tipo hasta donde él la llevará, si tenía suerte lo atraparía con las manos en la mesa... O tal vez simplemente la haría perder el tiempo, pero en esos momentos ella tenía mucho y no pasaba nada si lo desperdiciaba con él.

Lee condujo y Marrie lo siguió a una distancia prudencial, el auto de Hoseok era particularmente llamativo, mientras que el de Yoon se mezclaba fácilmente con los demás, lo cual era un tanto irónico teniendo en cuenta el rojo brillante de su auto. El vehículo de Lee era sospechoso, como salido de una película de terror, era el típico auto que conduce un asesino. Y aunque a Marrie su trabajo le enseñó que no debía dejarse llevar por las primeras impresiones, no podía dejar de considerar aquel detalle como una prueba irrefutable de la culpabilidad de Lee.

Peek-a-boo || Lee HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora