- ¿Qué? –Pregunté algo dudoso- ¿A qué te refieres?
-Soy la representación de tu deseo asesino.
***
Me paralicé pero, no de miedo, sino por el desconcierto. ¿Deseo asesino, yo?, simplemente era algo difícil de digerir, tanto que quise negarlo por un momento, pero resultó inútil.
-Debes estar confundido, yo no tengo deseos de matar.
-¿Crees que soy un fantasma un busca de su presa?, pues no, soy la representación de algo que sucede en tu mente.
De repente ví las luces de otro auto al cual, un segundo después choqué accidentalmente a una velocidad de ochenta kilómetros por hora.
-¿Estás bien? –Pregunté gritando luego de que los dos vehículos se detuvieran.-
De la nada, salió una chica rubia, más o menos de mi edad, bien bronceada y con un abrigo de lana.
- ¿Eres idiota? –Me reprochó la chica.- ¿No vés el camino cuando conduces?
- Lo siento, me distraje un momento.
- Si, me di cuenta.
- ¿La furgoneta es tuya?
- No, es de mi papá que cuando vea ésto va a matarme.
- ¿Cómo te llamas?
- Audrey.
- Entonces, Audrey, si quieres puedo ir a tu casa a decirle a tu padre que yo abollé la furgoneta.
- ¿Lo harías? –Dudó un poco.-
-Claro, después de todo fué mi culpa.
- De acuerdo, sígueme, es por aquí en la carretera.
Entónces cada uno se subió a su vehículo y comencé a seguir a Audrey hasta su casa, con la fiel compañía de aquel que decía ser parte de mí.
- Oye, si vas a seguirme adonde vaya –dije ya con toda confianza- debo nombrarte de alguna forma.
- Llámame como desees, me dá igual.
- Ok –me detuve un instante para pensar- te llamaré Jeff; ya casi todos me llaman Jeffrey, además si alguien me escucha hablar parecerá que hablo solo.
- Me dá lo mismo, no soy un amigo imaginario, mi objetivo es que no te niegues a matar.
- No me importa si quieres que asesine, me niego rotundamente a hacerte caso, solo eres una aparición sin importancia.
***
De repente veo una casa quemándose y la furgoneta frenando de un golpe seco.
- Audrey ¿Qué sucede? –Casi grito eufórico-
- ¡Toda mi familia está adentro!
- Espera, toma el mata fuegos, yo buscaré el hacha para abrir la puerta.
Llegando a la parte trasera del auto vi al espectro por el espejo retrovisor
- ¿Con qué soy un simple espectro sin poder? Te demostraré que puedo hacer que mates.
De repente sentí como la sensación que Jeff provocaba explotaba dentro de mí. Cuando alcance a ver el hacha todo se comenzó a ver borroso; Jeff estaba tomando el control hasta que perdí la conciencia.