Peek-a-boo || Lee Hoseok

A. vi

⚠Este capítulo contiene escenas sexuales semi explícitas⚠

Marrie miraba atentamente a Hoseok, estudiando todos sus movimientos, como si la manera en que le colocaba leche al café fuera a revelar que él era el psicópata que ella esperaba que fuese. Sentado bajo la luz blanca de aquella cafetería de baja categoría, Yoon debía admitir que el trabajo se le estaba haciendo bastante fácil porque él era muy guapo. Incluso si todo en su persona le causaba asco y repudio de tan sólo imaginar que Hoseok era culpable de la muerte de aquellas cinco mujeres.

Tal vez en otras circunstancias de verdad se hubiera fijado en él. Aunque no era su tipo en realidad pero era lo suficientemente atractivo para atraer su mirada. Su ser ya había emitido un juicio, de un modo u otro odiaba a Lee, su sola presencia era desagradable para ella y lo era todavía más porque tenía que jugar a ese jueguito de extranjera atrevida que estaba coqueteando con el tipo que acababa de conocer por casualidad.

La comida le sabía amarga, incluso si había endulzado su café más de lo que acostumbraba, seguía sabiéndole terriblemente amargo. Ni que decir de la rebanada de pastel de chocolate que pidió, sabía como el carbón. La cobertura de chocolate se pegaba en su lengua, como alquitrán y le calaba en la garganta. Y podía disimular, hacía como si nada pasara. Hasta sonreía y se reía de los estúpidos chistes que el contrario hacía de vez en cuando.

Era un completo idiota, Marrie no veía la hora para mandarlo a la cárcel y dejarlo pudriéndose en una celda. O mínimo para poder irse a su casa con su gato sin nombre. Pudo haberse ido antes, cuando pagó por las tontas galletas de avena que ni siquiera se iba a comer porque odiaba la avena pero que compró para complacer a Lee. Cuando este le preguntó qué iba a hacer esa noche, ella pudo inventar que tenía un compromiso. Una cita, trabajo que hacer, una salida con sus amigos, cualquier mentira serviría para alejarse de aquel tipejo.

Mas Marrie quiso seguir con su juego de agente encubierto y se fue con él a esa cafetería a unos metros de la tienda de conveniencia. Lee seguía parloteando en aquel inglés raro que apenas lograba entender pues su acento lo hacía difícil y la falta de atención de Marrie lo empeoraba, de todo lo que él decía, ella sólo entendía menos de la mitad. Tampoco era que le importase, después de todo Lee no le estaba diciendo nada interesante.

Se limitaba a sonreír y asentir cuando lo creía necesario, esas simples respuestas parecían bastarle al contrario así que Marrie seguía yendo por ese rumbo, esperando que él no hiciera ninguna pregunta que ella no pudiera responder por no estar escuchando y dejará al descubierto su falta de interés.

-¿Cuál es tu trabajo? -la pregunta vino después de un rato, tomando por sorpresa a Marrie.

-¿Te refieres a qué me dedico? -era obvio que Hoseok apenas podía seguirle el ritmo a su nivel de inglés-. Estoy en una empresa extranjera, me trajeron de intercambio -Yoon se aseguraba de hablar lento, dándole oportunidad a Lee de entender sus palabras.

-Entiendo.

-¿Qué hay de ti? -entrelazó sus manos por encima de la mesa, mirándolo con interés fingido porque ella ya sabía a qué se dedicaba.

-Tengo un gimnasio.

-Se te nota.

La sonrisa traviesa de Marrie descolocó a Hoseok, ella era tan descarada en sus intenciones. No parecía reparar en el pudor o en las normas sociales cuando le coqueteaba con tanta facilidad, sin disimular en lo más mínimo. Y aunque le asustaba porque estaba acostumbrado a las mujeres tímidas y calladas, tampoco podía decir que le desagradaba. Todo lo contrario, cuanto más descarada era ella, más atraído se sentía.